Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

viernes, 24 de agosto de 2012

SOBRE LA SERPIENTE DE VERANO (O UN SANCHEZ GORDILLO EN EL LAGO NESS).

El Nessie de este verano, por arte de la descongelación de un par de prehomínidos, tal vez debida a las sucesivas olas de calor, es el comunista Sánchez Gordillo, alcalde, diputado autonómico, vividor de innumerables cuentos, sinvergüenza y ladrón. Todo ello, señor fiscal, cosas comprobables en la prensa de los últimos días.

El fulano Sánchez Gordillo, de la mano de otro cavernícola apellidado Cañamero, se ha propuesto amenizar la canícula, al tiempo que hace méritos de cara a un futuro de paniaguado del partido cuando se establezca la dictadura del proletariado. Su heroica lucha consiste en asaltar supermercados, asustar cajeras y meterse en las piscinas ajenas, cosas que a los rojazos de campanillas les parecerían mariconadas; pero eso es lo que da de si el rojerío pijo y señoritil.

Ahora, el fulano Sánchez Gordillo declara -véase Público- que no sabe si estaría borracho el ministro o es así de tonto, a propósito de la afirmación del ministro del Interior de que la ocupación de una finca había sido una patochada en connivencia con el propietario del lugar.

Cada cosa lo que sea, Sánchez Gordillo seguramente no se equivoca al definir al señor ministro. Ni al decir que lo que da mala imagen de España la dan el caso Gürtel, la acusación de Urdangarín, los Eres de Andalucía o los banqueros como Rodrigo Rato o Emilio Botín. Podría añadir que menos aún da buena imagen que un ministro del Interior -y el Gobierno entero- aguanten que un diputadín autonómico vaya robando comercios y allanando propiedades, y otro -esta vez en Extremadura- le copie la idea.

Pero la ignorancia, o estulticia, o simple gilipollez de Sánchez Gordillo, le llevan a decir que el consejo del ministro a los propietarios para que denuncien es franquismo puro y duro.

Ya sabemos que Sánchez Gordillo, amén de ladrón y sinvergüenza subvencionado, cifra su máxima aspiración en que los adictos a sus delirios soviéticos vivan a costa de los demás indefinidamente. Pero, como buen necio, fulano sin ideas, ni conocimiento, ni más que cuatro tópicos mal hilvanados, sigue metiendo la pezuña hasta el fondo de su pocilga cuando menciona el franquismo. Porque, si este sistema fuera franquista, ni Sánchez Gordillo ni su compinche Cañamero tendrían necesidad de hacer el payaso en defensa de los campesinos.

Y no lo digo yo -ultra, fascista, facha y todo eso, ya saben-; lo decía el propio Cañamero hace unos años, según tuve la satisfacción de comentarles hace unos días.

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