Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

sábado, 23 de enero de 2016

SOBRE LOS PROGRAMAS SOCIOPODEMITAS.

Después de la espantá de Rajoy -muy en su tipo, aunque justo es reconocer que bien jugada-, negándose a presentarse en el Parlamento para que se las dieran todas juntas tras comprobar que Pablo Iglesias se arrogaba la Vicepresidencia del futuro Gobierno y marcaba las líneas del títere Sánchez, los analistas, tertulianos, comentaristas varios y -particularmente- los mismos políticos socialistas, han reclamado que antes de repartirse los sillones lo que debían era negociar los programas.

De lo que no se dan cuenta -o si, y entonces entramos en algo peor que la estupidez- es de que la línea y el programa de Pablo Iglesias es ese, el que ha expuesto: ser Vicepresidente -por ahora- y mandar en el Gobierno en el que Sánchez sólo pondrá la jeta. 

Por lo demás, nada nuevo bajo el sol. La prepotencia y la chulería de Iglesias y sus zarrapastrosos de ultraizquierda; la soberbia y zafiedad de Sánchez y sus matones; la obstinación y cerrazón mental de los que no ven más allá de expulsar a media España de las Instituciones, definen claramente el futuro.

Esto ya ha pasado. Si hace unos días comentaba que andábamos en 1931, ahora nadie con dos neuronas puede negar que nos acercamos definitivamente a 1936. Cuando las izquierdas, en los mítines electorales previos a las elecciones, clamaba por la guerra civil, y se disponía a acogotar a la derecha fuera como fuera. Incluso a tiros.

Que Dios nos la depare buena. Y, a ser posible, que nos de ocasión de devolverla.

Publicidad: