Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

jueves, 23 de diciembre de 2010

NOCHEBUENA Y NAVIDAD.

Y una vez más todos somos buenos -justos y benéficos como nos definió la anciana Pepa bisecular-, y nos iluminamos con los gustos iluminados del iluminado del alcaldete de turno, que al menos este año en Madrid no parece que haya colocado "estupro" como palabro navideño, ya es un avance.
Somos todos buenos, y compramos como cosacos borrachos lo que los grandes almacenes, las tiendas, las tiendecitas y las tienduchas tienen a bien colocarnos por Navidad. Somos todos buenos y repartimos buenos deseos hipócritas entre quien nos cae al lado, porque hay que vestir la fiesta (con minúscula), con la falsedad reglamentaria.
Somos todos buenos, generosos, alegres, simpáticos y nauseabundos. Y tan frescos.
Tan frescos, aunque al Niño Dios que es el que nos nace en el alma -de quien la tenga- Le dejamos en la puñetera calle durante todo el año. Le echamos de las aulas de los colegios, Le regateamos los belenes en los colegios, Le dejamos fuera de las cabalgatas de Reyes -y a los Reyes no los echamos porque el consumismo manda-, Le negamos los honores militares, Le hacemos nacer en el frío de las conciencias anestesiadas, y Le preparamos -con tolerancia de bóvidos y laicistas catolicidas- el Gólgota que vendrá.
Y tan contentos, con fiesta (minuscula una vez más), alcohol y refocile. ¡Y luego nos quejamos de tener lo que tenemos!
Mientras tengamos fiesta todo el año, ¿qué más nos da que Dios nos nazca, y nos muera, y nos resucite cada día, para hacernos dignos del nombre de hijos Suyos?. Mientras tengamos pan y circo, ¿qué nos importa que la caridad se comercialice bajo oenegés pedigüeñas y generalmente trinconas? ¿Qué nos importa tener a un Rodríguez, circunflejo y pasmado, revanchista de una guerra que ni siquiera perdió, pero que va a perder? ¿Qué nos importa que un Mariano no sepa qué hará con los arrejuntamientos homosexuales -que también son hijos de Dios, pero que no son matrimonio ni por el forro-, con los abortos -genocidio tolerado, alabado y sufragado-, con nuestra madre España -en venta por los posibles votos separatistas necesarios- hasta que hable la gente?
Por eso, mi felicitación navideña sólo va dirigida a quienes sienten que hoy nace Dios, y que España es su Patria. Los demás, que sigan con sus festines y -para no variar desde los últimos años- que les vayan dando, porque no merece una feliz Navidad quien no es capaz de sacar la cara por Dios, y quien mira impasible como le matan a su madre, España.
Para quienes -con todas las humanas imperfecciones- saben y sienten y respetan lo que pasa hoy, mañana, todos los días, un vídeo que me ha parecido inocente y gracioso -pulsen sobre la imágen, que les llevará a él, o descárguenlo si gustan-, y una felicitación legionaria -lo mismo digo sobre pulsar en la imagen-, por cortesía de Lobo_Ibero, a quien se la agradeco emocionado.

Y, ya que los soldados de España no pueden ofrecer a Dios el Himno Nacional, aquí siempre se Le ofrendará.

SOBRE LA MOVIDA SINDICAL MURCIANA.

Donde los ajustes económicos del Gobierno regional -del PP- ha provocado -véase El Mundo o La Gaceta- las iras de los funcionarios que, encabezados por doña Begoña García, la candidata socialista para presidir esa comunidad, y sindicalistas varios, ha agredido a dos barandas del Partido Popular local y montado una trifulca de consideración.
Y a mi no me parece mal que los funcionarios asaltados por decreto -o los parados, o los contratados por horas, o los famélicos, los de verdad, no los de Internacional chinchinera- les sacudan un par de soplamocos a los gobernantes inútiles, manirrotos, topiqueros y sinvergüenzas.
Tanto es así, que el ejemplo de Murcia me ha producido una indecible felicidad, a la espera de que se repita lo mismo -vapuleo de altos cargos, asalto a las cámaras legislativas- aquí en Madrid, en la mismísima jeta de señor Rodríguez.
¡Hala, comisionistas, ugeteros, ánimo: la Moncloa y la Carrera de San Jerónimo os esperan!
Y yo también. Pero sentado.

SOBRE LA DESVERGÜENZA DE GABILONDO.

No el cura rebotado a ministrillo zapateril, sino su hermano, el que en entrevista de Público se ufana de representar el periodismo veraz, el libre, el del respeto, el del rigor y el compromiso, por contraposición a otras cosas que también se llaman periodismo: el cotilla, el del chisme, el de la falta de compromiso, el de la extrema derecha.
Todo ello, a cuenta del cierre que su PRISA echa la semana que viene a su canal CNN+; y a pesar de confesar -esta vez en El Plural, y entre líneas, claro está- que no he podido hacer más (para evitar el cierre). Si acaso, haber logrado unos éxitos de audiencia que apuntalaran el canal... No he sido capaz.
O sea: que el chiringuito del PRISOE se ha caído de puro aburrimiento, y el plúmbeo señor Gabilondo ni siquiera lo puede ocultar.
Pero los hechos son los hechos; y, aunque dejemos a un lado lo que el denomina error en torno al 11-M -los periodiquillos rojos que se hacen eco de sus lloriqueos no dejan de echar en cara el error de Eduardo García Serrano con respecto a la virtuosa dama de la Generalidad de Cataluña que animaba a los críos a práctica sexuales de variada índole-, quedan algunos otros detalles en el haber de don Iñaki Gabilondo.
Uno, bien conocido y que seguramente algún aficionado a Youtube podrá encontrar fácilmente, el de aconsejar al señor Rodríguez que cultivase la tensión, que le convenía -vaya palabro para un periodista- "tensionar".
El otro que quiero citar -probablemente más desconocido, porque sólo quedará al alcance de los que ya doblamos el medio siglo de edad- que el señor Gabilondo fue despedido de Televisión Española -la de Suárez-, porque se comprobó que los reportajes de investigación con que gustaba lucirse, estaban amañados.
Además, ¿qué dijo este Gabilondo marrullero cuando el periódico cerrado por el cerco gubernamental era El Alcázar? Pues eso, Iñakin: que donde las dan las toman, y que los dioses te porculicen, mamarracho.

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