Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

sábado, 19 de agosto de 2017

SOBRE CURIOSAS COINCIDENCIAS.

Curiosas coincidencias, como la de que unos moritos okupen un chalet, en una acción sumamente querida, protegida, comprendida e incluso alentada por la señora Colau, los cenutrios de la CUP y, en general, por todas las autoridades de Catalunlla desde hace décadas. Curiosa coincidencia de comportamientos y actitudes entre los moritos asesinos y los autóctonos anarcoidiotas.

Curiosa coincidencia que los moritos decidan asesinar a cuantos perros infieles puedan, y lo hagan en una zona eminentemente turística de Barcelona, justo cuando los papanatas de la CUP -o sea, los anarcoguarros separatistas-, se dedican a atacar el turismo; y cuando los simpáticos huelguistas del aeropuerto de El Prat, tan bien considerados y apoyados por la susodicha señora Colau, por los socialistas de Cataluña, por los gilipuercos separatistas, y por todos los paletos con voz en prensa, hacen lo posible por jorobar también el turismo.

Y si, a qué negarlo: soy bastante malpensado. Lo peor es que suelo acertar.

Otra curiosa coincidencia es que, en según qué atentados, nuestros amados mandamases deciden usar la más feroz censura, disfrazándola de respeto, humanitarismo y otras gaitas igual de desafinadas. Ahora mismo, anda por ahí un mensaje de la Policía en las redes sociales, pidiendo que no se difundan imágenes del crimen, por respeto a las víctimas y a sus familiares. Un respeto que jamás se pidió -ni se tuvo-, cuando las víctimas vestían uniforme, acaso porque la sangre militar -como clamase Alfred de Vigny- era una sangre anónima y los asesinos eran de casa y no extranjeros que vienen a morder la mano que los alimenta.

Porque esa es otra coincidencia: que la censura -brutal, inmisericorde- sólo se produce cuando los asesinos son musulmanes. Ya se produjo en torno al 11-M, cuando las imágenes de la realidad sólo se conocieron -y en círculos reducidos- varios años después. Si quieren verlas sigan este enlace, pero les advierto que son imágenes tremendamente duras. Como lo fue la realidad.

Y ahora tampoco quieren que veamos la realidad, mezclando incluso a la Policía para que un respeto mal entendido calle la verdad. Pero la verdad, tozuda, se abre casi siempre paso. Si la quieren conocer más allá de las habituales idioteces, vayan a este enlace de Somatemps.

Si los políticos, los soplagaitas, los calzonazos y los cómplices no quieren que se vea la realidad, que pongan los medios para que no ocurra.

jueves, 17 de agosto de 2017

SOBRE LA HERENCIA DE PUJOL.

Pujol, don Jordi. O, para que nos entendamos todos los que hablamos la lengua de los fascistas Cervantes, Calderón de la Barca o Antonio Machado, Yordi Puyol.

Bien; ya se que es una extraña forma de comenzar un comentario sobre el atropello múltiple -cuando escribo nadie lo llama atentado- de las Ramblas de Barcelona, con dos muertos y decenas de heridos.

Como ya imaginarán ustedes, lo más probable es que esto haya sido obra de un pobre conductor despistado, acaso irresponsable jurídicamente por haber consumido alcohol, drogas o vaya usted a saber. Lo mismo que aquel famoso escape de gas del colegio de Ortuella, hace ya muchos años; o de la churrería del hotel Corona de Aragón, o tantos otros accidentes acaecidos a nuestra democracia que nos hemos dado a nosotros mismos.

Si esperamos unas horas, ustedes verán cómo este accidente -Zapatero dixit cuando la Terminal 4 de Barajas- acaba siendo obra de algún fascista.

Y, por supuesto, no tiene nada que ver con aquello de que los mossus descuadra estén más pendientes de si obedecen la ley, o le lamen lo que el protocolo separatista demande al mandamás independentista.

Ni que decir tiene, que tampoco tiene nada que ver con -vean por donde, volvemos al principio y les explico lo peregrino del título- con las exigencias de don Yordi Puyol de que le mandaran inmigrantes ilegales africanos, que no conocieran el idioma español, porque los hispanoamericanos le daban mucha lata con lo de la inmersión lingüística.

Y, como de costumbre, los catalanes -todos- pagando la gilipollez de los cuatro catetos que los sojuzgan y les roban a seis manos. Para urnas, para papeletas, para subvenciones y para los bancos de Andorra.

Publicidad: