Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

domingo, 25 de marzo de 2012

¿QUÉ PASA DE VERDAD?. (por Arturo Robsy).

La noticia de hoy, en espera del resultado electoral andaluz, empieza con un sinsentido. Dicen que Su Majestad se ha reunido en la más absoluta intimidad (quizá en camisón), o sea en secreto, con empresarios y banqueros. Hace días que lo hizo pero hoy se sabe. Intimidad o secreto, la discreción ha sido burlada, luego no han sido discretos del rey abajo. Y hasta se han conocido algunas íntimas palabras del Rey, como que está preocupado por la distancia creciente entre gobierno y sindicatos.

Lo más evidente, que la tropa no ve que estemos saliendo ni del túnel ni del trabajo ni de la miseria. Quizá porque empresarios, banqueros y estado son los que metieron al personal en el túnel, en el ahorro de trabajo y arramblaron con miles de viviendas, facturando a sus propietarios a los ojos de los puentes. O sea, parece que ahora hay empresas y bancas que sienten que sus negocios grandes se estremecen de miedo, y hay monarquías que trastabillan con regiones que no les hacen caso. Pero España no se tambalea más que hace un mes, ni se arruina menos con las medidas salvíficas.

¿Ha sido una reunión para enseñarse los miedos propios los unos a los otros? Casi como enseñarse las vergüenzas: si tu me muestras lo tuyo yo te muestro lo mío, caso de que jugaran a los médicos que quieren curar a la Patria. Y es sabido que un médico cura, dos dudan y tres, muerte segura: quizá por eso eran tres las partes en la intimidad: Empresa, banca y monarquía. ¿Será, pues, muerte segura? Y tampoco deja de ser curioso que esas tres instancias no han sido elegidas democráticamente y quizá por eso tratan de salvar los muebles. Los bienes muebles que alguien tendrá que pasar por la frontera, olfateando el camino que siguieron los oros del banco de España. Maniobra hecha por segunda vez por el socialismo, que es muy despierto. Fíate de los secretos y no corras.

Luego, como guarnición, las noticias teloneras, como por ejemplo que cada vez se oye hablar más de falangistas, de José Antonio, de La Legión. ¿Es que el fracaso de este sistema es tan grave que la buena gente se vuelve a otra época más recia y exacta y se dice ¿Virgencita, por qué no me quedaría como estaba? Porque los que habían nacido entonces estaban mejor que ahora, menos el monarca, y nunca sabremos si todos los que habían de nacer después lo hicieron. Muchos de esos, desde luego, no están mejor. El recuento dice que un millón de españoles no es que estén peor sino que no están. Han faltado a tres listas. Los han desertado. A bisturí o a raspado.

La doctrina liberal clásica quizá podría arreglar esas deserciones, de la vida, generalmente involuntarias: dejar hacer, dejar pasar, o sea que la abortista que lo desee se aborte. Y listo.

La otra noticia de guarnición consiste en que los comunistas y otros rogelios derribaron a Franco. Puede que lo hicieran en secreto también, como la reunión intima citada. No todos lo percibieron pero eso quizá es un efecto paradójico de nuestra ancestral credulidad o de algún contubernio entre la ultraderecha y las izquierdas, que siempre son ultras, exageradas e irredimibles.

En suma, ¿sabéis qué pasa de verdad? Que nada pasa a la luz del día.

Y así no hay quien se oriente.

Arturo Robsy

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