Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

sábado, 4 de julio de 2009

SOBRE LOS PARECIDOS.


Los que encuentra don Iñaki Anasagasti, portavoz del PNV en el Senado y autor del libro Una monarquía protegida por la censura.
Dice don Ignacio cosas como estas:
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* No se puede hablar de algo tan importante como el jefe del Estado; hay una censura de hierro, un tratamiento hagiográfico propio de Irán, Corea o de países tercermundistas.
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* Tiene una educación militar y es un hombre inculto.
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* Me gustaría saber cómo sería si se hubiera informado sobre su vida privada, con sus distintas amantes, que las ha tenido; acerca de sus negocios privados, o sobre su papel de verdad en el 23 F.
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* En una ocasión, yo estaba en con Felipe Alcaraz, que llevaba una pegatina de No a la guerra y el rey nos preguntó por ese lema; al explicárselo, nos dijo que era militar y que a él le gustaban las guerras. Le contesté que eso me parecía una barbaridad, y que, si le gustan, podía ir él o su hijo.
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* No quiero comparar al rey con Berlusconi, pero es lo más parecido que hay. El rey es uno de los más ricos a pesar de todo lo que se diga. Es el único que se ha subido su atribución con la crisis porque el resto, las Cortes y la gran Administración tiene la nómina congelada, pero él se ha subido el sueldo. Eso, en cualquier país, sería un escándalo.
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* Que las cuentas de la casa real sean las mas opacas del mundo es increíble. Y luego, el protagonismo de la familia real, que no existe como tal en la Constitución, pero la gente se arrodilla ante ellos. Hay españoles que son simplemente imbéciles; yo no tengo cultura de vasallaje y no admito humillarme ante un señor que no ha sido elegido democráticamente.
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Por mi parte -¡quien me lo iba a decir!- no tengo casi nada que responder a estas aseveraciones del señor Anasagasti.
Unicamente una puntualización, y es que los buenos militares aman profundamente la paz, aunque a veces no sea posible; precisamente porque son los que mejor conocen lo que es una guerra.

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