Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

jueves, 12 de marzo de 2015

SOBRE LA NECEDAD PAISANA.


Se que lo repito con frecuencia y que mis habituales no lo necesitan; pero nunca se sabe cuando puede caer por aquí un fiscal progre, un juez garzoniano o un plumífero gilipollas, así es que recordaré que necio es el que no sabe lo que debería saber.

Lo de paisano quizá tampoco necesite mucha explicación, pero vaya, por si acaso, que se refiere al panfleto amarillo que se autotitula El País. Igual podría llamarse la zahúrda, y acertaría, acaso porque a estepaís lo han convertido en una vulgar cochiquera, donde toda miseria tiene asiento y todo villano reluce.

Pero a lo que voy, que es una infamia -una más de ese periodiquillo, acaso porque para salir de sus millonarias pérdidas sigue necesitando vivir contra Franco- publicada ayer y que prometía continuar.

Con la historieta de ayer, el plumífero "se centra en la relación con el dinero del dictador". Dejando a un lado la construcción gramatical -que sugiere lo contrario de lo que luego dice, y demuestra qué clase de iletrado escribe-, el caso es que todo lo que cuenta no sólo no indica que Franco tuviese particular interés en el dinero, sino que afirma lo contrario.

Empieza hablando del sueldo del General Franco como Jefe del Estado Mayor. Un sueldo de 2.429.98 pesetas de 1935, equivalente -dice- a 14,6 euros y -actualizado a día de hoy- a 5.261,80 euros. Poco -dice el propio plumilla- que afirma que el actual detentador de cargo similar cobra 118.701,86 -se supone que anuales, lo que daría 8.478,7 al mes, menos descuentos.

Quizá el plumífero -o mejor, dicho, bípedo implume- sea de los afortunados que pueden fijar su sueldo a voluntad, o goza del mamoneo correspondiente en su empresa. Franco -como cualquier militar de entonces y de ahora- tuvo el sueldo que le fijó el Gobierno de la República, en el cargo para el cual le había nombrado. Pero el necio escribidor sigue a lo suyo: aquél sueldo era mucho con arreglo a las pagas que en aquel momento previo al golpe percibían las tropas. ¿Para qué repetir quien fijaba los sueldos de los militares, quien incorporaba a los Presupuestos las partidas correspondientes, quien las aprobaba?

En un Estado de Derecho, es el Gobierno el que elabora los Presupuestos, y las Cortes quienes lo aprueban. Y en ellos se incluyen todos esos detalles de los sueldos del personal. Hay otro tipo de Estados y de administraciones, donde cualquier Chávez -y Chaves, o Griñan-, Maduro, Tomás Gómez, un hemmano de Arfonso, un Pujol, hace y deshace y se embolsa. El plumífero sabrá si su intención es decir que aquella republiquita era de ese tipo.

Otra cosa que dice el paisanete, es que Franco -desde ese puesto para el cual le había nombrado el Gobierno mas o menos legítimo de la más o menos legítima República- firmó acuerdos con fabricantes de armas alemanes como parte de un planeado rearme. Otra falacia con la que el plumilla demuestra no tener ni idea de nada, porque un General, por mucho que sea Jefe del Estado Mayor, no es quien para firmar acuerdos para la compra de armas. Eso compete al Ministerio, tras la aprobación del Consejo de Ministros si el gasto es considerable. El General, lo más que puede hacer, es recomendar tal o cual opción entre las que le ofrecen.

Pero si nos fijamos en otro detallito, quedará todo claro: Franco se forjó en La Legión. O sea, que -según este gilipollas-, la carrera militar de Franco no existía antes de La Legión, y sólo en ella tuvo lugar. No mandó tropas indígenas en Marruecos, no fue herido de gravedad, no estuvo destinado en Oviedo, y no fue llamado por Millan Astray para que fuera su lugarteniente en la creación de La Legión.

Total, que para este paisanillo necio, Franco salió de la Academia ya de Teniente Coronel. 

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