Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

domingo, 13 de diciembre de 2015

SOBRE "COMPARATIVAS OFENSIVAS"

Lo que sigue me ha llegado por correo electrónico y, como al final pide difusión, procedo a ello con mucho gusto. Reenvío el correo dirigiéndolo al blog, así es que no respondo de que salga más o menos vistoso.
 
Debo hacer, no obstante, una precisión ante la comparativa que se propone. Y es que lo de los separatistas catalanes es de circo, y lo de don Adolfo Hitler fue una cosa seria. Todo lo delictiva que los señores políticos, los señores jueces, los señores fiscales, me obliguen a decir; pero seria.
 
Vaya, que ahí se lo dejo, y vean ustedes si el autor -al que desgraciadamente desconozco, pues me gustaría poner referencias y enlaces- está acertado.
 

Recibido con el preámbulo adjunto.
 
Ni la más remota semejanza de ideología cívico-sociológica excluyente. ¡Volem bisbes catalans! Y así "subversivamente". Todo democracia, solo democracia y nada más que democracia  con la estrella de cinco puntas que no es la svástica. Cualquier parecido es simple casualidad inherente al proceso. Barras y estrella.
 

Ante la intolerable oleada de difamaciones que pueblan Internet junto con otros espacios donde también florece el siempre deseable debate público como producto de la convergencia de diferentes corrientes de opinión, y actuando en mi calidad de autor y administrador únicos del blog, me siento en la obligación moral de precisar lo siguiente: que NO existen similitudes entre el nacionalismo catalán y el nazismo alemán fundado por Adolf Hitler.

 

 

Ninguna, ni la más remota; por mucho que algunos se obstinen en buscarlas.

 

 

No son en absoluto comparables, ni en sus métodos ni en la escenificación de sus multitudinarias movilizaciones.

 

 

Tampoco en su iconografía.

 

 

Desconozco a quién puede habérsele ocurrido tan disparatadas ignominias.

 

 

Pero albergo el convencimiento de que tales acusaciones responden, sin duda, a un ánimo infamante contra esa nobilísima y democrática opción ideológica de la Cataluña de nuestros días.

 

 

Y creo que es así porque resulta imposible encontrar puntos en común entre ambos movimientos políticos.

 

 

¡Como si alguna vez hubiera podido alguien demostrar lo contrario, vamos!

 

 

Nuestra postura ética, la mía y la de todos, no debe ser otra que la de hacer prevalecer la verdad negando cualquier semejanza.

 

 

Combatir esas malintencionadas analogías sin desca nso, con denuedo, vigorosamente... más aun, ¡febrilmente! En todo momento, circunstancia y lugar.

 

 

Desmentirlas, sea cual sea la clase de mentes calenturientas de las que provengan.

 

 

A mí se me hace muy difícil comprender cómo puede haber gente capaz de inventar maledicencias así, la verdad.

 

 

Sirva la presente aclaración como comunicado oficial de este sitio web y procúrese en adelante su máxima divulgación a iniciativa de los amables lectores que lo deseen.

 

En Cataluña, a primero de septiembre del año de Nuestro Señor de dos mil quince.

 

 

 Y EL FÚTBOL POLITIZADO, LO QUE FALTABA NEN.

 

 

 

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