Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

lunes, 26 de septiembre de 2011

SOBRE EL ASNÓN.

El Asnón -sin errata- al que se refiere mi camarada Eloy en el blog hermano -Desde mi trinchera-, y que como fácilmente se comprende, salvo ser familiar del asno, es el individuo apellidado Ansón. O Anson, que no hay universal acuerdo, y el interesado no parece saberlo de primera mano.

Este señor Ansón es el ojeador principal, desde hace décadas, en esos concusos de carne más o menos fresca llamados de belleza, donde -por cierto- suelen ganar las más feas, acaso por el estrabismo moral del referido jurado vitalicio.

Este señor Ansón es el monárquico chapucero-gorrino por excelencia -seguido de cerca por el señor Peñafiel, pena de apellido para individuo tan abyecto-, de los de doblar servilmente el espinazo ante Franco en El Pardo, para luego ir con chismes a Estoril, aconsejando a Juan sin Tierra de qué forma hacerse con aquello que nunca fue suyo, y a lo que jamás tuvo derecho.

No se si este señor Ansón es el imbécil que hace unos días escandalizaba a los ignorantes, afirmando que de haber reinado el Conde de Barcelona -ese Juan Tres Palos que nunca fue-, hubiese tenido a Prieto como Ministro, como si eso no fuera ya archisabido, y no estuviera documentado en las cartas enviadas y recibidas por tres monárquicos y un idiota; pero seguramente será él, habida cuenta de su propensión a ejercer de heróico adalid de conspiraciones más o menos risibles.

Lo que está claro, es que este señor Ansón es tan mediocre, que no llega a darse cuenta de que Franco era tan inteligente como para no tomárselo en serio. Que acaso es lo que le duele, claro.

Y lo que uno no se explica, es como Franco nombró sucesor a quien nombró, al ver qué personajes tenía la monarquía alrededor. Pero es que Franco era el único monárquico de España, y no se pudo sobreponer a esa debilidad.

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