Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

viernes, 8 de octubre de 2010

SOBRE UN EJEMPLO.

Ejemplo de lo que significa la justicia -esto es, los órganos y organillos judiciales- en la vida diaria, al hilo de lo dicho en la entrada anterior, que me remite mi camarada "von Thies":

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Rafael, el otro día, yendo por las ramblas vi a dos grupos de trileros, matones rumanos que han echado a los trileros locales. A los pocos metros me encuerntro a una pareja de mozos de escuadra a los que les indico que más allá hay trileros estafando a infelices turistas extranjeros (los nacionales ya están curados de estos timos callejeros, aunque no de los políticos). Y este fue más o menos el diálogo.
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-Ya lo sabemos, están por todas partes.
-¿Y por qué no intervienen y los detienen?
-Porque no es competencia nuestra, es de la policía local.
-¿Y por qué no avisan a la policía local?
-Cada cual tenemos nuestra competencia, no podemos hacer otra cosa.
-Pero aunque los trileros no sean de su competencia, si se comete un delito delante de sus narices ¿por qué no lo impiden?
-Porque no es, sino falta.
-¿Y ustedes no pueden impedir una falta como la de ese impune timo?.
-Mire señor, nosotros no podemos hacer nada, es cosa de la Justicia.
-
No exagero en nada, el diálogo fue ese, casi palabra por palabra.
He escrito una carta al alcalde y todavía espero respuesta.
Puedes hace con esto que te cuento lo que quieras, yo respondo de que es verdad.
Hasta siempre
"von Thies"

***

Pues eso. Ahí está la imagen de la justicia, y no hay cuarto de millon de euros que la cambie mientras no cambie la legislación y la judicatura. Y la vergüenza.

SOBRE LA IMAGEN DE LA JUSTICIA.

Cuenta El Mundo que el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) va a destinar 236.000 euros a una campaña institucional que busca acercar el trabajo de los jueces a la sociedad y fomentar entre la ciudadanía la confianza en la Administración de Justicia.
"Que aquello que más queremos esté protegido, es de Justicia", "Que todos podamos vivir en libertad, es de Justicia", "Que todos seamos iguales ante la Ley, es de Justicia" y "Que nuestros hijos vivan en un lugar seguro, es de Justicia",
son los lemas de esta campaña, prosigue El Mundo.
Ciertamente, sería de justicia que nuestros mayores tuvieran una pensión digna; que las hijas de quien las tenga no sean manipuladas para abortar los nietos que nunca les darán; que los hijos de quien los tenga no sean incitados al consumo de drogas y alcohol.
Sería de justicia que pudiéramos salir a la calle sin ir mirando continuamente atras por si nos van a robar o apuñalar; que pudiéramos vivir en paz en nuestros domicilios, sin soportar energúmenos a todas horas; que nuestro voto valiera lo mismo que cualquier otro, en vez de ser recortado y ninguneado por el sistema electoral en cuanto nos salgamos de los dos partidos feudales.
Sería de justicia que todos fuéramos iguales ante la Ley, aunque seamos católicos, españoles, blancos y nacionalsindicalistas.
Total, que sería ciertamente hermoso que los lemas de la campaña judicial se hicieran realidad.
En una cosa, no obstante, yerra la información de la prensa; y es en que dice que "es la primera vez que el órgano de gobierno de la carrera judicial lleva a cabo una campaña de propaganda que estará centrada no en el CGPJ sino en la actividad de los jueces".
Cosa que, lamentándolo mucho, no se corresponde con la verdad, porque ya en tiempo lejano escribí sobre ello en La Nación (N.° 360 - 13 a 26 de febrero de 2002). Quería entonces el CGPJ definir una política de imagen de la Justicia y, recurriendo una vez más a Quevedo, hube de decir a los señores jueces que arrojar la cara importa, que el espejo no hay de qué.
Y añadía entonces: La imagen de la Justicia es el espejo de su realidad, y para mejorarla, no cabría más solución que romper la cara, no el espejo; esto es: desmontar todo el chiringuito y empezar de nuevo.
Parece que aquella Comisión no dio los frutos esperados, y ahora el CGPJ se va a gastar 236.000 euros en una nueva intentona de mejorar su imágen. Y uno piensa si lo que habrá que hacer no es cambiar de cara en vez de maquillarse.

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