Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

viernes, 22 de mayo de 2009

SOBRE EL DEBATE ENRIQUECEDOR.

El que se ha establecido con los comentarios a mi entrada de ayer, que aquí pueden encontrar.
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En primer lugar, querido Txiripitiflautiko, no hay nada que disculpar. Podemos tener diversas opiniones en lo accesorio, pero nos une algo más importante en lo fundamental.
Temo que la disgregación en nuestras filas -además de la influencia del Cesid y de la miopía cabezaratonera de los dirigentes- obedece también a una obcecación de los militantes de filas. Bastantes militantes de FE-JONS nos consideraba impuros a los de Fuerza Nueva, algo así como derechistas disfrazados que usurpaban sus símbolos. Allí fue, sin embargo, donde aprendí lo que se del Nacionalsindicalismo; donde se me reveló la palabra de José Antonio, y donde descubrí la camaradería y cómo las horas de servicio -y de comisaría y juzgado- unen a las personas.
No conozco a Fernando Cantalapiedra más que de algún artículo o reseña de discurso. Muy poco para tener opinión formada. Si tu buen juicio acierta, y es ese jefe indiscutible que todos esperamos, bienvenido será. Pero de momento, y por las razones que indica Maderal en su comentario, respecto a la imágen de seriedad y los recursos, mi opción es AES.
Acerca del exceso de meapilas en AES que indica Apañó, no estoy en condiciones de saber. Por mi parte, y aunque desde 1975 he andado distanciadillo de la Iglesia, cada día me muestro más católico, casi hasta la exhibición, por el sencillo motivo de que la lucha de hoy es la religiosa. Y lo es, por cuanto lo que se está haciendo desde el Gobierno es un asalto frontal a la moral, al objeto de masificar y cosificar a los españoles.
Sobre el respeto con la tradición cultural y religiosa de España, la actitud autenticamente demócrata, las listas abiertas y el repudio de la partitocracia, creo que ahí coinciden todos los grupos nacionales y coincidimos todos los españoles que tenemos una idea razonablemente clara de lo que queremos para nuestra Patria.
En fin, como decía al principio, en el título, he aquí una prueba de que las cosas se pueden hablar con buena fe y buena voluntad, entre camaradas y con camaradería.
Ojalá los que están en situación de dialogar, con promesa de frutos, hagan lo propio.

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