Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

sábado, 30 de julio de 2011

MAS SOBRE EL "20-N" ELECTORAL.

Como no podía ser menos, la convocatoria de elecciones para el 20-N sigue trayendo cola. Y lo que te rondaré, morena.

Al poco tiempo de haber publicado mi entrada de ayer a ese propósito, los comentarios aportaban nuevas líneas para el debate. Y, como suelo hacer en estos casos, para evitarles el mareo de andar rebuscando, los transcribo a continuación:

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Soldado Vikingo dijo...

Lo de Oslo ha sido aprovechado para criminalizar a todo aquel que esté en contra de la inmigración como fenómeno social y defienda postulados "ultras", así que la convocatoria de elecciones para el 20-N no me sorprende.

Y otro problema: con la nueva ley electoral, ¿podrá presentarse algún partido del área?.

***

Por supuesto, lo del masonazo noruego, que empezó siendo, -según El Mundo- un nacionalista de extrema derecha, y -según Público- un fundamentalista cristiano, y acabó resultando -Religión en Libertad-, un enemigo de Benedicto XVI, y -véase La Cruz de San Andrés- agnóstico, masón y liberal, le ha venido muy bien al pesebre de los medios de manipulación; esto es: la prensa y los partidos.

El riesgo que veo, como quedó dicho, es que los fouchés de vía no ya estrecha, sino muerta, lo tomen de ejemplo.

Desconozco la nueva Ley Electoral, no se si puede afectar a los partidos nacionales.

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Maite dijo...

Rafael, muy buena y aclaradora entrada. Solo puedo decir que debemos estar alerta a lo que pueda suceder unos días antes de las Elecciones.

Avisados estamos.

Que nos nos coja desprevenidos como el 11-M. Esta gentuza es capaz de todo.

Un abrazo.

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Gracias, Maite.

Lo que en una sociedad sana y normal sería inimaginable, en esta sociedad plebeya, esnob y guerracivilista no lo es tanto.

Un abrazo.

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Rafa España dijo...

Maite dijo:

"...debemos estar alerta a lo que pueda suceder unos días antes de las Elecciones".

Yo, de momento, no pienso moverme en "cercanías".

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Ahí está el asunto, Rafa: en los cercanías, en los autobuses, en el metro... O en cualquier parque, o centro comercial, o...

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Tío Chinto de Couzadoiro dijo...

Con tal de ganar las próximas elecciones generales, considero a Rubalcaba capaz de todo. Y, al decir de todo, quiero decir de todo, sin lugar a la duda.

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Don Alfredo está fuera de toda duda. Sigue -ha seguido siempre- la idea fundamental del zapaterismo: como sea.

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Alvaro Romero Ferreiro dijo...

Toda la razón Rafael, pero me surge una duda o dilema. Ese fin de semana, nosotros DEBEMOS hacer lo que hacemos siempre; rendir homenaje a nuestros muertos más insignes. Si lo hacemos o lo intentamos, como creo que debiera de ser nuestra intención, sé que estamos haciendo lo que ZP y RuGALcaba necesitan esa semana.....tensión y que se pronuncien sobre ella sus contrincantes politicos, que como todos sabemos se nutren de un franquismo sociológico bastante importante.¿Que hacemos?¿ dejamos nuestros homenajes porque benefician a ZP y perjudican a Rajoy?...un lio que tenemos unos meses para dilucidar y me temo que aparte de la tensión generará, hagamos lo que hagamos, nuevas divisiones en el patriotismo.

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Es complicado, Álvaro, y no me gustaría estar en la piel de quien deba tomar la decisión.

Como el día 20 es de jornada electoral, prohibirán sin duda cualquier tipo de acto. Si fuéramos socialistas podríamos hacerlos, ya se vío el 13 de marzo aquél; pero nosotros no podremos. Convocar algo para ese día supone barud seguro.

Para convocar algo hay -creo- dos opciones: hacerlo el domingo anterior, en plena campaña electoral lo cual garantizaría, de cumplirse la Ley, la autorización; o hacerlo el domingo después, ya pasado de fecha, pero sin excusas legales para prohibir.

A mi no me preocupa tanto el hecho de que cualquier barullo pueda perjudicar a Rajoy -me da igual quien gane, ninguno es preferible al otro-, pero si me importa lo que pueda ocurrirle a los nuestros.

Lo que me preocupa, es que los hábiles provocadores y manipuladores puedan arrastrar grupos de nacionales para armar jaleo, y lo que se pueda seguir de ello: desde la cárcel para los participantes, hasta la ilegalización para los partidos, participen o no.

Los -digámoslo así- fachas, solemos ser, salvo las excepciones a que haya lugar, buena gente; gente que confía en cualquiera que se le acerque gritando !Franco, Franco! o ¡Arriba España!. Gente que tiene la sangre caliente -no como el pez frío pepero-, y que se sube a la parra con facilidad.

Y con esos ingredientes, los manipuladores pueden lograr maravillas. Ya nos advirtió José Antonio sobre la ardorosa ingenuidad.

Que no nos lleven por donde quieran, sino que vayamos por donde nos de la gana.

viernes, 29 de julio de 2011

SOBRE EL 2O-N DE RODRÍGUEZ Y PÉREZ.

Sabido es que mi opinión, ya expresada hace unos días, era que no habría adelanto electoral salvo que ocurriese algo que diera esperanzas al PSOE.

Cierto que los datos oficiales dicen que el paro ha vuelto a bajar, y que las encuestas del CIS decían que se había recortado la ventaja del PP a sólo siete puntos. Pero ambas cosas no me parecen suficientemente significativas, ni tan prometedoras como para liarse la manta a las urnas y echar las patas electorales por alto.

Si me parece significativa la fecha elegida; ese día como cualquier otro, en definición del señor Rodríguez, que en el hecho de referirse a ello ya demuestra que es diferente. Temo que acierte de pleno mi camarada Rafa España, cuando se pregunta si buscan "tensión" -la que el señor Gabilondo le aconsejaba a Zapatero a micrófono erróneamente abierto-, y si pretenden crear un clima propicio sacando a pasear a sus hordas antifas, borrokas, antisistema e indignadas de banderilla morada.

Pienso que acierta, y pienso que, además, ya lo han avisado. A su modo subliminal y chanchullero, pero lo han avisado, y El Plural lo remachaba: El PSOE piensa que “estamos en el camino a la mayor sorpresa de la historia de la democracia.”

La sorpresa del 14-M-2004 ya sabemos por dónde salió, así es que es de temer lo peor. Y como es impensable un atentado etarra antes de las elecciones -despues ya se verá-, y tampoco parece probable que los musulmanes desaforados deseen perder de vista al socialismo, la forma de tensionar -valga el palabro del señor Gabilondo, el periodista marrullero, no el fraile rebotado a ministro- debe ir por lo que señala Rafa España.

Además, puede que la reciente matanza del masón noruego le haya ofrecido ideas a algún iluminado de los que pululan por las covachas de agitadores y provocadores a sueldo de nadie sabe quien, pero todos lo imaginamos.

¿A que a los progres guerracivilistas y memohistéricos le vendría de perlas una buena movida de la que se pudiera culpar a lo que llaman ultraderecha?

Y, por favor, que nadie me tome a broma, porque lo digo muy en serio. Valga también como ruego de la máxima cautela a todos los camaradas, más o menos fogosos y más o menos influenciables.

Conozco lo suficiente -y no es más que una milésima de lo que otros camaradas podrían atestiguar- para saber cómo se las gastan los agitadores y provocadores.

SOBRE EL TRABAJO AJENO.

Trabajo ajeno sobre el que me reclama respeto, en comentario que transcribo, el autor de la caricatura del señor Pérez Rubalcaba que publiqué en mi entrada de hace unos días:

***

KIKELIN ha dejado un nuevo comentario en su entrada SOBRE LA POLÍTICA "DISTINTA":

Son condiciones "sine qua non" para publicar mis caricaturas sin ánimo de lucro:

1º Solicitar mi autorización

2º Citarme como autor

3º Enlazar mi blog

¡Un poco de respeto por mi trabajo, por favor!

***

Bien, señor KIKELIN: en primer lugar, le ruego acepte mis disculpas.

En segundo, que tenga a bien admitir mis explicaciones: su caricatura me llegó en un PPS junto a otras muchas. Ignoro si eran todas de usted o procedían de varios autores, pero si puedo asegurar que en ningún sitio vi más referencia al autor que la firma -que, lógicamente, he respetado, como no podía ser menos-; ni se establecían condiciones para su difusión.

No he sido yo, por tanto, quien ha ido a su blog -que no tenía el gusto de conocer hasta recibir su comentario- a saquear su trabajo, ni tenía referencia de las condiciones que usted establece.

En todo caso, la caricatura ya ha sido retirada de mi diario, indicando que siguiendo el oportuno enlace pueden verla en el emplazamiento original; esto es, en su blog.

