Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

lunes, 15 de octubre de 2012

SOBRE OBISPOS RETRASADOS.

Que, en este caso, es don Sebastià Taltavull, del que dicen que es obispo auxiliar de Barcelona, a quien no se le ha ocurrido mejor cosa que decir -según El Mundo- que la iglesia catalana estaría al lado del pueblo catalán si opta de la independencia de España.

Estas declaraciones del señor Taltavull, en mi humilde opinión, no constituyen un ejercicio del derecho a la libertad de expresión, sino una afirmación de intenciones para la incorporación de las fuerzas bajo su mando a la secesión. Evidente delito, por tanto, que espero que el señor Fiscal correspondiente tome en cuenta. O, por lo menos, que tome en cuenta el Nuncio de Su Santidad, a efectos de degradar al obispo auxiliar a monaguillo.

Por otra parte, está claro que el señor Taltavull se considera obispo de la iglesia catalana; es decir, no de la católica, que es universal, lo que significa que este paleto llega cinco siglos tarde al invento de Enrique VIII de las iglesias nacionales.

Y en esto llega el cardenal Antonio Cañizares, y dice -véase Libertad Digital- que la estupidez de los prelados de las diócesis catalanas defiende el bien común.

Puestos a defender el bien común, piense quien tenga con qué hacerlo que, como sentencia mi camarada Arturo Robsy, si se para al catalanismo se ahorran millones.

Por lo demás, Santidad, es el momento, y para luego es tarde.

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