Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

jueves, 13 de diciembre de 2012

SOBRE LOS PALETOS PROVOCADORES.

Que son -reiterativa y aburridamente- los mismos separatistas catalanes de siempre, incombustibles aunque apolillados, ensoberbecidos en su mindundez.

Que no soy amigo del PP ya lo saben quienes tienen la paciencia de seguirme. Que al Ministro José Ignacio Wert lo he criticado -a mi modo de ver, con razón- en numerosas ocasiones, lo pueden comprobar yendo hacia atrás en este mismo blog. Que la nueva Ley que está proponiendo -y que ya sus mismos colaboradores quieren capar antes de que llegue al Parlamento- me parece algo menos mala que las actuales, lo dije hace poco; así como también dije que no es, ni con mucho, la Ley que hace falta para recuperar las décadas perdidas. Total: que no voy a defender al señor Wert por ser quien es, ni por ser del PP, ni por ser ministro del Gobierno del señor Rajoy.

Pero si voy a defenderme -bueno, a pitorrearme, para ser sincero- de los cenutrios del separatismo catalán. Porque ya están llegando al punto de aburrir, y el aburrimiento es mal consejero; porque están llegando al punto de la machaconería tocanarices y de la exasperación que exige velas a Sanseacabó.

Y acaso eso es lo que quieren, que se nos hinchen las narices tanto que les apliquemos la Ley vigente -no más, pero tampoco menos- en vez de tratarlos, como hasta ahora, como a los niños malcriados que son, dejándoles berrear en la pataleta irracional hasta que se aburran. Acaso quieren que se les aplique la colleja legal que están pidiendo a gritos, para hacerse las víctimas y presumir de mártires. Acaso quieren poder gallear de presos políticos, como tantos delincuentes comunes que hicieron de su estancia en el talego mérito democrático a la muerte de Franco.

Y acaso -sugiero, nada más- se les podría conceder lo que están pidiendo a berrido limpio, porque todo tiene un límite, y la paciencia del españolito de filas lleva demasiado tiempo puesta a prueba, y no abundan tantos los santos Job como para confiarse en ello. Acaso sea ya hora de que los señores fiscales a quienes corresponda, inicien los trámites para encausar a todos y cada uno de los gilipollas que vociferan que no acatarán la Ley. Y si los fiscales no cumplen, quizá sería hora de que el Gobierno presente las denuncias correspondientes en el juzgado de guardia. Contra los paletos separatistas y contra los fiscales prevaricadores.

Acaso sea ya el momento de responder a fulanos como un tal Alfred Bosch, que ayer mismo, en el Congreso de los Diputados de España decía -según El Mundo- "¿Qué harán? ¿Pondrán un guardia civil en cada aula?", "No nos moverán" -"No serem moguts"-. (...) "Déjenos un poco en paz"; "Ya vale de tonterías con las lenguas"; "No se les ocurra tocar a nuestros hijos"; "No sean pesados".

Pues eso mismo, Alfredito: no seas pesado, déjanos un poco en paz y ya vale de tonterías con las lenguas. Que lo único que esta Ley dice, es que el que quiera podrá elegir el español para estudiar, gilipollas; que nadie quiere tocar a tus hijos -sólo faltaba que se nos contagiase la catetez-, y que nadie quiere moverte, porque los marmolillos como tu están mejor quietos y os pasa como a la mierda, que huele más si se remueve. Que los bolardos -que vale por mojones- están clavados al suelo, y a ninguno nos interesa caer tan bajo.

Porque sólo desde muy abajo se puede ser tan tonto como para decir que "tendrán enfrente a un país entero en defensa de un modelo de éxito". (...) "Han chocado con un gigante" (...) "con una nación decidida a defender a sus hijos, a su escuela".

Sobre el éxito de su modelo de escuela, baste recordar lo que informaba La Gaceta en febrero pasado, cuando destapaba que ustedes -los gobernantes separatistas- esconden el fracaso escolar en la ESO con exámenes de nivel Primaria. Ese es su éxito: el de hacer a todos lo más tontos posible, de forma que a los sinvergüenzas les sea fácil manejarlos.

Por lo que respecta a "tener enfrente a un país entero...", si usted supiera sumar, señor Bosch, se daría cuenta de que -según las últimas elecciones regionales cuyos resultados comenté en su día- para un censo de 5.413.510 electores, ustedes -los separatistas de pelaje diverso y estupidez única- obtuvieron 1.717.461 votos. Esto, si las matemáticas no mienten, supone que su "país entero" se reduce a un 31,7 %. O sea: ni siquiera un tercio del total de la población.

Y nadie va a poner un guardia civil en cada aula; nadie, porque no haría falta en cuanto los delincuentes como tú estuvieran en la cárcel. En todo caso, la Guardia Civil no tendría que entrar en ningún aula porque tiene cosas más importantes que hacer; para los fantoches aldeanoseparatistas, bastaría con un mozo de escuadra, que ya advirtieron cuando su compinche Felipe Puig los quiso presentar como guardias de la porra de las veleidades separatistas, que ellos están para cumplir la Ley, que no son vuestro ejercitillo privado.

Que esa es otra fijación de los fantoches separatistas: la de tener su ejército para servir a sus intereses, dispuestos a la guerra con tal de seguir mamoneando; y así -véase La Gaceta- en estos mismos días el Centro de Estudios para la Paz JM Delàs -que su partido, señor Bosch, patrocina- estudian "la viabilidad de unas Fuerzas Armadas específicamente catalanas," seguramente como añadido a su propia solicitud al ministro de Defensa, de que preparase “un reparto de activos” para cuando “se produzca la independencia;” reparto que no podría consistir en “tanques obsoletos”.

Esas, señor Bosch son palabras suyas en el Congreso de los Diputados de España. Como el señor Morenés, a lo que se ve, carece de dignidad y de humor y de imaginación, usted sigue en libertad e imagino que sin recibir respuesta.

Por si le vale -que no le valdrá, pero ajo y agua- si yo fuera ministro de Defensa le habría respondido en el acto, y complaciéndole: con el envío inmediato de dos Banderas de La Legión -no me dirá que le ofrezco unidades de poca entidad-, con toda su dotación de combate, que a estas alturas andarían estableciendo el vivac en la plaza que ustedes llaman de Catalunya y que -como es habitual cuando estas unidades salen a pacificar territorios comanches- acaso habrían ya rebautizado como campamento España.

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