Los habituales que me siguen saben que siempre cito las fuentes, los autores y los enlaces, siempre y cuando tenga esos datos.

Como todo lo dicho es explicación, y no excusa, le ruego nuevamente acepte mis disculpas y -en la medida que valga- la reparación efectuada al retirar su obra de mi blog y enlazar un aviso al suyo en el lugar que antes ocupaba su caricatura.

Espero que esto baste para satisfacer su legítima reclamación.

martes, 26 de julio de 2011

SOBRE LAS CIVILIZACIONES LIADAS.

Ya puestos, y dado que viene al pelo de lo que decía ayer, aquí les dejo unas recomendaciones del doctor Aid Ibn Abdullah Al Qarni, muy bien considerado en Arabia Saudí, que las hace públicas en un libro que -dice El País, que es de donde tomo la información- se vende en librerías y mercadillos cercanos a las mezquitas instaladas en España.

***

- "La mujer virtuosa trata a su marido amablemente y le obedece. El mensajero de Allah alabó a tales mujeres y las consideró como las mujeres ideales que los hombres deben apreciar... Sé esa mujer y serás feliz".

- "Hazle caso [al marido] y obedécele pues la complacencia trae tranquilidad y la obediencia al marido complace a Allah; asegúrate de lucir y oler bien, no debe ver ni oler nada feo en ti; prepárale la comida a tiempo y mantén silencio cuando duerma pues el hambre es como las llamas que arden y si lo molestas en su sueño harás que se enfade".

- "El sistema familiar islámico es lo mejor para la mujer porque por naturaleza permanece en el hogar cuidando y educando a sus hijos [...]. Permanece en el hogar y no lo dejes excepto por razones serias y necesarias [...]. No gastes tu tiempo escuchando canciones o mirando novelas"

- "Ten cuidado de imitar a las mujeres inmorales. Un Hadiz dice: 'Allah maldice a los hombres que imitan a las mujeres y a las mujeres que imitan a los hombres. Ten cuidado de estar a solas con un hombre no familiar, viajar sin hombre familiar, perder la modestia y el pudor, no vestir correctamente... ¿Puede ser feliz la mujer que muestra su belleza a los perros salvajes y ostenta sus encantos a los lobos?"

- "No te dejes engañar por Occidente y sus ideas y modas. Todo es un truco que solo pretende alejarnos de nuestra religión gradualmente para quitarnos nuestra riqueza".

- "Las mujeres occidentales que salen a trabajar sin necesidad son responsables de la inestabilidad que sufre la institución familiar".

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Como ya no está de moda Santiago Matamoros, y si lo está la multiculturalidad -siempre que la cultura sojuzgada y pisoteada sea la nuestra, la cristiana y occidental-, me hará sumamente feliz ver cómo las hembristas modernas, progres y multiculturales, se adaptan a la religión de paz, que tanto las considera y tan ventajosamente las trata.

Creo que me repito, pero no lo puedo -ni quiero- evitar: me lo voy a pasar teta.

lunes, 25 de julio de 2011

SOBRE OTRA FORMA DE VERLO.

Y, a decir verdad, mucho más exacta y apropiada a la circunstancia actual, la que refleja en esta viñeta mi camarada Jota F.


SOBRE EL PATRON DE ESPAÑA.

Que es hoy, además de todas esas monsergas de puente -que no lo es-, y de fiesta que, en el sentido que hoy se le da al término, tampoco.

Hoy es el Patrón de España, y precisamente por algo nada bien visto en la actualidad: por su faceta de Santiago Matamoros, porque en los tiempos en que las civilizaciones no estaban aliadas -ni liadas-, allá que se fue a repartir cintarazos contra los sarracenos para recuperar España. La España invadida, sojuzgada, ocupada, esclavizada... ¡Coño, si parece que hablo de hoy!

En fin, que como hoy es la fiesta del Santo Patrón de España, y como doña Carmen Chacón no permite que los soldados de España le rindan homenaje, ni que suenen las notas del Himno Nacional en su honor, aquí, en este rinconcito del Imperio Nacionalsindicalista de mi casa en Internet, si que va a sonar.

En honor al Patrón y en honor a la España que aun era capaz -y lo que duró cuando cogió impulso- de repartir mandobles a quien lo hubiera menester.

domingo, 24 de julio de 2011

SOBRE LAS "REDES" DE ALFREDO.

El candidato Alfredo, ya se supone, que ha declarado -según El Plural- que los partidos no podemos servir de red de seguridad a los corruptos.

Me encanta saberlo, y espero con impaciencia las medidas de don Alfredo acerca de cosillas como las que cito -simples titulares- a continuación:

La Gaceta: Chaves adjudicó 50 contratos a una empresa vinculada a la Junta.

La Gaceta: Elena Espinosa pagó 12 millones de euros en contratos a su antigua empresa.

La Gaceta: Zapatero volvió a utilizar un avión militar para ir a un mitin en Barcelona.

La Gaceta: Iglesias adjudicó irregularmente un contrato de 41 millones.

La Gaceta: 2011-01-03-Bono ocultó haber recibido un coche de 80.000 euros de El Pocero.

La Gaceta: Una ONG para refugiados afín al PSOE ‘extravía’ 370.000 euros de una subvención.

El Mundo: La Junta eleva a 146 los casos de irregularidades detectadas en los ERE investigados.

El Mundo: La Junta dio contratos por 5,9 millones de euros a socios de Iván Chaves.

Público: La Policía destapa el desmadre en el reparto de los ERE.

La Gaceta: El PSOE de Écija justifica a Chaves “¿Qué importa que coja 4 perras.

La Gaceta: Aído fraccionó contratos de Igualdad para burlar la ley y otorgarlos ‘a dedo’.

Minuto Digital: El marido de Carmen Chacón gana el concurso publicitario de Loterías y Apuestas.

El Imparcial: Una asociación acusa a Zerolo de llevarse el botín del dinero del Gobierno para el SIDA.

Por supuesto, también los demás tienen motivos de silencio; pero ahora me atengo a las manifestaciones del candidato Alfredo, a sus redes y a sus corrupciones.

sábado, 23 de julio de 2011

SOBRE EL VALOR DE LOS PISOS.

Detalle que -cuenta El País- no tendrán que declarar los parlamentarios, se trate de pisos, de locales comerciales, de naves industriales o de cualquier clase de inmueble.

¡Coño, señor Bono, por qué poquico.!

SOBRE UNAS PALARAS HISTORICAS.

PALABRAS DE SU ALTEZA REAL EL PRINCIPE DON JUAN CARLOS DE BORBON Y BORBON, PRONUNCIADAS ANTE EL PLENO DE LAS CORTES ESPAÑOLAS EL DIA 23 DE JULIO DE 1969

Mi General,
Señores ministros, Señores Procuradores:
Plenamente consciente de la responsabilidad que asumo, acabo de jurar, como Sucesor, a título de Rey, lealtad a su Excelencia el Jefe del Estado y fidelidad a los Principios del Movimiento Nacional y Leyes Fundamentales del Reino.
Quiero expresar, en primer lugar, que recibo de Su Excelencia el Jefe del Estado y Generalísimo Franco, la legitimidad política surgida el 18 de julio de 1936, en medio de tantos sacrificios, de tantos sufrimientos, tristes pero necesarios, para que nuestra Patria encauzase de nuevo su destino.
CIMIENTOS PARA EL FUTURO
España, en estos últimos años, ha recorrido un importantísimo camino bajo la dirección de Vuestra Excelencia. La paz que hemos vivido, los grandes progresos que en todos los ordenes se han realizado, el establecimiento de los fundamentos de una Política Social son cimientos para nuestro futuro. El haber encontrado el camino auténtico y el marcar la clara dirección de nuestro porvenir, son la obra del hombre excepcional que España ha tenido la inmensa fortuna de que haya sido y siga siendo por muchos años, el rector de nuestra política.
Pertenezco, por linea directa, a la Casa Real española y, en mi familia, por designios de la Providencia, se han unido las dos ramas. Confío en ser digno continuador de quienes me precedieron.
SERVICIO A ESPAÑA
Deseo servir a mi país en cauce normal de la función publica, y quiero para nuestro pueblo: progreso, desarrollo, unidad, justicia, libertad y grandeza, y esto solo será posible si se mantiene la paz interior. He de ser el primer servidor de la Patria en la tarea de que nuestra España sea un Reino de justicia y de paz. El concepto de justicia es imprescindible para una convivencia humana, cuyas tensiones sean solubles en la ley y se logren dentro de una coexistencia cívica en libertad y orden.
Ha sido preocupación fundamental de la política española en estos años la promoción del bienestar en el trabajo, pues no puede haber un pueblo grande y unido sin solidaridad nacida de la Justicia Social. En este campo nunca nos sentiremos satisfechos.
Las mas puras esencias de nuestra gloriosa tradición deberán ser siempre mantenidas, pero sin que el culto al pasado nos frene en la evolución de una sociedad que se transforma con ritmo vertiginoso en esta era apasionante en que vivimos. La tradición no puede ni debe ser estática: hay que mejorar cada día.
Nuestra concepción cristiana de la vida, la dignidad de la persona humana como portadora de valores eternos, son base y, a la vez, fines de la responsabilidad del gobernante en los distintos niveles de mando.
CERCA DE LA JUVENTUD
Estoy muy cerca de la juventud. Admiro en ella , y comparto, su deseo de buscar un mundo mas auténtico y mejor. Sé que en la rebeldía que a tanto nos preocupa, esta viva la mejor generosidad de los que quieren un futuro abierto, muchas veces con sueños irrealizables, pero siempre con la noble aspiración de lo mejor para el pueblo.
Tengo gran fe en los destinos de nuestra Patria. España será lo que todos y cada uno de los españoles queramos que sea, y estoy seguro de que alcanzará cuantas metas se proponga, por altas que éstas sean.
La monarquía puede debe ser un instrumento eficaz como sistema político si se sabe mantener un justo y verdadero equilibrio de poderes y se arraiga en la vida auténtica del pueblo español.
A las Cortes Españolas, representación de nuestro pueblo y herederas del mejor espíritu de participación popular en el Gobierno, les expreso mi gratitud. El juramento solemne ante vosotros de cumplir fielmente con mis deberes constitucionales es cuanto puedo hacer en esta hora de la Historia de España.
CUMPLIMIENTO DEL DEBER
Mi General: Desde que comencé mi aprendizaje de servicio a la Patria me he comprometido a hacer del cumplimiento del deber una exigencia imperativa de conciencia. A pesar de los grandes sacrificios que esta tarea pueda proporcionarme estoy seguro de que "mi pulso no temblará" para hacer cuanto fuese preciso en defensa de los Principios y Leyes que acabo de jurar.
En esta hora pido a Dios su ayuda, y no dudo que El nos concederá si, como estoy seguro, con nuestra conducta y nuestro trabajo nos hacemos merecedores de ella.
(Por gentileza de Rafa España)

