Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

miércoles, 20 de mayo de 2009

SOBRE EL SER "NO HUMANO".

Dice doña Bibiana Aído que el feto es un ser vivo, pero no es humano, porque no hay evidencia científica que así lo demuestre.
Olvidando la incontestable obviedad esclarecida por la ciencia, que ha determinado sin género de dudas que el embrión contiene ya el mapa genético que llevará el ser durante toda su vida -sea de dos días o de cien años-, y que también la ciencia nos enseña que el ADN es único e irrepetible para cada ser vivo, haré algunas precisiones.
La primera, ya citada por mucha gente y en muchos sitios, es que difícilmente puede terminar en ser humano un feto de conejo, o de zorro. Por más que, a veces, lo parezca; particularmente en género femenino.
La segunda, qué diferencia al feto -ser vivo, según doña Bibiana, pero no humano- del ser humano una vez parido. ¿Ocurre algo extraordinario en algún momento de la gestación? ¿Quiere doña Bibiana decirnos, acaso, que en cierto instante, posterior a las trece semanas según ella, Dios infunde el alma en el -hasta entonces- ser vivo pero no humano? ¿Es eso, doña Bibiana? Porque si el código genético es el mismo, eso es lo único que puede diferenciar una acumulación de células de un ser humano: el espíritu.
Con los antecedentes laicos, agnósticos, anticlericales, precivilizados, necesarios para formar parte de la banda de Rodríguez, pienso que no es eso lo que quiere decir la señorita Aído. Entonces, ¿lo que pretende decir es que el ser antropomorfo no es ser humano hasta que un funcionario lo inscribe en el Registro Civil? ¿Es la humanidad una cuestión de papeles?
Peligrosísima afirmación, que reduciría a los inmigrantes ilegales a la situación de animales, pues son seres vivos, pero sin papeles que les concedan la humanidad, según la Ministra. Cuídese, doña Bibiana, porque en cuanto los antirracistas y antixenófobos y antiintolerantes y otras recuas similares, probablemente capitaneadas por el joven Estebancito Ibarra, se den cuenta de lo que usted ha dicho, la van a empapelar. ¿O no?
Por cierto, ¿tendría la señorita Aído la gentileza de mostrar su partida de nacimiento? Porque tengo fundadas sospechas de que alguien -perdón, algo- con tan nula capacidad moral y ética no puede ser humano. Todo lo más, un feto inhumano.

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