Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

miércoles, 4 de marzo de 2009

SOBRE LA NULIDAD.

Nulidad de pleno derecho de la retirada de la estatua de Francisco Franco de su emplazamiento en Nuevos Ministerios; retirada que el fantasmal señor Rodríguez ofreció a su amigo y asesino Carrillo como regalo de cumpleaños.
Bien, pues el Tribunal Superior de Justicia de Madrid según informan Qué! -página 6 de la edición de papel-, y 20 Minutos la ha declarado nula.
Ahora, espero impaciente a que este Gobierno, tan respetuoso con las sentencias judiciales, con las investigaciones judiciales, con el apoyo a los jueces, etcétera, cumpla su obligación y proceda a la restitución de lo sustraído al pueblo de Madrid, máxime cuando ya el juez Garzón ha determinado que el Excelentísimo señor don Francisco Franco Bahamonde, Generalísimo de los Ejércitos, ha fallecido.
Otrosí, espero que al asesino Santiago Carrillo se le de un disgusto equivalente a la satisfacción que le pudiera producir la retirada ilegal e ilegítima de la estatua de Franco, a cuyos efectos -si no se me adelanta alguien con mayor jerarquía y derecho- me ofrezo voluntario.





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