Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

martes, 14 de febrero de 2012

SOBRE EL ANIVERSARIO DE MATÍAS MONTERO.

O mas bien, sobre dos actos de homenaje celebrados recientemente, de los que me da noticia mi camarada Lobo_Ibero, y que podrán ver cumplidamente -y mejor de lo que yo pudiera transcribirlo aquí- en su Cruzada Hispánica siguiendo el enlace.

SOBRE DOS CÍNICAS.

Si cínico es -según nuestra madre Academia- quien muestra cinismo, y cinismo vale por desvergüenza en el mentir o en la defensa y práctica de acciones o doctrinas vituperables, nadie se sentirá ofendido, ni molesto, ni alterado, si afirmo que la vicesecretaria general del PSOE, Elena Valenciano, y la Presidenta del chiringuito autónomo madrileño, Esperanza Aguirre, son dos cínicas. Además, con máster; y con sus vetas de hipocresía, necedad y estulticia, en lo que tiene de tontería.
 
La señora Valenciano -véase La Gaceta- aseguró que la reforma laboral recién aprobada por el Gobierno "no vea la luz tal como ha sido diseñada", porque a su juicio incluye medidas que suponen "prácticamente un retroceso a la situación predemocrática" y elementos que "no se atrevió a hacer ni la legislación franquista".
 
La señora Valenciano miente con toda su boca al insinuar que con Franco el trabajador estaba desprotegido y esclavizado. Por contra, la señora Aguirre miente con todos sus dientes cuando dice -y ya van como poco dos ocasiones- que es la legislación franquista la que ha causado cinco millones largos de parados.
 
Ambas mienten, y ambas lo saben. Ignoro la edad de la señora Valenciano, pero es evidente que la señora Aguirre tiene años como para haberlo vivido en primera persona, y saber que con Franco el empleo era casi pleno. Ambas son, pues, cínicas: mienten con desvergüenza.
 
La señora Valenciano, como roja, está en lo suyo difamando, tergiversando, acusando, porque de eso vive. Está en lo suyo pensando -es un decir- que basta que ella lo diga para que los trabajadores se crean que con Franco estaban peor. La señora Aguirre, además de mentir, expele lo de franquista como insulto, creyéndose que así la van a mirar mejor los rojos. Y como liberal, muestra la patita debajo de la reforma que convierte -ya definitivamente y sin remedio- al trabajador en mera mercancía.
 
Y para ahorrarme argumentos, aquí tienen la prueba de lo que digo:
 
* * * * *
 
Por ser esencialmente personal y humano, el trabajo no puede reducirse a un concepto material de mercancía, ni ser objeto de transacción incompatible con la dignidad personal de quien lo preste. (1)
 
El trabajo constituye uno de los más nobles atributos de jerarquía y de honor, y es título suficiente para exigir la asistencia y tutela del Estado. (2)
 
La retribución del trabajo será, como mínimo, suficiente para proporcionar al trabajador y su familia una vida moral y digna. (3)
 
El Estado velará por la seguridad y continuidad en el trabajo. (4)
 
El beneficio de la empresa, atendido un justo interés del capital, se aplicará con preferencia a la formación de las reservas necesarias para su estabilidad, al perfeccionamiento de la producción y al mejoramiento de las condiciones de trabajo y vida de los trabajadores. (5)
 
De modo primordial se atenderá a dotar a los trabajadores ancianos de un retiro suficiente. (6)
 
El Estado asume la tarea de multiplicar y hacer asequibles a todos los españoles las formas de propiedad ligadas vitalmente a la persona humana: el hogar familiar, la heredad de tierra y los instrumentos o bienes de trabajo para uso cotidiano. (7)
 
___
(1) Fuero del Trabajo, art. 1, 2
(2) Fuero del Trabajo, art. 1, 6
(3) Fuero del Trabajo, art. 3, 1
(4) Fuero del Trabajo, art. 3, 6
(5) Fuero del Trabajo, art. 8, 4
(6) Fuero del Trabajo, art. 10, 2
(7) Fuero del Trabajo, art. 12, 2
(9 de marzo de 1938)

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