Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

martes, 15 de mayo de 2012

SOBRE UNAS PALABRAS QUE ANIMAN A CONTINUAR.

Palabras que, a modo de comentario, me dejaba el hijo de mi camarada Luis Tapia Aguirrebengoa, que ya forma la guardia sobre los luceros. Aquí están:
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antonio tapia

Gracias Don Rafael. Gracias de corazón, aunque con retraso. Sirva este párrafo de gracias, por el recuerdo que hace usted a la memoria de mi padre. Preciosos artículos los que usted le dedica en su blog, donde se respira ese amor a nuestra España, que tanto falta hoy.

Releo algunos artículos de mi padre, recogidos en un compendio, TIEMPOS DIFICILES y observo que muchas de las alertas que nos dejaba impresas, se están cumpliendo. El nacionalismo separatista ha tomado gran parte del País Vasco; el terrorismo se afianza y claudican los gobiernos; se afianza la desespiritualización de España… seguirá a todo esto Ceuta y Melilla… está por ver lo que le queda de sufrimiento a nuestra España.

Le dolía España, como le seguirá doliendo desde el Cielo; como le duele a usted d Rafael, a mi y a tantos y tantos españoles, verla rota y en quiebra, ante la inacción de un gobierno que ha sido laureado, como en su momento fue laureado, por la casa Real, el señor Carrilllo. Aun está en el recuerdo Paracuellos. Parece que ya lo han olvidado. Hasta eliminado de la memoria histórica.

Gracias a usted y a tantos españoles que de el se acuerdan. Que desde 2006 traen a la memoria su recuerdo, que supo luchar por España hasta su ultimo aliento, cumpliendo con el Ejercito al que amaba, y con el juramento que un día hizo a la Bandera, lo que corroía a aquellos que olvidando su juramento permitieron el desguace de España. Y por amar a España, fue pasado a la reserva no llamándole al generalato. El señor Mellado entre ellos.

Siempre, D Rafael, los hombres de honor, entre los que se encuentra usted, saben sacrificar todo por el amor a Dios, a España y su bandera. Trato de seguir la huella de ustedes. Son el faro que ilumina nuestro camino. Que Dios les bendiga. Un saludo a nuestro estilo: Por Dios, La Patria, el Pan y la Justicia.
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He dudado si traer estas frases aquí, porque todos estos elogios que me dedica D. Antonio Tapia me sonrojan por inmerecidos. No hay nada que agradecer, ni nada que alabar, en mi recuerdo anual en este blog hacia el que fue -es- mi camarada y mi maestro. Cumplo, sencillamente, un deber de camaradería, y lo hago con tanto más gusto como que Luis Tapia fue un ejemplo para todos nosotros, los que le conocimos a través de sus artículos primero, y personalmente después, en aquella aventura de Juntas Españolas a la que él prestó su ánimo, su fe y su enorme corazón.

Luis Tapia Aguirrebengoa -hidalgo español a la vieja usanza, que no hubiera desmerecido un ápice al lado del gran Gonzalo que se inventó la infantería- impartía valor con su sola presencia, llevaba la verdad por delante, y razonaba como el hombre sabio y justo que era.

Traigo aquí las palabras de su hijo, porque además de a mi modesta persona, quiero que sus ánimos lleguen a cuantas personas de bien se acerquen por este diario.

Gracias, D. Antonio. En mi nombre, y en el de cuantos -aunque a veces el desánimo nos cerque- deseamos la España mejor por la que luchó mi Coronel Luis Tapia Aguirrebengoa.

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