Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

lunes, 19 de febrero de 2018

SOBRE LA SENTENCIA.

La sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Terroristas, sito en Estrasburgo.

Esta sentencia, como ya ustedes sabrán, determina que los etarras Portu y Sarasola, condenados por el atentado de la T4 de Barajas en el que murieron Carlos Alonso Palate y Diego Armando Estacio, resultaron heridas varias personas y se produjeron daños materiales considerables, fueron tratados de forma inhumana y degradante durante su detención.

La detención, todo sea dicho, se produjo a mano, porque España es diferente y aquí todavía no se usan las técnicas que emplean las policías de todos los países civilizados, consistentes en detener a los delincuentes con el menor riesgo posible para los policías, y emplear para ello todas las ventajas que proporciona la maquinaria. Aclarando, que es gerundio: que los Guardias Civiles que detuvieron a los asesinos etarras tuvieron que pegarse con ellos hasta reducirlos, en vez de emplear los métodos típicos de otras fuerzas de seguridad -Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Alemania...- y pegarle dos tiros al delincuente que huye, cosa que ahorra tiempo, dinero y esfuerzos.

A consecuencia de la detención a mano, los etarras sufrieron golpes, contusiones y probablemente alguna colleja, y -según su costumbre- acusaron de torturas a la Guardia Civil. Y ahora el referido Tribunal Europeo de Derechos Terroristas, condena a España a soltarles a los asesinos 50.000 euros, como indemnización.

Y el Gobierno de esto que antes se llamaba España, dice que si, que bueno; que acepta la sentencia, que la toma por buena y que no va a recurrirla, salvo para pedir que los 50.000 euros no haya que dárselos en mano, sino detraerlos de la indemnización que los asesinos deben pagar a sus víctimas... algún día.

Por lo demás, al señor Ministro de Justicia, al señor Ministro del Interior, y al señor Presidente del Gobierno -que es el que manda, o debe hacerlo- la parece bien que el Tribunal Europeo de Derechos Terroristas condene a la Guardia Civil por trato inhumano y degradante. Supongo que la próxima vez que un guardia civil vea a un delincuente, le dirá alto en voz baja y mirará hacia otro lado, en vista de cómo le defienden sus mandos políticos. Y nadie -al menos, no yo- se lo podrá echar en cara.

En otro orden de cosas -y como ya nos conocemos el paño y sabemos la poquita imaginación que tienen nuestros políticos-, creo que ni a don Mariano Rajoy ni a ninguno de sus Ministros se les habrá ocurrido responder con algo de humor y un poquito de chulería. 

Por ejemplo, denunciando por prevaricación a los señores jueces del Tribunal Europeo de Derechos Terroristas de Estrasburgo. Porque está claro que, o son gilipollas, o han dictado una sentencia contraria a derecho, y que lo saben. 



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