Dice la señora De Cospedal -véanlo en El Mundo de hoy, pág. 5- que la misma
corrupción que puede haber en un partido la hay en la sociedad en general. Y
añade que si en una sociedad se realizan conductas irregulares, se realizan en
todos los ámbitos.
Doña Dolores, evidentemente, sabe muy bien de qué
habla. También, por supuesto, el señor Sánchez socialista, o el señor o señora
como se llame de IU. Incluso el señor Iglesias, tan de moda. Todos ellos saben
muy bien de qué hablan, y nosotros también.
Es indudable que es un modo
de corrupción pagar una factura sin IVA, o al menos eso intentan hacernos creer.
Lejos de mi intención hacer apología de la evasión fiscal, pero me atrevería a
decir que, ante unos impuestos confiscatorios, eludirlos es casi un deber de la
inteligencia y una necesidad de la supervivencia.
Aún así, admito que no
pagar el IVA cuando se puede evitar sea evasión fiscal y hasta corrupción. Lo
que ocurre, doña Dolores -que ya se que no es usted la única, ni su partido;
pero ahora comento sus declaraciones y a usted le ha caído la papeleta- es que
no es lo mismo el ciudadanito que pide que no le hagan factura para no pagar IVA
al fontanero, al pintor o al mecánico, y el político que infla facturas, que
cobra sobornos, que admite cohechos y prevarica para conseguirlos.
Se
ponga usted como se ponga, ocurren dos cosas: la primera, que el ciudadanito ha
aprendido de ustedes y trampea para sobrevivir; la segunda, que el ciudadanito
puede, acaso, cometer un delito fiscal, pero ustedes no sólo cometen ese mismo
delito -multiplicado por miles o millones-, sino que además involucran en él a
quienes les han votado, que se convierten en cómplices.
El ciudadano
particular puede, tal vez, cometer un delito privado, cuya responsabilidad sólo
le incumbe a él. Ustedes, los políticos, cometen un delito que, además, daña al
Estado que representan.
Y luego se asombrarán de que los monigotes
descerebrados voten al primer sinvergüenza que se presente, y que los que aún
usamos dos neuronas pensemos que no hay nada menos malo para elegir y, en
consecuencia, les mandemos a todos -a todos- a tomar por culo.