Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

viernes, 15 de marzo de 2013

SOBRE LA INCULTURA.

Cada cierto tiempo, la prensa, radio, televisión, nos asalta con la noticia de que la incultura "progresa adecuadamente" entre nuestros estudiantes. Cada año se baten nuevos récords de desconocimiento, de deseducación, de incultura y de -digámoslo claramente- estupidez y necedad.

Cada año se nos notifica que los estudiantes españoles se encuentran entre los peor preparados, no sólo de Europa, sino del ancho mundo. Cada año se nos urge a cambiar los planes de estudio -y cada dos o tres se embrollan aún más- y a ampliar los medios -recuerden lo del zapateril ordenador per cápita-, y el número de profesores.

Y miren ustedes por dónde, ahora hemos descubierto la razón última de toda esa oceánica incultura de los estudiantes: que los aspirantes a profesores son -en su mayoría, y sálvese el que pueda- unos ineptos, unos necios, unos tontos de baba, unos idiotas con master, unos perfectos indocumentados y -ni que decir tiene-, producto de anteriores profesores igualmente estúpidos.

Nótese que inserto en correspondiente enlace a todas estas definiciones, en previsión de que los necios, -estúpidos, tontos...- crean, en su ignorancia, que les insulto, cuando lo que hago es calificarlos.

Porque díganme si no, que otra cosa pueden ser los individuos que como definición de "escrúpulo" afirman que es la puesta de sol, los que aseveran que la gallina es un mamífero -uno se acaba preguntando de qué huevo de pájaro bobo han salido-, que el Ebro y el Guadalquivir pasan por Madrid, y que Albacete o Badajoz son provincias andaluzas.

Entre paréntesis: también anotan como falta de ortografía la de escribir Navarra con b; pero me temo que eso no es cuestión de ortografía, sino de aldeanismo, influencia de los paletos baskos -que no vascos- y la soplagaitez progre. Fin del paréntesis.

Y estas perlas, que en los críos de doce años -el nivel del examen- deberían significar un suspenso rotundo, son las que han ofrecido los aspirantes a maestros en la oposición correspondiente. Pero es que no son sólo opositores -entonces con mandarlos a primaria de nuevo bastaría- sino que en su mayoría son maestros que ya están ejerciendo como interinos, y que encima se quejan de que la Comunidad de Madrid pretenda dar mayor valor a la nota obtenida que a los años de "experiencia". Queja que, por supuesto, plantean los sindicatos habituales, empeñados siempre en valorar preferentemente la ignorancia y la vaguería.

Estos -profesores necios y sindicatos chaperos- son los que luego se van de manifa exigiendo una "enseñanza de calidad", que es, por lo visto, la que ellos dan.

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