Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

lunes, 18 de julio de 2011

SOBRE PALOS Y VELAS.

Porque así de claro lo dice mi Coronel Flores Thies, en artículo que generosamente me envía, con una entradilla que lo explica bien, y una sugerencia -que para mí es como si fuera orden, y bien gustoso la cumplo- de dar sus palabras a los cuatro vientos, para beneficio de quien necesite luz:

***

Allá va eso. Se acabaron las medias tintas
y que cada palo aguante su vela ¿a que sí?
Si tienes ganas, manda esto por ahí...

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Hoy es 18 de Julio.

España ha descendido, Ejército incluido, a unos niveles de quiebra de dignidad moral bastante preocupantes. Y que nadie digo que exageramos, porque mañana en ningún acuartelamiento, centro militar, nave o aeronave se tendrá el más mínimo recuerdo a aquellos españoles, indudablemente de otra raza, que sin importarles sacrificios, y exponiendo su vida, evitaron que España se fuera por el sumidero marxista del Frente Popular el 18 de julio de 1936.

Hemos estudiado en los Colegios de Huérfanos cuando todavía no se llamaba CHOE, y allí estábamos los hijos de militares caídos en el frente de combate, pero eran más los hijos de asesinados. En nuestros colegios estaban mis compañeros Lechuga, Sevillano, Velloso, Serichol, Martin Posadillo, Pérez de Vargas... hijos de padres asesinado por aquel individuo al que el rey abraza y besuquea con pasión en cuanto se le pone a tiro; y también Carcaño, Núñez o Mota, hijos y hermano de asesinados en la Mola de Menorca... Porque eran más los hijos de asesinados que de los caídos en acción de guerra. En el colegio de huérfanos de la Armada los hijos de asesinados eran absoluta mayoría.

Ya no hay recuerdo institucional ni para unos ni para otros. Están muertos, bien muertos y no se merecen ni una efemérides en la orden del cuartel, ni media hora de lección de "moral", nada. Y mañana, los de la "Cúpula militar" mirarán para otro lado porque el cargo les va en su triste, sumiso y cobarde silencio. Se volverán a hacer fotos con la ministra que los convoca para ese evento cada dos por tres, y seguirán ordenando la destrucción de nuestro patrimonio militar, heroico e histórico. Y los demás, sin que nada ni nadie les haga reaccionar, disciplinadamente seguirán su ruta profesional sin pensar demasiado.

Pero nosotros, que somos de aquellos que podemos mirarnos a los ojos en el espejo, recordamos, conmemoramos y celebramos aquel 18 de julio. Y recordaremos a marinos y aviadores, a requetés y falangistas, a legionarios, regulares y "simples" soldados de todas las Armas; y recordaremos a los italianos que aquí, en esta ingrata tierra, vinieron a morir, y a los de la "Cóndor" alemanes que, gracias a ellos, el cielo no se convirtió poco después de empezada la guerra en un cielo "rojo" ; y a los portugueses, "viriatos" o simples legionarios; a los rumanos y a los rusos "blancos", estos encuadrados en la legión o en las Banderas de requetés; a aquellos franceses, belgas o ingleses que vinieron a España para defender sus mismos ideales (Rodolfo Herincourt, Peter Kemp...), grupos llamados minoritarios pero de gran valor para nosotros. A todos, porque rezaremos también por los de enfrente, es decir, por aquellos que combatieron con valor cara a cara y no desde la cheka, Paracuellos o los acantilados de Santander. Sí, también rezaremos por los "rojos".

Es el 18 de julio una fecha histórica y ni la cobardía ni las presiones nos harán renunciar a su recuerdo.

¡Arriba España!

Jesús Flores Thies
Coronel de Artillería-retirado

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