Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

martes, 12 de julio de 2011

SOBRE EL LENGUAJE NO SEXISTA.

O el lenguajo no sexisto, que la Junta de Andalucía -o el Junto de Andalucío- quiere imponer por ley a los establecimientos turísticos -establecimientas turísticas-, en todas sus actividades -y actividados-: publicidad, anuncios, documentación, correspondencia, facturas y hasta listas de precios. (O anuncias, documentaciona, correspondencia, facturos y listos de precias).

La cosa -lo cuenta El Mundo-, no le acaba de gustar a los propietarios de establecimientos turísticos, al parecer, porque -aducen- no hay normas generales y compartidas sobre qué es un lenguaje no sexista. Indudablemente, la cosa es peliaguda. Cada hotel y hotela, hostal y hostala, albergue y alberga, tendrán que anunciar habitaciones y habitacionas, duchas y duchos, cuartos de baño y cuartas de baña, desayunos y desayunas, comidas y comidos, cenas y cenos; cercanía a la playa o cercanío al playo; minigolf o -en fin, ustedes dispensen- minigolfa.

Lo mismo que los chiringuitos y chiringuitas playeros y playeras tendrán que anunciar paella y paello; sardinas y sardinos, boquerones y boqueronas, tinto y tinta de verano y verana, postres y postras, café y cafesa, copa y copo; jamón y jamona, melón y melona...

Y lo peor vendrá a la hora de presentar la cuenta, no vayan a salir los señores, señoras, señoros clientes, clientas, clientos, con el cuento.

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