Recordaba ayer el Papa Francisco, tras el rezo del Ángelus, que hoy se conmemoraría el aniversario de la liberación de Auschwitz, y que era inadmisible la indiferencia ante este tipo de cosas.
Como temo que Francisco -para cada vez más españoles el cura Paco, en obsequio de aquél pobre mamarracho de la llamada Transición- olvide otros casos similares y aún peores, he creído oportuno hacer mi propio ejercicio de memoria en El Correo de Madrid.