Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

domingo, 17 de mayo de 2009

SOBRE LOS LISTILLOS IGUALITARIOS.

O sea: los listillos de guardarropía que miden a todo el mundo por igual rasero, coincidente en general con el suyo, harto menguado.
Lo digo porque, durante la emisión del programa Contracorriente, de Popular TV, el 14 de mayo pasado -programa que vi gracias al video subido a Youtube, y que aquí pueden descargarse si lo desean- en el que intervino Rafael López-Diéguez, un listillo de los de tecla fácil y gilipollez supina para enviar mensajitos de móvil, preguntaba si los que allí exponían sus ideas no irían buscando los 7.ooo €.
Por lo que respecta a Rafael López-Diéguez -al que, conste, no conozco más que de voz y foto- la estupidez de la presunción es evidente. Y lo es por una sencilla razón: que si lo que buscase en la política fuera un sueldo, harto más fácil lo tendría afiliándose al PP. Porque, de haber querido, seguramente ya haría tiempo que sería diputado, y que probablemente hubiera sido ministro.
¿Se imaginan ustedes si Blas Piñar y Raimundo Fernández-Cuesta, en vez de mantener sus Banderas, se conchavan con el chuletón de Ávila, por mal nombre Duque de Suárez? ¿Qué se hubiera hecho de los rosones, martinesvillas, colvosbustelos, orejas y demás ganga sin asomo de mineral útil?
Incluso -y sin que suponga inmodestia, sino valoración adecuada del ganado político que pasta fondos públicos hoy- este que suscribe podría haber llegado sin dificultad a, por lo menos, concejal de algo; cualquier cosita salvo Urbanismo, porque eso requiere condiciones especiales.
Eso, sin mencionar que, si en 1977 me hubiese afiliado a Alianza Popular en vez de hacerlo a Fuerza Nueva, probablemente ahora me tendrían ustedes de columnista en El Mundo, o La Razón, o el ABC, o todos ellos a la vez y cobrando, en lugar de en este humilde y casi desconocido blog donde ahora desahogo mis comentarios, o de las publicaciones -Fuerza Nueva, Cruz de los Caídos, Así, Eje, La Nación- donde lo he ido haciendo y, por supuesto, gratis.
Y -repito- no es inmodestia, sino justa valoración de la escasa valía del enemigo. Lo que ocurre es que para algunos la dignidad está por encima del pesebre.

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