Lo cuenta Qué! -edición papel, Madrid, pág. 4-:
--
Así es como explica "Jota", joven de 17 años, los antecedentes de la batalla campal que se vivió este fin de semana durante las fiestas de Torrelodones.
La gente empezó a insultar a la Policía, hubo algunos empujones y alguien tiró una botella a una "lechera". Entonces empezó la bronca.
Éramos unos 600 y todo el mundo tiraba botellas y piedras. Algunos hicieron barricadas para para evitar las pelotas que disparaban y seguir tirando cosas.
---
Así dicho, parece que ese batallón de jovenes -y jóvenas, que hubiese dicho doña Carmen Romero, ex de González, que no todo el pijerío idiomicida es cosa de doña Bibiana- estuviera, al fin, protestando por el desempleo juvenil; por el bajísimo nivel educativo; por los trabajos basura y la esclavitud de las ETT.
Que protestasen airadamente contra la corrupción política, contra la usura bancaria, contra las multimillonarias ayudas estatales a los bancos, contra la burocracia de tres administraciones distintas para un mismo papeleo; contra el racismo y la xenofobia de los inmigrantes hacia los españoles; por la discriminación por razón de raza o nacimiento o religión a favor de los foráneos.
Que levantasen barricadas exigiendo contundencia contra la criminalidad, aplicación de las leyes por igual a todos los ciudadanos, reducción de los astronómicos sueldos de algunos políticos, y algún mayor decoro en los de todos.
Que apedreasen a la Policia que les impedía protestar por la subida del IVA, por la subida trimestral de la energía eléctrica que se prevee; por la insolencia del separatismo insolidario y trincón.
Todo esto parecería lógico y -dentro de lo que cabe- normal en una juventud que siempre ha tenido, como mayor tesoro, la rebeldía. A veces sin causa, y a veces con ella.
Pero no. Los jovenes de la noticia protestaban, hacían barricadas, apedreaban a la Policía, porque la organización de las fiestas les dijo que ya estaba bien de botellón.
Sin palabras.
--
Así es como explica "Jota", joven de 17 años, los antecedentes de la batalla campal que se vivió este fin de semana durante las fiestas de Torrelodones.
La gente empezó a insultar a la Policía, hubo algunos empujones y alguien tiró una botella a una "lechera". Entonces empezó la bronca.
Éramos unos 600 y todo el mundo tiraba botellas y piedras. Algunos hicieron barricadas para para evitar las pelotas que disparaban y seguir tirando cosas.
---
Así dicho, parece que ese batallón de jovenes -y jóvenas, que hubiese dicho doña Carmen Romero, ex de González, que no todo el pijerío idiomicida es cosa de doña Bibiana- estuviera, al fin, protestando por el desempleo juvenil; por el bajísimo nivel educativo; por los trabajos basura y la esclavitud de las ETT.
Que protestasen airadamente contra la corrupción política, contra la usura bancaria, contra las multimillonarias ayudas estatales a los bancos, contra la burocracia de tres administraciones distintas para un mismo papeleo; contra el racismo y la xenofobia de los inmigrantes hacia los españoles; por la discriminación por razón de raza o nacimiento o religión a favor de los foráneos.
Que levantasen barricadas exigiendo contundencia contra la criminalidad, aplicación de las leyes por igual a todos los ciudadanos, reducción de los astronómicos sueldos de algunos políticos, y algún mayor decoro en los de todos.
Que apedreasen a la Policia que les impedía protestar por la subida del IVA, por la subida trimestral de la energía eléctrica que se prevee; por la insolencia del separatismo insolidario y trincón.
Todo esto parecería lógico y -dentro de lo que cabe- normal en una juventud que siempre ha tenido, como mayor tesoro, la rebeldía. A veces sin causa, y a veces con ella.
Pero no. Los jovenes de la noticia protestaban, hacían barricadas, apedreaban a la Policía, porque la organización de las fiestas les dijo que ya estaba bien de botellón.
Sin palabras.