Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

lunes, 8 de marzo de 2010

SOBRE LA DEFENSA ZAPATERA DE GARZÓN.

Garzón con mayúscula, porque garzón -lo que se dice garzón- no le cuadra en absoluto a don Baltasar. ¿O si?
Total, que don José Luis Rodríguez ha tenido a bien ensalzar al juez Garzón como ejemplo de magistrado. Así es que, volviéndolo por pasiva, ya sabemos que tipo de juez quiere el Gobierno.
Jueces que mantengan en prisión a quienes le resulten ideológicamente antipáticos, aunque las posteriores sentencias certifiquen que no había pruebas para hacerlo.
Jueces que -según las sentencias de sus compañeros- hacen tan mal las instrucciones de los sumarios, que hay que absolver a los acusados. Recuérdese el caso Nécora, si la memoria no me falla.
Jueces a los que se les escapen narcotraficantes porque no se acuerdan de prorrogar la prisión provisional.
Jueces que dejan libres a etarras porque -ocupados en perseguir a ancianos extranjeros- se les pasa el tiempo máximo de prisión provisional sin haber terminado la instrucción del sumario.
Jueces que les pidan subvenciones, precisamente, a los bancos a los que están investigando, según documento gráfico que hace poco apareció en la prensa.
Jueces que viajen a costa del erario público para impartir conferencias que cobran a precio de oro.
Jueces que no informan de que van a cobrar doscientos mil dólares por impartir unas clases, mientras siguen cobrando su sueldo.
Jueces que mantienen en el limbo de sus cajones perdidos los sumarios que al Gobierno no le interese que se resuelvan.
Jueces que inviertan su tiempo -el que les pagamos nosotros- y los recursos de una administración de justicia -que también pagamos nosotros- en ponerse a preguntar a estas alturas si el Excelentísimo señor don Francisco Franco Bahamonde ha fallecido. ¡Como que lo iba a preguntar, si no estuviera seguro!
Jueces que espían las conversaciones entre acusados y abogados defensores.
Jueces que utilizan a los escoltas que les pagamos entre todos, para arreglar los asuntillos de su hijo, cuando conduce ebrio.
Jueces que admitan que una entidad bancaria que está investigando, le pague la matrícula de un curso en la Escuela Internacional de Naciones Unidas a su hija.
Y, sobre todo, jueces que se declaren socialistas -aunque independientes dentro de las listas electorales- de donde acaso pueda venir la explicación de la defensa zapatera.
Total, que la justicia la imparte el partido, y vamos a contentar a los garzones, no sean que nos toquen la rima. O los faisanes.

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