viernes, 22 de julio de 2011

SOBRE LAS COMPARACIONES ODIOSAS.

Que de tal ha calificado el candidato Alfredo la que se realiza entre los casos Gürtel y Faisán.

Y, desde luego, con razón. Porque, aunque la corrupción es uno de los más repugnantes delitos en un político, la colaboración con el terrorismo desde el Gobierno es un crimen de Estado, merecedor -en cualquier país civilizado- de la horca.

jueves, 21 de julio de 2011

SOBRE LA PIEDRA DE TOQUE.

La que acaba de proporcionar el Congreso -mejor dicho, PSOE y CiU de la manita- al autoproclamado como futuro Presidente del Gobierno, don Mariano Rajoy. Hoy -tomo la noticia de El País, pero en cualquier periódico está- ha sido aprobada definitivamente la reforma de las pensiones, que obligará a trabajar hasta los 67 años, y a cotizar al menos 37.

Esta reforma no ha sido admitida por el PP, que más de una vez la ha calificado de recorte de los derechos de los trabajadores.

Y, como quiera que estamos en precampaña electoral, y que las elecciones generales están a la vuelta de siete meses, este sería un momento excepcional para que el señor Rajoy declarase su decidida voluntad de anular esta reforma en cuanto llegue al Gobierno.

¿A que no lo hace?

miércoles, 20 de julio de 2011

SOBRE UN SUICIDIO ANUNCIADO.

El de don Salvador Allende, que los pijoprogres, los rojimierdas y los tontolabas del ancho mundo siempre han considerado como una mentira de la llamada dictadura del General Don Augusto Pinochet.

Tan es así, que hace poco exhumaron sus restos para proceder a una auptosia con todas las garantías democráticas, esperando encontrar pruebas de un asesinato que les diera las razones que no tenían.

Y resulta -lo ha declarado su propia hija- que de la referida auptosia de desprende que el señor Allende se suicidó. De verdad, él solito, por su propia mano, sin siquiera recibir los cuidados paliativos del señor Montes, tenido por médico entre el socialismo, ni las ayudas para la muerte digna y pasaporte veloz de doña Leire.

Parace ser, por tanto -la noticia en 20 Minutos- que todos estos pijoprogres, rojimierdas y tontolabas, amén del nutridísimo grupo de los imbéciles universales, deberán pedir perdón por las infamias, calumnias, y falsedades regurgitadas durante más de tres décadas sobre don Augusto Pinochet y su Gobierno.

Acontecimiento que esperaré cómodamente sentado, porque para reconocer la verdad y disculparse por el error hay que tener un poquito de inteligencia, un algo de sensatez, un tantico de vergüenza, y un bastante de dignidad.

SOBRE COMPENSACIONES.

Cuenta El Mundo que el Tribunal Supremo ha concedido a doña María Piedad F.A., una pensión compensatoria por divorcio de 108.000 euros por haber contribuido con su trabajo doméstico a las cargas familiares durante los 15 años que duró su matrimonio; años en que nunca trabajó fuera de su casa, quedando a cargo del domicilio familiar y de los hijos.

La cantidad referida ha sido calculada a razón de los 600 euros mensuales que hubiera cobrado una empleada de hogar, multiplicada por los 12 meses del año, y por los 15 años de matrimonio.

Pero, si nos ponemos a mercantilizar las situaciones familiares, ¿no habría que calcular, asimismo, lo invertido por el marido en el alojamiento, manutención y vestido de su esposa?

martes, 19 de julio de 2011

SOBRE LAS HERENCIAS.

Dice La Gaceta que Chaves pide al PP que asuma las "herencias negativas" que "para eso han ganado las elecciones."

Cada cosa lo que sea, -y el señor Chaves es un tarugo- la verdad es que tiene razón. No porque lo diga él, sino porque es evidente que los Gobiernos se suceden para lo bueno y para lo malo, y ya nos lo dejó claro José Antonio.

Lo que no esperaba, es que el señor Chaves -por muy tarugo que sea, que lo es- hiciera tan clara confesión de inutilidad; porque si recomienda al PP que apechugue con la que le ha caído, ¿cómo tienen cara de llevar siete años diciendo que la culpa de la crisis la tiene Aznar?

Hay que ser un poquito más consecuentes, señor tarugo Chaves. No se puede estar dos legislaturas echándole los perros al PP, y ahora decirle que trague paquete cuando ustedes no han dejado ni los datos en los discos duros de los ordenadores.

lunes, 18 de julio de 2011

SOBRE PALOS Y VELAS.

Porque así de claro lo dice mi Coronel Flores Thies, en artículo que generosamente me envía, con una entradilla que lo explica bien, y una sugerencia -que para mí es como si fuera orden, y bien gustoso la cumplo- de dar sus palabras a los cuatro vientos, para beneficio de quien necesite luz:

***

Allá va eso. Se acabaron las medias tintas
y que cada palo aguante su vela ¿a que sí?
Si tienes ganas, manda esto por ahí...

***

Hoy es 18 de Julio.

España ha descendido, Ejército incluido, a unos niveles de quiebra de dignidad moral bastante preocupantes. Y que nadie digo que exageramos, porque mañana en ningún acuartelamiento, centro militar, nave o aeronave se tendrá el más mínimo recuerdo a aquellos españoles, indudablemente de otra raza, que sin importarles sacrificios, y exponiendo su vida, evitaron que España se fuera por el sumidero marxista del Frente Popular el 18 de julio de 1936.

Hemos estudiado en los Colegios de Huérfanos cuando todavía no se llamaba CHOE, y allí estábamos los hijos de militares caídos en el frente de combate, pero eran más los hijos de asesinados. En nuestros colegios estaban mis compañeros Lechuga, Sevillano, Velloso, Serichol, Martin Posadillo, Pérez de Vargas... hijos de padres asesinado por aquel individuo al que el rey abraza y besuquea con pasión en cuanto se le pone a tiro; y también Carcaño, Núñez o Mota, hijos y hermano de asesinados en la Mola de Menorca... Porque eran más los hijos de asesinados que de los caídos en acción de guerra. En el colegio de huérfanos de la Armada los hijos de asesinados eran absoluta mayoría.

Ya no hay recuerdo institucional ni para unos ni para otros. Están muertos, bien muertos y no se merecen ni una efemérides en la orden del cuartel, ni media hora de lección de "moral", nada. Y mañana, los de la "Cúpula militar" mirarán para otro lado porque el cargo les va en su triste, sumiso y cobarde silencio. Se volverán a hacer fotos con la ministra que los convoca para ese evento cada dos por tres, y seguirán ordenando la destrucción de nuestro patrimonio militar, heroico e histórico. Y los demás, sin que nada ni nadie les haga reaccionar, disciplinadamente seguirán su ruta profesional sin pensar demasiado.

Pero nosotros, que somos de aquellos que podemos mirarnos a los ojos en el espejo, recordamos, conmemoramos y celebramos aquel 18 de julio. Y recordaremos a marinos y aviadores, a requetés y falangistas, a legionarios, regulares y "simples" soldados de todas las Armas; y recordaremos a los italianos que aquí, en esta ingrata tierra, vinieron a morir, y a los de la "Cóndor" alemanes que, gracias a ellos, el cielo no se convirtió poco después de empezada la guerra en un cielo "rojo" ; y a los portugueses, "viriatos" o simples legionarios; a los rumanos y a los rusos "blancos", estos encuadrados en la legión o en las Banderas de requetés; a aquellos franceses, belgas o ingleses que vinieron a España para defender sus mismos ideales (Rodolfo Herincourt, Peter Kemp...), grupos llamados minoritarios pero de gran valor para nosotros. A todos, porque rezaremos también por los de enfrente, es decir, por aquellos que combatieron con valor cara a cara y no desde la cheka, Paracuellos o los acantilados de Santander. Sí, también rezaremos por los "rojos".

Es el 18 de julio una fecha histórica y ni la cobardía ni las presiones nos harán renunciar a su recuerdo.

¡Arriba España!

Jesús Flores Thies
Coronel de Artillería-retirado

domingo, 17 de julio de 2011

SOBRE 17 DE JULIO.

El 18 de Julio de 1936 es una fecha que todos conocemos. Sobre todo, los rojos, que cada año se esfuerzan más en tenerla presente, en combatirla y en exorcizarla, como si no estuviesen muy seguros de que no vaya a caerles de nuevo sobre el lomo, y como si aún les escocieran las carreras en pelo.

El Alzamiento Nacional del 18 de Julio es una fecha histórica; o sea, es una fecha que quedó en la Historia, que sucedió en su día y allí se quedó. Al menos, hasta que Rodríguez la ha sacado del baúl de los recuerdos y la ha puesto de moda, de plena actualidad.

Evidentemente, el 18 de Julio fue como fue, y eso -pese a rojos y a bobos- no hay quien lo mueva. De igual manera que no hay quien mueva el hecho de que las tropas nacionales vencieron, y las rojas salieron con el rabo entre las patas. Y más de uno, incluso dejándoselo atrás.

Y esto es así -fue así- por mucho que ahora los pijoprogres, los rojazos antediluvianos, los maricomplejines de centro liberal avanzado, y los gilipollas de pelaje variable, pretendan reescribir la Historia.

Por mucho que los unos condenen en el Congreso el golpe de Estado, y los otros pongan el comienzo de la Guerra en el asesinato de Calvo Sotelo, con manifiesto olvido de los otros golpes de Estado -el de 1931- y la Revolución de Asturias -y de Barcelona también, que siempre se olvidan-, de 1934.

Así es que, para solaz de todos los que no pueden vivir sin la Guerra del 1936 a 1939 -que había empezado mucho antes, como queda dicho, y que se empeñan en reeditar-, aquí les pongo como banda sonora el Cara al Sol.

Y la pongo hoy, día 17, porque esta es la fecha real del Alzamiento Nacional, cuando La Legión y los Regulares -las dos unidades más condecoradas del Ejército español-, dijerón allá que vamos y le pusieron un cirio a Sanseacabó.

SOBRE LA EFICACIA DE CHAVEZ.

Cuenta El Mundo que don Hugo Chávez, presidente de Venezuela que fue hace unas semanas a Cuba para tratarse de un cáncer, viajará nuevamente a la isla caribeña para someterse a tratamiento de quimioterapia. Hace un par de días se especulaba con que fuera a seguir dicho tratamiento en Brasil, según informaba La Gaceta.

No es mi estilo -ni el estilo falangista, que pretendo seguir en lo que puedo- el de alegrarse de las enfermedades ajenas, aunque las padezca un individuo al que no aprecio en absoluto. De esta forma, lo que deseo es que el señor Chávez se recupere de su dolencia.

Y sobre todo -por su bien y el de los venezolanos- que no tarde mucho en establecer en su país un sistema sanitario que le evite tener que viajar al extranjero para ir al médico.

sábado, 16 de julio de 2011

SOBRE UN UTILITARISMO INDECOROSO.

Dice 20 Minutos que cuatro de cada diez españoles están a favor de expulsar del país a los inmigrantes en paro. También hay un 80% que piensa que hay demasiados extranjeros. Todo ello, según estudios del Observatorio Español del Racismo y la Xenofobia, del Ministerio de Trabajo e Inmigración.

Como español -ya lo llevo dicho algunas veces- ni puedo ser racista ni puedo ser xenófobo. Como católico, menos aún. Otra cosa es que me manifieste contrario a la inmigración ilegal, que condena a los inmigrantes a la delincuencua o a la explotación, y que defienda la inmediata expulsión de todos ellos.

Pero la postura de este 40% de españoles que pretende echar a los inmigrantes en paro, me parece una aberración. Porque si un ionmigrante está en paro, es porque antes ha trabajado; esto es, porque tiene sus papeles en regla, porque ha tenido su trabajo en regla, y porque ha cotizado a la Seguridad Social. Es decir: el inmigrante en paro -legalmente en paro-, reúne los mismos requisitos que el español en paro. Se le ha permitido la estancia en España, ha trabajado, ha cotizado, ha pagado impuestos. Pedir, después de eso, que se le expulse, es -además de un evidente racismo y una estúpida xenofobia- una injusticia y una inmoralidad: la de utilizar a las personas para nuestro beneficio, y abandonarlas tras exprimirlas.

Injusticia e inmoralidad a las que ha llevado a tantos españoles la estupidez del Observatorio Español del Racismo y la Xenofobia, y el Ministerio de Trabajo e Inmigración, todo sea dicho.

miércoles, 13 de julio de 2011

SOBRE EL PAJARO DEL SEÑOR PEREZ.

Que, en el caso que nos ocupa, no es el melódico canario, ni el socorrido jilguero, ni el exótico periquito sino, más bien, el famoso faisán, travestido de cotorra.

Resulta que el juez Ruz -lo dice El Plural, poco sospechoso de perseguir a su amado Alfredo- ha procesado por colaboración con ETA a los imputados en el ‘caso Faisán’: el exdirector general de la Policía Víctor García Hidalgo, el inspector de la Brigada de Información de Álava y el jefe superior de Policía del País Vasco.

No voy a decir aquí que don Alfredo Pérez Rubalcaba, Ministro del Interior a la sazón, tenga nada que ver en el asunto. No voy a decir que ordenase el chivatazo; no voy a decir que siguiera órdenes para hacerlo, ni que las diera por su cuenta. Líbreme Dios de decir ninguna de esas cosas, ni muchas otras que por esos mundos se han oído, comentado o insinuado.

No voy a decir que don Alfredo Pérez Rubalcaba, Ministro del Interior a la sazón, esté implicado de ninguna manera en el asunto del pajarraco.

Pero si voy a decir que, en cualquier país serio, un Ministro del Interior que no se entera de que sus subordinados más directos colaboran con una banda terrorista, lo único decente que puede hacer es irse a su casa; porque una muestra así de ineptitud y de inoperancia, le incapacitan para cualquier aspiración pública.

SOBRE EL COMPLEJO DE EDIPO.

Que, como es sabido, consiste en el desprecio hacia el progenitor (A , B ó C) del mismo sexo del que lo padece.

¿No les parece a ustedes sintomático que los socialistas muestren claramente este complejo, y don José Luís sacrificase el Rodríguez, y don Alfredo haya renunciado al Pérez en los carteles electorales?

¿O es que los apellidos maternos dan mejor juego publicitario, y son capaces de vender a su padre por un puñado de votos?

martes, 12 de julio de 2011

SOBRE EL ADELANTO ELECTORAL.

Zapatero dice que con la crisis no puede pensar en el adelanto electoral, advertía en titulares La Gaceta de ayer.

Lo declaraba Rodríguez, por lo visto, para dar a entender lo mucho que le ocupa y preocupa el tema económico, al que quiere dedicar todos sus esfuerzos. Incluso -digo yo- los que lleva guardados desde hace seis años.

Andan los peperos pidiendo unas eleccioncitas por el amor de Dios, quizá incluso convencidos de buena fe que don Mariano va a ser en algo distinto a don José Luis. Para mi, que cada día estoy más convencido -aunque muchos años ha que lo aprendí- de que nuestra España no va a salir de unas elecciones, la convocatoria o no convocatoria adelantada es indiferente. El único cambio, si gana el PP -obsérvese el condicional- será que acaso el nuevo Gobierno haga recuperar algo la confianza extranjera. No porque la merezca, que ya se verá que no, sino porque ya no puede caer más.

Desde mi punto de vista, la frase citada de Rodríguez da la clave: con la crisis no puede pensar en el adelanto electoral.

