Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

martes, 13 de noviembre de 2012

A LOS PASOTAS, COBARDES Y TRAIDORES (Carta del Ilmo. Sr. D. Antonio Tejero Molina).

Está llegando un momento en nuestra Patria, que si no se actúa rápidamente nos encontraremos con una España además de pobre, rota. Y la verdad es que si esperamos contar con la clase política para que lo arregle, va siendo una utopía cada vez mayor.

Desde que murió el Generalísimo Franco, tras regalar el reino de España a Juan Carlos de Borbón, empezó el desastre. Este se inicio ya con Suárez, debido a la paulatina entrega de nuestra herencia a los mangantes que la esperaban para destrozarla; como así lo hicieron, hasta que consiguieron convertir a la novena potencia industrial del mundo en una nación a punto de perder su soberanía, ya que puede que sea intervenida por potencias extranjeras, muchas de las cuales pertenecieron al imperio español, cuando en España nacían hombres de verdad.

Estos individuos, se atrevieron a redactar una constitución donde se cambio nuestro mapa político, construyendo uno a la carta, creando unas llamadas autonomías, precursoras de unos separatismos que son las que ahora nos están anunciando a bombo y platillo sus ansias de independencia, sin que haya la menor reacción contra los que las abanderan.

Continuaron apoderándose de nuestro dinero, de tal forma que nos han dejado más que en la ruina, endeudados hasta los ojos, mientras que ellos han amasado miles de millones; millones que han robado a las clases humildes y a la clase media, y ahora nos obligan a pagar sus latrocinios consentidos, ya que ninguno de estos ladrones ha devuelto ni un céntimo del dinero mal adquirido.

Más tarde quitaron a España su dignidad, ya que en el mundo no pinta nada, se ríen de nosotros, y muchos se alegran de lo que nos sucede. ¡Qué bien lo han preparado nuestros ancestrales enemigos! Todas las democracias abanderan libertades, pero en la española se ha convertido en libertinaje. Hay libertinaje en las calles, en los colegios, en las universidades, en nuestra mal llamada cultura y también en contra de nuestras más hondas creencias históricas y religiosas, hasta tal punto que han despertado en mí y en muchos otros, un sentimiento de envidia hacia los pueblos que defienden su religión, e igualmente hacia los ciudadanos que escuchan con respeto y con la mano en el pecho su himno nacional.

En nuestra Patria, se anuncia que una masiva reunión de mal nacidos vascos y catalanes iban a hacer una pitada en el campo de fútbol mientras sonara nuestro himno nacional, y se les dejó entrar en el campo con los silbatos permitiéndoles que los usaran, hasta ahogar nuestro himno, y lo hacen en presencia del rey y de toda su corte que aguantaron flemáticamente el abucheo; siguió el partido ¡y allí no paso nada! los medios de comunicación llegaron a defender la postura de aquellos energúmenos, invocando una libertad de expresión constitucional ¡de vergüenza!

Este es un problema patrio, y comprendo perfectamente que aquel que sufre con el económico, no tenga ni tiempo, ni ganas de preocuparse de los sueños de independencia de aquellos que dicen no sentirse españoles, y que sin contar con el resto de sus conciudadanos intentan desgajar unilateralmente un trozo de la Patria.

Aquellos a quienes le han quitado lo más esencial de sus vidas, como es el trabajo el pan y la vivienda, en lo único que piensan, mientras esperan en las colas del INEM, en las de cáritas o en el anunciado desalojo de sus casas, es en buscar soluciones para sus vidas y las de sus hijos, además de despotricar contra los causantes de su situación.

Mientras tanto, el gobierno dando recortes y más recortes a las economías más débiles, a fin de sostener con ellos a quienes nos han endeudado de por vida robando y malgastando sin piedad, así como a esos diecisiete gobiernos autonómicos además del central; y lo que es peor, a esos sindicatos para que no tengan apuros económicos a la hora de preparar huelgas generales que tanto ayudan a la nación, y para cerrar esas compensaciones a los partidos políticos que amparados en una nefasta ley electoral son los causantes de muchos de nuestros males.

Me gustaría poder calcular los miles de millones que se ahorrarían, si las dichosas autonomías pasaran a ser solo diputaciones potenciadas, aunque sin cesiones de aquellas competencias que solo deberían pertenecer al Estado, sobre todo la educación, la sanidad y la justicia. Son incontables los paniaguados que viven del cuento autonómico, así como la cantidad de empleos, edificios, embajadas, consultores, vehículos, diputados, dietas, etc... que no sirven en la mayoría de los casos más que para alimentar votantes seguros.

¡No¡ No nos podemos imaginar el chorro de oro que eso cuesta, y que si se redujera a lo que debiera de ser, se acabarían las penurias por las que hemos pasado y pasan los humildes y la clase media; además al haber créditos podría dar trabajo la mediana empresa, que es la base de la nación. También se lograría que acabase la permisividad de que gozan las autonomías. En las escuelas no se inculcaría el odio y el desprecio a todo lo español, que hasta hoy ha sido permitido por los gobernantes. Desgraciadamente, esto tal y como está todo, es un sueño, porque ni el gobierno, ni el rey, como árbitro constitucional, tienen el valor y la equidad necesaria para acabar con este despilfarro económico, así como tampoco lo tienen para ilegalizar a partidos etarras que ya están gobernando en Vascongadas, gracias a la decisión del Tribunal Constitucional, ni con el separatismo vasco y catalán.

Todos los separatistas, creados a base de permisividad gubernamental, estarán viendo con placer como se aplauden mutuamente Arturo Mas y Otegui, que ya tienen encargadas sus coronas de reyes independientes. ¡Ah¡ Juan Carlos tendrá que mandar arreglar la suya achicándola.

Mientras estas cosas ocurrían, Mariano soñaba con Merkel con la tijera en la mano, y el rey de cacería de elefantes o de lo que sea, aunque más bien de lo que sea; y una vez conocida su escapada, ensayando la mejor forma de pedir perdón a los españoles, con cara de niño cogido en falta y prometiendo que no lo haría más... sin comentarios.

Tanto el gobierno, como el rey, la milicia y todos los españoles hemos contemplado durante años y años como, a cambio de unos votos oportunos, cada vez se llevaban más dinero y más competencias los separatistas, y no importaba que estuvieran preparando la independencia, intentando borrar a España, y a todo lo español, de su mapa autonómico… y todos tan contentos. ¿Y ahora que?

Por todo ello, por lo que deberíamos aprender de los izquierdosos. Es un crimen que un puñado de facinerosos se coman nuestro dinero, otros maten a nuestra gente, y se les premie dándoles un gobierno y encima quieran acabar con España; una obra de más de quinientos años y que de ninguna manera pueden disponer de ella, porque no es suya, pertenece a todos los que somos, a los que han sido y a los que serán. Pero aunque parezca mentira, lo están consiguiendo con la complicidad de la mayoría.

Que Dios nos ayude, y que confunda a los pasotas, a los cobardes y a los traidores, que han consentido y consienten el latrocinio, la injusticia, la traición y la desvergüenza en nuestra Patria…..y añado, que si esto es una monarquía parlamentaria, una democracia y un estado de bienestar, quiero borrarme de todo, porque es una puñetera mentira.

¡Viva España ¡


Antonio Tejero Molina.
Teniente Coronel de la Guardia Civil
Expulsado del ejercito por el 23-F.


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