Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

sábado, 3 de diciembre de 2011

SOBRE LA CONFESION DE PARTE.

La parte -o quien sabe si las partes- de don Jesús Eguiguren, mandamás sociata de Vascongadas, que ha declarado lo que ya todos sabíamos: que el Gobierno pactó con ETA la Conferencia de Paz y que, de no haber estado todo liado y bien liado con los zapaterinos, no hubiesen acudido personalidades tan importantes como Kofi Annan y demás chupasangres de compañía.

Una vez sinceradas las partes del señor Eguiguren, cabe acaso recordar que también el señor López se mostró hace poco dispuesto a ser generoso con los presos de ETA, lo cual avala lo dicho por el barandilla del PSOE basko -que no vasco-, sobre la negociación.

Ahora, que esto ya no es la sospecha de los malpensados, sino la confesión del implicado, espero que los señores fiscales obren en consecuencia.

Espero, desde luego, sentado.

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