Y no porque esté muy ocupado o preocupado -todo lo que lleva sin estarlo desde antiguo- sino porque en esta circunstancia la bofetada de las urnas puede ser morrocotuda.

Tiene que esperar a ver si la casualidad -no la actividad- hace que la situación mejore; a ver si se encadenan tres meses en los que sea posible maquillar la realidad del paro; a ver si el señor Pérez logra hacerse pasar por un partido de oposición, a ver si los nuevos beneficios a la banca -que cada vez cobra comisiones y gastos más abusivos- le garantizan buenos créditos -condonados, ya se entiende- de cara a la campaña electoral que ya ha empezado aunque sea ilegal hasta dos semanas antes de las elecciones.

Tiene que esperar a ver si se produce algún milagro, para que el cabreo de la gente se remanse, y para que los que empiecen a cabrear al personal sean los del PP allí donde haya ganado.

Y para eso necesita ganar tiempo, estirar la legislatura hasta donde sea posible. No puede pensar en el adelanto electoral.

SOBRE EL LENGUAJE NO SEXISTA.

O el lenguajo no sexisto, que la Junta de Andalucía -o el Junto de Andalucío- quiere imponer por ley a los establecimientos turísticos -establecimientas turísticas-, en todas sus actividades -y actividados-: publicidad, anuncios, documentación, correspondencia, facturas y hasta listas de precios. (O anuncias, documentaciona, correspondencia, facturos y listos de precias).

La cosa -lo cuenta El Mundo-, no le acaba de gustar a los propietarios de establecimientos turísticos, al parecer, porque -aducen- no hay normas generales y compartidas sobre qué es un lenguaje no sexista. Indudablemente, la cosa es peliaguda. Cada hotel y hotela, hostal y hostala, albergue y alberga, tendrán que anunciar habitaciones y habitacionas, duchas y duchos, cuartos de baño y cuartas de baña, desayunos y desayunas, comidas y comidos, cenas y cenos; cercanía a la playa o cercanío al playo; minigolf o -en fin, ustedes dispensen- minigolfa.

Lo mismo que los chiringuitos y chiringuitas playeros y playeras tendrán que anunciar paella y paello; sardinas y sardinos, boquerones y boqueronas, tinto y tinta de verano y verana, postres y postras, café y cafesa, copa y copo; jamón y jamona, melón y melona...

Y lo peor vendrá a la hora de presentar la cuenta, no vayan a salir los señores, señoras, señoros clientes, clientas, clientos, con el cuento.

lunes, 11 de julio de 2011

SOBRE LA POLÍTICA "DISTINTA".

Política distinta es -en definición de la directora del Comité Electoral del PSOE, Elena Valenciano- la del candidato Alfredo.
Y tanto. Que se sepa, es la primera vez que el partido del Gobierno está en contra de lo que hace el Gobierno, aunque no por ello deja de apoyar al Gobierno.

Acaso porque "no se trata tanto de reconocer errores", como de "acompañar lo que la mayoría social de España estaba demandando", y aquí entra de lleno lo afirmado por don Cayo Lara -con quien, por una vez que no va a sentar precedente, estoy de acuerdo-, acerca de que es una inmoralidad tener solución para el desempleo, y guardársela hasta las elecciones.

Lo que ocurre, es que para los sociatas, progres y gilipollas, eso de la moral es cosa de los fachas, con lo cual saber que su candidato es -don Cayo dixit- un inmoral, les levanta el ánimo.

viernes, 8 de julio de 2011

SOBRE EL "PARA QUÉ"

El Mundo (6-7-2011): Detenido en Francia el histórico miembro de ETA Daniel Derguy.

El País (7-7-2011): Detenido en Reino Unido el dirigente de ETA Eneko Gogeaskoetxea.

Para esto:

La Gaceta (22-6-2011): 'Txeroki' desafía al tribunal en su primer juicio No voy a participar en este espectáculo.

El Mundo (30-6-2011): Absuelto 'Txeroki' del intento de asesinato del vicepresidente de Vocento.

jueves, 7 de julio de 2011

SOBRE LOS SANFERMINES.

Hay un libro -espectacular y curioso- que se titula exactamente así: Los sanfermines. Quiso la casualidad -y mi buena fortuna para algunas cosas-, que lo encontrara en un saldo de no se qué gran superficie comercial, de esas a las que habré ido cuatro o cinco veces en mi vida.

Por supuesto, casi me tiré en plancha sobre él. Porque, además de un precio asequible, era uno de los dos o tres libros de Rafael García Serrano que me faltaban en la colección.

Los sanfermines -ya queda dicho, pero por si acaso- es libro del maestro Rafael, al alimón con muchas espléndidas fotografías de Ramón Masats.

Y, aunque no se cuanto de aquello pueda quedar ya, aquí les dejo con un fragmento de Rafael García Serrano. No puede haber mejor homenaje al Moreno.

***

INTRODUCCIÓN A LOS SANFERMINES

-
Si usted va a Pamplona dispuesto a pasar los Sanfermines no preste demasiada atención a los elementos superfolklóricos. Suelen ser falsos; hágame caso, señor. ¿Usted juzgaría a Granada por las cuevas gitábanas y pestilentes del Sacromonte? Pues no juzgue usted a Pamplona por un cierto tufillo a Carnaval que se desprende de su alegría antigua, cristiana y báquica. Eso son los flecos de la fiesta, pero no su cogollo; la guarnición que adorna un plato -pero que apenas si se cata-, no el manjar sólido ni la rica salsa.

Un pañuelo rojo le basta para afiliarse al festejo, y también, si usted me apura, un buen sombrero de segador. Si a San Fermín le da por decir: «Allá voy» en punto a calorina, el sombrero le vendrá de rechupete para defenderse del sol; pero si a San Fermín, que es moreno y algo guasón -como un ribereño con la cosecha recién recogida y recién cobrada-, le da por decir «Allá voy» y entolda el cielo y lo deshace en temporal o en dulce y menuda llovizna, el sombrero le servirá de paraguas, sin que tal artefacto desentone con sus aires de Bond Street el júbilo primario de una fiesta en la que juega, fundamentalmente, la muerte.

Tampoco se asuste por esto de la muerte, pero es verdad, y más que nadie lo sabe el Santo Obispo, que va haciendo el quite a los temerarios, a los locos e incluso a los borrachos. A lo largo de mis años, que ya no son pocos, pero que no son muchos, ni menos demasiados, he conocido nueve muertos entre la calle y la plaza. Nueve mozos que murieron de tanto divertirse, quizá por demostrar que también dentro de la alegría está la muerte y que por eso la alegría es tan buena y tan santa, porque se acurruca como un pájaro en las orillas del río de la muerte.

(¿Acaso los encierros de 1936 no fueron un buen entrenamiento para la dura prueba que se avecinaba?

Hemingway, el gran escritor de Fiesta y también de Por quien doblan las campanas, se nos marchó sin pagar su deuda, sin darnos la novela de los corredores del encierro que se fueron a la muerte al día siguiente de terminar aquellas fiestas que duraron del 6 al 18 de julio. El día 19 fue domingo. Un domingo radiante y airado que iba a revolver la Historia. Aquella gente le gustaba a Hemingway. Le gustaba al periodista y guerrillero rojo Roberto Jordán, norteamericano, que miraba a un enemigo y se decía: «Probablemente lo habré visto correr por las calles delante de los toros, en la feria de Pamplona», y también se hacía reflexiones de este porte: «Pero te gusta la gente de Navarra más que la de ninguna otra parte de España.»

Yo le hablé a Ernesto Hemingway de su deuda. Se lo dije en El Escorial, que es un buen sitio, y también en el bar del Suecia y en la tasca del callejón de la Ternera, y habíamos quedado en que se lo diría en Pamplona, en nuestra tierra, la mía y la de él, por San Fermín. Pero Ernesto no fue a los Sanfermines, dejó de ir a los Sanfermines y ya no volverá más a los Sanfermines. Me sentía seguro de que Hemingway pagaría su deuda en letras de oro. Era un tema que le iba como anillo al dedo, como pañuelo rojo al cuello, como sombrero de segador a su cabeza, como la sombra de la boina roja a su barba blanca de abuelo de Montejurra -que es lo que era de verdad y él no lo sabía, aunque don Ramón del Valle-Inclán se lo hubiera explicado pero que muy bien-; un tema que le iba como el vino de Artajona a su bota de aficionado al mosto.

Le dije todo esto a la patalallana, con copitas a mano, y él asentía gravemente y chocó su vaso con el mío, y ahora pienso que ya por todos los Sanfermines que me queden tendré que enviarle el programa de colorines, con el ritual de la fiesta, con la lista de matadores, con la hora de comenzar el festejo, con las colecciones de fuegos artificiales y los nombres de los acreditados pirotécnicos de aquí y de allá, con los precios de las localidades y con la cuantía de las multas a los que arrojen almohadillas al redondel. Sí que se lo he de mandar, cada año, como las mejores flores para su tumba de Idaho.)

