Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

sábado, 13 de febrero de 2010

SOBRE LA ALTURA DE GARZÓN.

Cuenta El Imparcial que una veintena de juristas e intelectuales, que en noviembre de 2008 ya se pronunciaron a favor de la investigación del juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón sobre los crímenes del franquismo, han suscrito un nuevo manifiesto en el que se declaran "indignados" por la causa abierta al magistrado.
Estos supuestos intelectuales -presuntos juristas, y autodenominados escritores, y teóricos artistas, y probados imbéciles- acaban su manifiesto diciendo que Garzón es un hombre decente capaz de poner el ejercicio de su profesión a la altura, teóricamente hablando, de nuestra democracia.
Pues si; eso es lo malo. Que la prevaricación y el cohecho marcan la altura de nuestra democracia, y a los gilipollas de la nómina de intelectuales de guardia les parece bien.

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