Antes que nada, por los garzones o los bermejos que pudiese haber al acecho, advertir que no estoy calificando de marrano al señor Rodríguez, sino que -según un periodista israelí citado por El Mundo- es él quien lo cuenta.
Lo que si afirmo es que Rodríguez Zapatero es tonto. Que Rodríguez Zapatero es necio; esto es, carente de ciencia, que es la etimología del término. Que Rodríguez Zapatero es más bobo que Pepiño, o sea, casi cum laude. Que Rodríguez Zapatero es un cabestro, un falsario, un mentiroso compulsivo y un mentecato. Que Rodríguez Zapatero es un enfermo mental -psicólogos que conozco me lo diagnostican de próximo a la paranoia, y me asombra hoy comprobar cómo hace tres años largos vaticiné su trastorno comparándolo a Nerón y poniendo de guía el nombramiento de Pepiño como ministro-; y es, sobre todo y ante todo, oceánicamente inculto.
Ahora sale el rojo de mierda -rojo se lo dice él; que es un individuo de mierda está a la vista de todos- diciendo que 'Antisemitismo había con Franco'.
Y se queda tan ancho, el hijoputa, con esa sonrisa de tonto de baba -cicatriz de maqueting en un rostro de pasmao-; con ese destripe de ojos besuguiles sin asombro; con esos calderones, no de buen actor, sino de encefalograma plano.
Había tanto antisemitismo, capullo, que el mismísimo Franco ordenó el reconocimiento de la nacionalidad española a todos los sefardíes, extendiéndola a cuantos judíos en peligro la pidieran. Había tanto antisemitismo, que Sanz Briz -embajador español- salvó a millares de judíos. Claro que -según tú, Rodríguez rojo de mierda Zapatero, y los que contigo cursan con éxito el master de cuatezonez avanzada y soplapollez aguda- los embajadores de España actuaban a espaldas de Franco y en su contra.
Había tanto antisemistismo, que los soldados de la División Azul -alguno de ellos de procedencia judía, ya ves- jamás hicieron el menor caso de las estrellas amarillas con que los nazis los distinguían, y divisionario hubo que, en presencia de policías alemanes, cedían el asiento a ancianos judíos, o recogían paquetes que a alguna mujer se le había caído. Y ¿sabes qué? Cuando los policías alemanes le señalaban la estrella amarilla, los soldados divisionarios mostraban la Bandera de España que engalanaba sus guerreras. Y ya estaba todo dicho.
Así que ya ves, gilipollas resentido y estúpido, el antisemitismo que había con Franco. Un Franco que no reconoció al Estado de Israel, si; porque España mantenía relaciones estrechas con los países árabes -que entonces eran árabes, no terroristas- y así convenía al interés español. Pero que jamás se puso el pañuelo del terrorismo palestino, porque Franco era un estadista, y tu, rojo de mierda, eres un mamarracho.
Lo que si afirmo es que Rodríguez Zapatero es tonto. Que Rodríguez Zapatero es necio; esto es, carente de ciencia, que es la etimología del término. Que Rodríguez Zapatero es más bobo que Pepiño, o sea, casi cum laude. Que Rodríguez Zapatero es un cabestro, un falsario, un mentiroso compulsivo y un mentecato. Que Rodríguez Zapatero es un enfermo mental -psicólogos que conozco me lo diagnostican de próximo a la paranoia, y me asombra hoy comprobar cómo hace tres años largos vaticiné su trastorno comparándolo a Nerón y poniendo de guía el nombramiento de Pepiño como ministro-; y es, sobre todo y ante todo, oceánicamente inculto.
Ahora sale el rojo de mierda -rojo se lo dice él; que es un individuo de mierda está a la vista de todos- diciendo que 'Antisemitismo había con Franco'.
Y se queda tan ancho, el hijoputa, con esa sonrisa de tonto de baba -cicatriz de maqueting en un rostro de pasmao-; con ese destripe de ojos besuguiles sin asombro; con esos calderones, no de buen actor, sino de encefalograma plano.
Había tanto antisemitismo, capullo, que el mismísimo Franco ordenó el reconocimiento de la nacionalidad española a todos los sefardíes, extendiéndola a cuantos judíos en peligro la pidieran. Había tanto antisemitismo, que Sanz Briz -embajador español- salvó a millares de judíos. Claro que -según tú, Rodríguez rojo de mierda Zapatero, y los que contigo cursan con éxito el master de cuatezonez avanzada y soplapollez aguda- los embajadores de España actuaban a espaldas de Franco y en su contra.
Había tanto antisemistismo, que los soldados de la División Azul -alguno de ellos de procedencia judía, ya ves- jamás hicieron el menor caso de las estrellas amarillas con que los nazis los distinguían, y divisionario hubo que, en presencia de policías alemanes, cedían el asiento a ancianos judíos, o recogían paquetes que a alguna mujer se le había caído. Y ¿sabes qué? Cuando los policías alemanes le señalaban la estrella amarilla, los soldados divisionarios mostraban la Bandera de España que engalanaba sus guerreras. Y ya estaba todo dicho.
Así que ya ves, gilipollas resentido y estúpido, el antisemitismo que había con Franco. Un Franco que no reconoció al Estado de Israel, si; porque España mantenía relaciones estrechas con los países árabes -que entonces eran árabes, no terroristas- y así convenía al interés español. Pero que jamás se puso el pañuelo del terrorismo palestino, porque Franco era un estadista, y tu, rojo de mierda, eres un mamarracho.