Bueno, pues si usted va a Pamplona dispuesto a pasar los Sanfermines, esto es lo que le hace falta: un pañuelo rojo, un sombrero de segador y un corazón joven, un corazón sano, un corazón sin pizca de rencores. Y beber, beber a modo, bien, con gusto, con un exceso moderado por el ejercicio, el sudor y el baile. Beber a todas horas menos a la del encierro; o al revés, que cada maestrico tiene su librico, y yo conozco quien no soplaba en todo el día y en cambio se arreaba un par de latigazos antes de atarse las cintas de las alpargatas, quizá por llevar la contraria a todo el mundo.

El que bebe sólo para animarse a correr es digno del chirrión. No cuenta. La boina va muy bien. Si me apuran algo más les diré que hasta la faja roja va bien y desde luego son imprescindibles unas aladas y blancas alpargatas de infantería montaraz. Quizá sobren las blusas multicolores, puede que no tanto la chimba y la negra, y desde luego sobran algunas zarrapastroserías, pero tampoco llegan a molestar. Usted, señor, se las puede poner; únicamente corre el riesgo de definirse demasiado rápidamente como forastero, que no es nada malo. Un bilbaíno le dijo a otro, en medio de ese gulf stream de la salida de los toros: «La cosa es que vamos tan vestidos de pamplonicas, que se nos nota en seguida que somos de Bilbao.» Con el atuendo clásico, en cambio, corre el riesgo de que le tomen por alguien de Pamplona, lo cual -se lo aseguro por experiencia- no es tampoco mala cosa, aunque determinadas jotas digan lo contrario, como ésa que arranca así:

Para ser un buen navarro
aunque seas de Pamplona...

Los Sanfermines -sépalo, señor-, son la bacanal más casta que se conoce, una atlética bacanal, una juerga olímpica que exige temple recio, músculos deportivos, humor de soldado y aún más virtudes. Pero tampoco es cosa de ponerlo difícil y estropear el pasodoble al turismo de buena voluntad. Los Sanfermines son un planeta distinto, un lugar fuera del mundo, un presagio casi paradisiaco, al menos un satélite donde toda preocupación queda fuera, el continente de la alegría, el continente del pañuelo rojo, allá donde músicas entre silvestres y campesinas, entre celtibéricas y goyescas -el chistu, el acordeón, la guitarra y la charanga- dan la medida del júbilo del hombre y en donde el hombre da la medida de su gozo y de su valor.

Baroja dijo que los Sanfermines eran «unas fiestas ridículas». Así era Baroja. Cosas de nuestro abuelito don Pío, de un abuelito incendiario, fantástico contador de cuentos, inteligente, cínico, algo chocholo, gruñón y delicioso. Los Sanfermines son el encierro. Hemingway se ha ocupado del encierro y de los Sanfermines en Fiesta y en Muerte en la tarde, aunque en esta segunda obra de manera incidental y poco importante. Los norteamericanos -y en general todos los anglosajones y muchos otros extranjeros- que acuden a los Sanfermines con beatitud de novicios e ímpetu de conversos, lo hacen porque leyeron a Hemingway o son amigos de lectores de Hemingway, de esto no hay duda. Hemingway ha sido, en la posguerra española, el mejor agente publicitario de las ferias y fiestas de San Fermín, y hasta las películas inmaculadamente horrendas que sobre Fiesta se hicieron, han contribuido a la fama del gran jolgorio navarro, de modo que cada año, ahora, el encierro es la aventura de la mocedad pamplonesa, de la navarra y también de una buena representación de la del resto de España, y asimismo de la de Kansas, Sussex, Buenos Aires, Formosa, Vancouver, Sidney y La Habana. Cada año el encierro es noticia y estrena, de modo que sale en las portadas de todas las revistas del mundo, igual que las muchachas que trabajan la cubierta, o que Ava Gardner, Onasis, la señora Kennedy, la princesa Margarita o Luis Miguel Dominguin, pongo por ejemplo de tercos usufructuadores de portadas. El encierro es novedad que nace cada doce meses, como las rosas rojas del Retiro, y acapara periódicos y noticiarios cinematográficos, espacios de radio y pantallas de televisión, lo cual obliga a pensar que acaso en la bárbara alegría del encierro se esconde también alguna grave lección de honestidad, valor y sencillez.

Así, de pasada, recuerdo varios libros españoles que hablan de los Sanfermines: un capítulo de El barrio maldito, de Félix Urabayen; creo que también otro capitulo de Retorno, de Manuel Iribarren, así como su biografía de Navarra, clave para el conocimiento de esta provincia; José María Iribarren habla mucho de los Sanfermines a lo largo de su extensa y singular obra, con tantos y tan buenos títulos como vacas echan a la plaza en las fiestas riberas; Agustín de Foxá sitúa en la víspera de un San Fermín el prólogo de su comedia Baile en capitanía, justo a la puerta de la última de nuestras guerras por la Independencia: la de 1936. Hay una boina roja en un arca antigua y todo se perfuma de leyenda mientras suenan ya los cohetes del festejo. Luis del Campo publicó un curioso libro, erudito y práctico, titulado El encierro de los toros. Debe leerlo quien quiera licenciarse en historia y teoría del encierro; las asignaturas para el doctorado, en la cuesta del Hospital Militar, en el Mercado, en Santo Domingo, en la plazuela del Ayuntamiento, en la calle Mercaderes, en la Estafeta, frente a la Telefónica o en el callejón de la plaza de toros. Estas últimas clases son puramente prácticas y no hay más profesor que el propio cuajo.

Recomiendo a quien quiera pasar un buen rato el Batiburrillo, las Navarrerias, El patio de caballos y Pamplona y los viajeros de otros siglos, de José María Iribarren. Encontrará en ellos parcelas sanferminescas sobre las que reclinar la cabeza para mejor mirar a la bota, centrarla sobre el garganchón, y, hale, a leer y beber, que es lo bueno. De comer, nada; porque la prosa de José María Iribarren es tan suculenta como el ajoarriero, tan rica y tierna como el cordero de la Cuenca, tan fina y hortelana como la vieja Rochapea. Por mi parte, he tratado de los Sanfermines en Plaza del Castillo, Los toros de Iberia, un poquito de La fiel Infantería y, aunque parezca mentira, en el prólogo de mi Madrid, noche y día, lo cual es rizar el rizo. También en un cachito de Ronda española, una película con historias de las chicas de Coros y Danzas en sus viajes por América; y como elemento bueno para la comedia disparatada, en la libre adaptación que con destino al cine hice de Tú y yo somos tres, una estupenda obra de Enrique Jardiel Poncela. Pero esto, palabra, lo digo por lealtad bibliográfica, no por presumir.

Beba, pues, si piensa ir al San Fermín; entrénese en su hogar de Londres, en su rancho de Nevada, sobre el fuerte caballo de la Camarga; deje la matera y péguele al vino de Mendoza, si usted aguarda el gallo de julio a la sombra del ombú; en donde quiera que esté, beba; y cuando usted desembarque en Pamplona, que es un breve e intenso Shangri-La del júbilo, si ha de regar su alegría con aquella inmoderación discretísima que es la característica de los Sanfermines, hágalo con el vinazo de Peralta, Tudela y Artajona, pero no deje de arrimarse al clarete de Olite.

(El clarete de Olite es fino, sentimental y duro como un Gleen Ford con pañuelo rojo. El clarete de Olite es borrascoso, pendejo y galán como don Juan Tenorio, de cuya capa toma color. El clarete de Olite es fuerte, descolorido, veterano e invencible como la boina de un requeté del Tercio de Lácar o el de Montejurra, del Tercio de Navarra o el de San Fermín. El clarete de Olite es fuerte, descolorido, veterano e invencible como las flechas de un falangista de cualquiera de las nueve Banderas de Navarra. El clarete de Olite es terco y santo como Ignacio, aún más valiente que Xavier, lógico y frío como un centauro del Pirineo, fanfarrón y desafiante como una jota, mejor trabado que el castillo de su propio pueblo, con más terrazas y más jardines flotantes y todavía más imaginación sobre la plana del mundo. Hay eruditos que dicen que doña Blanca de Navarra, las infantas y sus damas, usaban el clarete de Olite como colonia o loción real. Dios las bendiga. Su amor sería como comer y beber. Sólo de pensarlo cae uno en la cuenta de cómo perdió el tiempo enamorándose de Nefertiti, allá en las primaveras de Filosofía y Letras, pudiéndose haber enamorado de doña Blanca de Navarra, bota de amor, vaso de amor, odre de amor, pellejo de amor, botella de amor, porrón de amor, zaque de amor. Todas las mujeres son una dulce o agria bodega de blanco, tinto o clarete. También de cerveza, lo cual no es tan bueno, o de «Aromas de Montserrat» o algo así, que es peor; de licor de violetas, de rosas; en fin, porquerías. Las infantas de Navarra eran unas chicas serias. El clarete lo usaban de colonia, es de suponer que para perfumarse el aliento, y el blanco para darse fricciones en el pelo. Yo no lo dudo. Nunca dudo de lo que dice un erudito, porque entonces el erudito se explica y es tremendo. Tampoco dudo de que las fricciones estuviesen destinadas a fortificar la raíz del cabello; esto es, no dudo de que las fricciones eran internas. En cualquier caso, si en el «Marrano» -ilustre, venerable, santa y decorosa taberna de la que hablaremos- o en cualquier otra embajada del mismo tipo tropiezan con el clarete de Olite, no vacilen: bébanlo. No se lo echen al pelo. No se den fricciones. Bebido, simplemente bebido, el clarete va al corazón y al pelo, al alma y a la piel, al talento y a los zapatos.)

Nuestro abuelito Pío dijo que los «Sanfermines eran unas fiestas ridículas». Se equivocó nuestro celestial Baroja porque junto a la sinceridad de los vinos navarros, los más bravos del Alcorato de los Vinos Machos -según la sabia y vinícola geografía de Luis Antonio de Vega-, nada puede resultar ridículo. Y porque nada es ridículo con la muerte al costado. Y en el encierro, que es la sustancia del San Fermín, la muerte va al costado, mejor dicho, la muerte va en los riñones, resoplando sobre los riñones de los corredores, comiendo el cáñamo de la suela de sus alpargatas. No hay ridículo con la muerte; usted puede cantar la copla del que espera a los Sanfermines, sin miedo de caer en él.

Uno de enero, dos de febrero,
tres de marzo, cuatro de abril,
cinco de mayo, seis de junio,
¡siete de julio: San Fermín!

Es natural que la canción anunciadora de los Sanfermines, la más popular, la que se canta en todo el mundo, apoye su tema literario en las cuentas cronológicas. El hecho de que desde enero a julio se contabilicen siete meses y también el que San Fermín caiga en dia siete se presta mucho a la contundencia enumerativa y justa del «Uno de enero, dos de febrero, tres de marzo», etcétera.

(Sucede, sin embargo -y conste que esto no es una afirmación, sino una especie de vago conocimiento, algo que me parece haber oído o leído y que en este momento no recuerdo muy precisamente-, que San Fermín, de verdad, cae por septiembre. En mi infancia incluso se celebraba en esas fechas el llamado San Fermín Chiquito, que el coincidente equinoccio se encargaba de remojar con abundancia, casi con ofensiva insolencia, de tal manera que el San Fermín Chiquito pasó a la historia, se ahogó en las lluvias de otoño, justificando así el lejano trueque de septiembre por julio.)

Ahora bien, quien atienda nada más que a la letra de la canción calendario, se pierde el nacimiento de la fiesta, el aperitivo, el fuerte entremés, el primer paladeo, el trago inicial, esa suculenta rodaja de chorizo -precisamente de Pamplona- que es el arranque de los Sanfermines; porque cuando amanece la mañana del 7 de julio ya lleva la ciudad dieciocho horas de jaleo. En realidad, San Fermín comienza a las doce del mediodía anterior con un cohete lanzado desde los balcones del Ayuntamiento. Este cohete parte el año de Pamplona -y en el fondo el de todos los navarros y aficionado a serlo que vivimos dispersos por el mundo- en dos cachos perfectamente definidos. Igual que los soldados del 14, del 36, del 39, hablan siempre de «antes de la guerra» o de «después de la guerra», nosotros hablamos de «antes de San Fermín» o de «después de San Fermín». San Fermín no es sólo un santo, ni una fiesta sólo, sino también una enfermedad de larga convalecencia, tanto en el orden físico como en el espiritual y financiero.

Si físicamente un hombre joven se repone del San Fermín con un par de coliquillos oportunos, alguna que otra pupa y seis días de dormir a pierna suelta, espiritualmente agota su cupo de jarana violenta para una buena temporada, aunque por aquello de entrenarse no deje de acudir, a poco que pueda, a los encierros estivales de Estella, de Tudela, de Olite, de Sangüesa, de Tafalla, de Corella y aun de otras plazas de menor importancia, pero de igual resistencia para el trinquen, la sed, el baile y otros números. Por cierto, que muy cerca de Madrid, en San Sebastián de los Reyes, se ha montado algo así como una sucursal de los Sanfermines para uso de la nostalgia madrileña, preferentemente de la de los socios del Centro Navarro, que allí van a soñar con su tierra. En el orden financiero -si volvemos al tema- no hay manera de recuperarse. Sólo la moderaci6n, al suprimir todas las inversiones no rentables -que son las únicas divertidas- y la ayuda externa, permiten al mozo sanferminero el echarse a pensar que los próximos Sanfermines están a la vuelta de la esquina y que le conviene ir amasando una fortunita para el dispendio desordenado de siete días. El número 7, como se ve, es casi cabalístico en estas fiestas, y más si se recuerda que el encierro comienza a las siete de la mañana, y que el primero que Dios envía es el día siete a las siete en punto.

Decir que la fiesta empieza es decir poco. Lo que la fiesta hace es reventar como un triquitraque. Yo siempre he opinado que lo que hacemos -hacíamos, por lo que a mi se refiere- en Pamplona por San Fermín es como desenterrar el hacha de guerra y ponerse a jugar con ella aun a riesgo de que se nos caiga encima. Temo que esto, dicho así, pueda parecer exagerado al lector que no sea muy imaginativo y de benévola condición, pero para que todo quede en claro, aquí van a ver la serie de fotografías de Massats, que definen con el rigor de Velázquez, arrebatan con el vital, celtibérico y jotero don Francisco de Goya; pormenorizan con los pinceles de Teniers, mojados en los pucheros y en las cazuelas de una buena cocina, y hasta tienen, a ratos, la desgarrada, melancólica y sugerente brutalidad de Solana.

Oh, sí, la fiesta estalla, revienta, cruje, se incendia, toma lo que puede del ciclón y el huracán, de los tifones y las tormentas: salen los gigantes y cabezudos, los kilikis y los zaldikomaldikos; barren las charangas toda sutileza y se acerca el zezenzusko, el misterioso toro ibérico, el descendiente de los rojos Carriquiris que derrotaron a Amílcar Barca; zumban las bandas de música militares y civiles, los chistularis, los gaiteros, los dulzaineros; atruena la cohetería con el agrio olor de la pólvora, y toda la ciudad, que estaba silenciosa en la calle, que estaba trabajando en silencio desde un año atrás, se pone a cantar y brincar porque ya han dado las doce y es hora de desbordarse en una alegría vieja e ingenua, ruidosa y pública, inocente, perfecta. «La fiesta había empezado de verdad», escribe Hemingway. «Siguió día y noche durante siete días. Continuó el bailar, el beber y el barullo. Las cosas que ocurrieron solamente durante una fiesta podrían ocurrir. Al final todo se tornó completamente irreal y pareció como si nada pudiese tener consecuencia alguna. Parecía fuera de lugar pensar en las consecuencias durante la fiesta. Se tenía la sensaci6n de que todo estaba tan quieto, que uno tenía que gritar sus observaciones para hacerse oír. Daban la misma sensación todos los otros actos. Era una fiesta y duró siete días.»

(Y usted perdone, Ernesto, pero la traducción no es castellana y eso siempre se nota.)

La tarde del día 6 se celebran las vísperas religiosas, más parecidas a las sicilianas -al menos en su aspecto extemo- que a otra cosa, y ya todo va cuesta abajo. Esa noche es noche de cenas de amigos, y no se preocupe por los amigos, forastero; si usted es un forastero de verdad, en Pamplona siempre encontrará amigos y salutaciones. Incluso pancartas en las que leerá: «Viva el vino y vivan los forasteros.» El vino no es forastero, el vino es de allí; el forastero es usted, amigo, y en cuanto lo beba le parecerá que tampoco usted es forastero, que también usted es de Pamplona, o quizá de Sangüesa, patria ilustre de las pochas, unas alubias tan tiernas como una madre; o quién sabe si le parecerá que es usted de Tudela, sobre el Ebro, una espléndida tierra para nacer y envolverse en seguida en los ricos pañales de la Mejana; o quizá le parecerá que usted es, forastero, un baztanés que pasa de los soportales de Elizondo a los de la plaza del Castillo sin tocar baranda; o de Ujué, la romera, o de cualquier lado de Navarra. El vino cría sangre, buena sangre, y el San Fermín es la fiesta de la buena sangre, de modo que si usted bebe el vino de Navarra usted se hace algo navarro, incluso bastante, si es que usted sabe beberlo y merecerlo.

