Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

viernes, 27 de septiembre de 2013

SOBRE METER LA MANO EN LA CARTERA DEL DIFUNTO.

O del -presuntamente- casi difunto.
 
Eso es lo que desea hacer -véase La Gaceta- doña Susana Díaz que, dicho sea para los que tienen el buen gusto de no seguir la farándula política, es la presidenta de la autonomía andaluza por decisión del señor Griñán, su antecesor.
 
Concretamente -dice el citado periódico- Susana Díaz pretende impedir que los andaluces que vayan a morir "previsiblemente" en el plazo de un año dispongan de su dinero y con ello evitar un presunto fraude fiscal.
 
Es decir: que si usted tiene la desgracia de padecer una enfermedad grave, el gobiernillo de Andalucía le impedirá gastarse sus cuartos como le salga de las narices. Ya sea dándoselo a sus hijos, a sus nietos, a sus sobrinos, a un señor que pasa por allí o a Perico el de los palotes. Usted, que se ha ganado con el sudor de su frente o -caso de los políticos, los ladrones, los cohechistas, los prevaricadores, los corruptos y otras gentes de mal vivir-, con el sudor del de enfrente, un dinerillo, no podrá disponer de él. Si usted tiene la desgracia de estar enfermo, la señora Díaz le impedirá gastarse sus ahorros en lo que le apetezca. Si está enfermo -o simplemente ha alcanzado una edad que la juntilla andaluza considera elevada- olvídese de comprarse un traje caro, un coche nuevo, un frigorífico de campanillas; olvídese de hacerse un viajecito que le alivie sus presuntos últimos días; olvídese de tomarse más de una caña los domingos, de cenar en un restaurante que ofrezca algo más que el menú del día, de invitar a comer a sus amigos y familiares. Cualquier gasto inusual será fiscalizado por los sinvergüenzas del gobierno autónomo, no sea que usted vaya a gastarse su dinero en lo que a usted le salga de... Vaya, ya se lo imaginan; no me hagan escribirlo, que siempre me dicen que soy muy malhablado.
 
Por supuesto, si usted aún no está a punto de palmar, olvídese de ahorrar cuatro duros -o sea, treinta y tres céntimos- con la intención de dárselos en mano a sus hijos, a su esposa o marido, a sus nietos o a una asociación para la protección del hijoputa integral.
 
En resumen: si usted tiene la desgracia de vivir bajo la bota colectivista y expropiatoria de la Junta de Andalucía, cédale sus bienes a doña Susana Díaz y muérase rapidito.

Publicidad: