Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

domingo, 25 de octubre de 2009

SOBRE EL GRUPO TERRORISTA.

Y digo el y no un, porque desde hace un par de días no hay más grupo terrorista -toma castaña- que el llamado Falange y Tradición, del que la Guardia Civil ha detenido a cinco miembros.
Miembros que la prensa no duda en identificar con nombre y apellidos, domicilio y edad; datos que obviamente no voy a reproducir aquí. Datos que -también obviamente- ha tenido que facilitar el organillo correspondiente del Ministerio del Interior, tan diligente a la hora de callar como... vaya ustedes ya imaginan, cuando los detenidos son terroristas de verdad.
Y calificación de terroristas que no se les cae de las linotipias, o del teclado, o del chirimbolo ese donde leen los presentadores de televisión.
A continuación, surgen de inmediato los desmarques de tales o cuales grupos que mejor es no citar. Incluso alguno que, de las palabras de su fundador, debía recordar aquello sobre la dialéctica admisible cuando se ofende a la Justicia o a la Patria. Pero, como el grupo detenido aunaba en su nombre los de Falange y Tradición, es evidente -deducen- que no es de los suyos.
Desde mi Nacionalsindicalismo confeso, me niego a llamarme falangista precisamente por estas cosas. Porque soy Nacionalsindicalista en lo ideológico, sí; pero soy franquista emocionalmente, siquiera sea por querer suponerme bien nacido. Y no puedo -ni me da la gana- olvidar el enorme esfuerzo, el heróico sacrificio, la imbatible bravura, de los Tercios de Requetés. En nuestra guerra, y durante un siglo antes.
Como franquista y como admirador de los requetés no tengo sitio en según qué grupos llamados falangistas, y a ello me atengo. El pensamiento Nacionalsindicalista no me lo pueden negar, porque es mío, libremente elegido, estudiado y comprendido.
Pero a lo que iba: resulta que -tras leer la desinformación de Público y otros muchos panfletos- a los detenidos se les achacan unas pintadas, unas amenazas y desperfectos en algún edificio o monumento guerracivilista. Todos ellos, como se ve, delitos de enorme importancia, verdaderamente terroríficos. Y está claro que no hay más, porque de haberlo ya lo airearían.
Crímenes a los que ruego me apunten. Porque -aunque hace muchos años que no lo hago, ya se sabe que los delitos contra la humanidad no prescriben, y esto de las pintadas debe tener esa consideración- de joven bien que le dí al rotulador. Al spray no, porque soy un manazas.
También me confieso incurso en el abominable delito de amenazar a algún tonto, algún inepto, algún hideputa. En este diario hay ejemplos, y búsquelos el fiscal si le place. Darle los enlaces sería demasiado, coño, que se gane el sueldo.
De la misma forma -sin detalles por evidentes motivos- podrían encontrar razones para entrullarme por ciertos desperfectos de ciertos tugurios. ¡Hala, busca, busca...!
Así es que ya sabe el señor RuGALcaba: a su disposición para lo que guste.

SOBRE EL NUEVO "PACTO".

El que reclama -dice Público- el PNV entre Euskadi -esto es, Vascongadas- y España.
Sin que sirva de precedente, estoy a favor. Que se renueve el pacto. El que hicieron los señores de cada vallecito y caserío vascongado con la Corona de Castilla, a efectos de que ésta les protegiera y defendiera del afán imperialista del antiguo Reino de Navarra -al que temían como a un nublado-, y con la contraprestación lógica de vasallaje e integración en Castilla -y a través de ésta en España- sin más estupideces.

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