Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

lunes, 24 de enero de 2011

SOBRE UNA PRECISION ACERCA DE LOS PRIVILEGIOS.

Porque mi camarada von Thies me hace llegar el siguiente comentario:
Siempre os olvidais de un privilegio de los Padres (¡ojo, y madres!) de la Patria, cual es que para ellos es gratis el teleférico de la Casa de Campo. Palabra de honor, no es broma.
Hay que reconocer que cualquier señor, señora, señoro, diputado, diputada, diputade, senador, senadora, senadoro, necesita inexcusablemente ver la madrileña Casa de Campo desde cierta altura, pues resulta indispensable para sus funciones.
Y a muchos de ellos, para localizar a su familia más directa.

SOBRE EL REFORMISMO SOCIALISTA.

Reformismo al que -dice La Gaceta, entre otros muchos- los "barones" socialistas han dado su visto bueno, con expresiones de absoluta lealtad a su carismático lider.
Reformismo que -como ya es sabido-, consiste en facilitar el despido, elevar la edad de jubilación, aumentar el número de años cotizados, bajar el sueldo a los empleados públicos, congelar las pensiones y otras tantas medidas igualmente sociales del estado de bienestar.
Reformismo para el que los "barones" socialistas han reiterado hoy su compromiso con la austeridad en el gasto público; por ejemplo, reduciendo la cochina ayuda de 426 euros a los parados de larga duración a 350, porque -en palabras del señor Griñán- el dinero para financiar estas políticas "es el que hay" y "no hay otra forma de financiación"
De todo lo cual, obviamente, resulta "imprescindible" que "todo el mundo entienda por qué se hace la reforma."
Después de dicho todo eso, tan bien explicado, resulta que -dice El Mundo en titular- el PSOE niega privilegios de los diputados y se sorprende del cambio de postura del PP.
Esto es, que para el PSOE no es un privilegio que mientras quieren elevar el tiempo mínimo de cotización a 39 años, los diputados se jubilen con pensión completa tras once añitos chupando escaño; ni es un privilegio que a los diputados no les descuenten los días que están ausentes de su puesto de trabajo en el hemiciclo; ni es un privilegio trabajar tres días por semana, ni tener prácticamente seis meses de vacaciones al año entre verano, Navidad y otras minucias.
Aunque lo realmente asombroso, es que -lo cuenta Público- El PP rechazó hace un mes revisar el complemento a senadores y diputados a propuesta de UPyD.
Y lo más asombroso, es que la rebaja de los populares se circunscribe a un complemento que perciben 81 parlamentarios, al no haber llegado a calentar poltrona los once años referidos, pero no piensa proponer ni una rebaja de los sueldos, ni una rebaja de los gastos suntuarios -taxis, descuentos en transporte, acceso a las autopistas, bienes en especie, como ordenador y teléfono-, de que gozan los señoritos del cortijo.
Para que no me llamen malhablado, lo definiré con la sentencia del señor Conde de Romanones: ¡Joder, qué tropa!

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