Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

jueves, 22 de enero de 2015

SOBRE EL ANIVERSARIO DEL FUERO DEL TRABAJO.


Me llega aviso de que la página web de la Fundación Nacional Francisco Franco (www.FNFF.es) dedicará un recuerdo especial, durante el mes de marzo, al Fuero del Trabajo, obra de Pedro González-Bueno y Bocos siendo Ministro de Organización y Acción Sindical del 1er. Gobierno Nacional, que fue promulgado el 9 de marzo de 1938. 

En ella se publicarán artículos, entrevistas, fotografías, etc.,  y a lo largo del mes, hasta el día 9  se seguirá ampliando información sobre el Fuero, obra que marcó la política económico-social en la era de Franco.

Nótese la fecha: marzo de 1938; esto es, en mitad de la guerra. La preocupación principal de aquél Gobierno y de aquellos hombres no era otra que la de mejorar las condiciones del trabajador. En este sentido, España no ha conocido legislación más avanzada, y quien lo dude que lea algunas cosillas que he espigado del Fuero del Trabajo:

Artículo 1º:
2.- Por ser esencialmente personal y humano, el trabajo no puede reducirse a un concepto material de mercancía, ni ser objeto de transacción incompatible con la dignidad personal de quien lo preste.  
(...)
6.- El trabajo constituye uno de los más nobles atributos de jerarquía y de honor, y es título suficiente para exigir la asistencia y tutela del Estado.  

Artículo 3º.-
1.- La retribución del trabajo será, como mínimo, suficiente para proporcionar al trabajador y su familia una vida moral y digna.

Como ven, nada de trabajo-mercancía, nada de mercado de trabajo, nada de esclavitud por horas como con las ETT introducidas por Felipe González y cuidadosamente amamantadas por todos sus sucesores. 

Y la retribución del trabajo -esto es: la de un trabajador- debía ser suficiente para mantener dignamente una familia. Lo mismito que los ahogos a fin de mes, incluso con dos nóminas, de esta cleptocracia.


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