Nepotismo -según la RAE- es la
desmedida preferencia que algunos dan a sus parientes para las concesiones o
empleos públicos.
Por lo tanto, parece evidente que si doña Manuela
Carmena, alcalda -no discriminemos por género llamándola alcaldesa- de
Madrid, ha contratado a don Luis Cueto -su sobrino político- como jefe de
Gabinete, saltándose el Reglamento de Ordenación del Personal del Ayuntamiento,
que prohíbe la contratación como cargo eventual de un familiar hasta el
cuarto grado de consanguinidad -vean La
Gaceta-, los que la critican por ello tendrán razón.
Sin embargo,
desde el Ayuntamiento madrileño defienden el nombramiento aduciendo que don Luis
Cueto es funcionario de carrera, y su designación es de personal directivo
no eventual.
La cosa merece cierto estudio, porque a fuer de
falangista puedo atenerme a la realidad sin caer en la conducta habitual de los
politicastros de carril, que denigran al contrario aunque tenga razón, y alaban
al propio aunque sea un cabestro. Como falangista, digo, puedo atenerme a los
hechos y analizarlos sin más limitación que mi natural capacidad. Capacidad que
-a qué negarlo, si ustedes no me iban a creer- supera en bastante a la de los
plumillas serviles.
Por lo tanto, habría que ver que tipo de relación
laboral une al señor Cueto con el Ayuntamiento. Una cosa es si el sobrino de la
señora Carmena ha sido contratado en unas condiciones distintas a las que
corresponde a un funcionario de su rango -grupo A1, nivel 30 máximo- o con unos
complementos desusados para ese rango; o si la vinculación no es funcionarial,
sino por contrato laboral; y en este último caso, si se sujeta al Convenio
correspondiente, o se ha firmado fuera de Convenio.
Comprendo que este
galimatías es un lío, pero tiene mucha importancia. Porque si el señor Cueto ha
sido nombrado, como funcionario, para un cargo de libre designación, todo es
conforme a la Ley y no hay nada que criticar. O -caso de haberlo- la crítica
sería hacia quien hizo la Ley vigente, no hacia quien se limita a aplicarla, que
es algo que también lleva haciendo libérrimamente el PP durante toda esta
legislatura en la Administración General del Estado.
Pero si el señor
Cueto no ocupa plaza de funcionario, y ha sido vinculado con un contrato
laboral, si se habría incurrido en una ilegalidad -porque está claro que no ha
habido tiempo de tramitar la correspondiente oferta de la plaza, con la
requerida publicidad y la concurrencia de candidatos- y, por supuesto, en un
claro nepotismo.