Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

sábado, 23 de julio de 2011

SOBRE EL VALOR DE LOS PISOS.

Detalle que -cuenta El País- no tendrán que declarar los parlamentarios, se trate de pisos, de locales comerciales, de naves industriales o de cualquier clase de inmueble.

¡Coño, señor Bono, por qué poquico.!

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