Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

lunes, 1 de septiembre de 2014

SOBRE LA CACERÍA DE PABLITO.

Cacería que -dice Minuto Digital- el señor Pablo Iglesias va a realizar para aplicar la justicia proletaria a los fachas. Al mismo tiempo, el pablete pide disculpas por no romper la cara a los fachas con los que discute en TV. Pueden ver el vídeo en este enlace de Dropbox.

Todo un hombrecito, pues, el tal Pablito. Gilipollas, pero hombrecito. Al menos, de boquilla, que es lo que suele perder a todos estos mamarrachos que bravuconean como si no se lo fueran a tener en cuenta. A fin de cuentas, hijos de papá que gallean protegidos por la impunidad que creen tener.

El problema llega cuando el otro no se achica y les planta cara. Entonces vienen las bofetadas -él es quien habla de romper caras, no yo- y si le cae alguna que sus matones no puedan parar, lloriquean como nenazas porque los fachas le han pegado.
Gracias a Dios, el fulano se descubre en la verborrea. Y ya nos ha dicho lo que piensa hacer: aplicar la justicia proletaria y partir caras. Es él quien ha empezado a usar esos términos y a mi me encanta poder decir, amparado en la impunidad del rojo gilipollas que cuando guste, y que para luego es tarde.
Ahí es nada: tener un capullo que amenaza en público, que larga por su boquita -o bocaza- de justicias proletarias y de caras partidas. Justicias proletarias como las de Paracuellos, la cárcel Modelo, Aravaca, Camuñas, las chekas comunistas, socialistas, anarquistas y de Izquierda Republicana... ¡Cuánto me alegro, Pablete de que lo digas claro! Cuánto me alegro de que ya ningún templagaitas pueda ocultar tu realidad de comunista soviético, de rojo antediluviano, de castrista, chavista o evomoraliano caribeño y espeso. Cuánto me alegro de no tener que dar más explicaciones si le conceptúo de niñato pijoprogre, o de mastuerzo caprino, o de rojo de mierda, con aspiraciones de asesino y deseos de criminal contra la Humanidad.
Lo que espero, es que los mismos jueces -españoles o internacionales- que condenan y persiguen a las gentes por sus ideas con ahínco digno de mejor causa, se dediquen a buscarle las vueltas al señorito rojo que no propaga ideas sino odios, y que no profesa pensamientos, sino amenazas. Espero, por supuesto, cómodamente sentado.
También espero que algún día el Pablito se atreva a poner en práctica sus galleos de golfante, y cualquiera de esos "fachas" a los que les quiere partir la cara le ponga los dientes en el cogote antes de que los prehomínidos de su corte de matones de guardia le pueda salvar.
Por mi parte, don Pablo, cuando guste. No salgo en la tele, pero si le valgo aquí me tiene. Venga a aplicarme justicias proletarias si tiene veinte suicidas -o más, si se acochinan y me dan tiempo de recargar- que le abran camino hasta mi puerta. O venga usted en persona a partirme la cara si tiene cojones.

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