Para esa noche de cenas de amigos le recomiendo el ajoarriero con langosta, forastero; un plato fuerte y de digesti6n laboriosa -a menos que uno tenga cierta capacidad de embarque en cuestión de caldos, y eso, como el valor en nuestro Ejército, se le supone a todo hombre bien nacido-, porque el tal ajoarriero, al que hay que saludar con la boina en alto, ayuda mucho a esperar la recena de madrugada. La recena es un rito y también una estación intermedia entre la primera noche y el primer encierro. Hay quien le da en la recena a las sopas de ajo y al cordero de la Cuenca, que es un cordero para quitarse la boina de la cabeza, eso sí, con mucha reverencia. Posiblemente, y ya que tocamos el tema, lo mejor es andar siempre con la boina en la mano porque en Pamplona hay mucho que saludar esos días, y también los otros. Para la recena, si usted no se me ofende, forastero, le aconsejaría más ajoarriero con langosta. Es un plato extraño, delicioso y duro, como un banderín de la dulzura ibérica, y no se come bien más que en Pamplona. Pasa como con el romesco y Tarragona. Bien forrados de ajoarriero con langosta, las emociones del encierro pueden soportarse horas después con menos taquicardia de la prevista, y si se sobrevive a un tratamiento como el que tengo el honor de recomendar aquí, los Sanfermines son suaves, delicados, refrescantes y fáciles de consumir como un sorbete de limón hecho con la nieve de los pozos de Roncesvalles, o como un plato de diminutas y arciprestales fresas de los bosques de Burguete, llenas de agridulce fragancia, rojas y fuertes como la sangre de Rolando, que es el tipo que las nutre y cromatiza, como usted bien sabe, forastero, si se asomó un poquito a la Historia.

Acaso convenga al llegar aquí hacer un alto en el camino y ponerle en antecedentes de la gloriosa tradición gastronómica de Pamplona. Si los duelos con pan son menos, excuso decirle lo bien que le van a un cristiano dispuesto a divertirse los guisos, fritos y asados que forman en nuestra amplia cocina nacional, desde los superacorazados, como el cocido, la fabada o la paella, hasta los flecos de la escuadra, como el pinchito, la gamba al ajillo o las almejas a la marinera. Las cocinas de Pamplona son tan sólidas como sus murallas, tan variadas como el paisaje que desde ellas se contempla, tan honestas como su tradición, y están a la mano, lo mismo que el corazón de las gentes de aquella tierra. A la hora de comer -y este consejo vale dinero, amigo-, no vacile, no pregunte, no dude un momento: entre en la taberna, en el figón, en la casa de comidas, en el restaurante, en el hotel que le pille más cerca. Una media de buen tono gastronómico está asegurada en cualquier parte. Claro que en esto, como en todo, también hay privilegios, y si en la calle Estafeta encuentra usted un verdadero hogar donde se armoniza mozartianamente el vino del Señorío de Sarria con el jamón de aquellos pagos, también hay un equilibrio áureo entre las tapas rústicas de casa del Marrano respecto a la bravura del vino que despacha, y si hay algo en este mundo parecido a una gastronómica «tournée des grands ducs», le aseguro, forastero, que su itinerario cruza por la plaza del Castillo camino de las Pocholas o el Hostal del Rey Noble, que tanto da, donde la gentileza y la hermosura se hacen caldo y salsa, invención y cortesía; o bien camino del Hostal de Aralar, en la calle San Nicolás, palacio del ajoarriero con langosta, al menos para mi gusto, que no es nada malo; o del Iruña, en la Mercaderes de mi infancia, asiento natural de toda suculencia, sin olvidar la casa llamada de doña Blanca de Navarra, donde comer un plato de alubias da la sensación de que se muerde levemente, tibiamente, ésta quiero y ésta también, a una tribu de princesas tan rubias, repetidas y apetitosas, como tan chicas del antiguo Scala de Berlin; o camino de casa Marceliano, en Santo Domingo, márgenes del Mercado -para mayor comodidad-, donde el corderico de la Cuenca alcanza la excelsitud beethoveniana del asado, de modo que, sea el tiempo litúrgico que sea, usted está comiendo siempre cordero pascual, cordero de fiesta, cordero que le nutre cándidamente los pastos del corazón; o bien, camino de la Hostería del Caballo Blanco, en el Redín de mis juegos escolares, lugar al que desde aquí concedo un largo crédito, porque aún no se inauguró y ya tiene fama, y yo sé que, con la bondad de Dios, alguna buena comida me queda por hacer allí, y si es en Sanfermines mejor que mejor. Desde cualquiera de estos sitios, citados en justicia -pero a los que con el corazón en la mano habría que añadir otros muchos que la distancia y el tiempo me han borrado un tanto-, se pueden elevar plegarias de gratitud al ingenio de los hombres que combinaron el melón con el jamón, y éste con la trucha fresca, saltarina y suave del Irati, el Bidasoa o el Urederra y hasta con el talento literario de los que llamaron a las truchas a la navarra, truchas a caballo, que es como un toque de botasillas culinarias, algo como mezclar la gastronomía y la guerrilla, en fin, un nombre perfecto; y no debe faltar, tampoco, la gratitud de nuestros pechos -el suyo, forastero, y el mío- al chorizo de Pamplona, al rojo, rico, radiante chorizo de Pamplona, que es también como el pañuelo rojo de la fiesta gastronómica, y que acompaña en los toros mejor que ninguna otra merienda. Una buena corrida, un buen bocadillo de chorizo y un buen vino en una buena bota, hacen la vida regalada, contenta de sí, grata como una tarde a orillas del río, entre los árboles y con una guapa chica cerca. Si la corrida es mala, cosa que puede pasar y de hecho pasa, el chorizo y el vino buscan el lado mejor de las cosas, sin enconos, y lo encuentran, claro, de modo que ya es sabido por todos cuantos vivieron el San Fermín de Pamplona, que si la O.N.U. quisiera servir de algo más que de pura risa, tendría que celebrar sus sesiones en la plaza de toros de Pamplona, a ser posible en los tendidos de sol, bien adobadas las delegaciones con la gente de bronce, con sus canciones y sus charangas, con sus cestos de pan, sus bocadillos de chorizo o sus magras con tomate -quítese la boina de nuevo, por favor, forastero- y con el rico, rojo y radiante chorizo de Pamplona. La paz se sienta en aquellos tendidos, pese al alboroto, y los delegados de la O.N.U. harían bien en tomar en serio este consejo. Si nos daban pan y paz, nosotros pondríamos el chorizo para ellos y para todos; y si algún botarate se desmandaba, siempre tendríamos a mano los corrales y los cabestros.

Para entrar en este continente de la alegría, que ya hemos quedado en que eso son los Sanfermines, no hay aduanas ni fronteras. Sólo se exige buena voluntad y en cambio se otorga automáticamente el hondo derecho de vivir como se quiera, con la bota al hombro o bien chupando bota del colega, conocido o no, presentado o no, que le caiga más cerca. La gran hermandad del pañuelo rojo no conoce la descortesía y allí todos comparten con su prójimo el buen humor, la botella y el baile, y si algunos se cuelgan una horca de ajos al cuello, es porque la ristra de ajos es como un cándido y picante collar de bienvenida, un aloha con derecho a cocina. Por otra parte, esos ajos tienen voluntad de rosas, quisieran ser rosas -y casi lo son-, pero las rosas, demasiado delicadas para soportar el bullicio de los Sanfermines, se hacen representar por los ajos, que son fuertes, resistentes, varoniles, y que además van muy bien para el reúma, eso en el caso de que la humedad del vino pueda perjudicar la buena marcha de las articulaciones.

Y ahora, amigos -y antes que nadie usted, forastero-, pasen y vean, como dicen los feriantes de la barraca de los monstruos o de las bailarinas modernas, pasen y vean la hermosa plaza del Castillo, el bonito cohete de las doce, la traca virulenta del riau-riau, la noche de Pantagruel y el toro de fuego; pasen, oigan, vean, huelan, toquen la gracia de los Sanfermines, la diana frenética, el encierro -nada más, el encierro- y prueben los churros de la Mañueta, la brisa matutina en las terrazas del Kutz y el Iruña, bailen en los casinos, en las calles, en las tabernas, en los tendidos de sol; y usted, forastero, fúndase con la fiesta y aspire el humo de los habanos que la inciensan y déjese llevar por el corazón, que es el mejor guía para entrar en Pamplona, vivir en Pamplona y divertirse en Pamplona. El pañuelo rojo al cuello le armará caballero de este zipizape jocundo, viril, cristiano. ¡Póngaselo! ¿Y una ristra de ajos? Y una ristra de ajos, ¿por qué no? Hasta ahí todo va reglamentario, pero si usted se cuelga del cuello un chorizo de medio metro, tampoco va a pasar nada, salvo que no llegará vivo a la noche, porque antes, entre usted y los amigos que vaya haciendo ya habrán dado buena cuenta de él.

Se lo aseguro, forastero.

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