Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

lunes, 2 de noviembre de 2009

SOBRE EL "ADEMAN IMPASIBLE" DE MI CAMARADA ALVARO.

Disculpen el juego de palabras, porque a lo que me refiero es al libro Impasible el ademán, de mi camarada Álvaro Romero, de cuya publicación les daba noticia hace unas semanas.
He tardado en leerlo más de lo debido por circunstancias particulares que no hacen al caso, pero no porque el libro sea difícil de leer. Al contrario, es de esos que uno leería del tirón si pudiera.
Impasible el ademán recoge entradas del blog de Álvaro, la ballena alegre, que van desde 2007 hasta hace unos meses, y que suponen un repaso por la agitada historia -y las ridículas historietas- de estos años. Historias e historietas sobre las que mi camarada opina -enseñando- con el rigor intelectual del que tiene las razones claras y la palabra aguzada como flecha.
Abre el libro un interesantísimo prólogo de Eduardo Arias, del que lo único que puedo decir es que lo suscribo de parte a parte, y que haría bien, quien esté en situación de actuar, de leerlo, estudiarlo y ponerlo en práctica.
Seguramente Álvaro Romero y yo nos habremos visto en Núñez de Balboa, pero entonces éramos tantos que se hacía imposible conocernos todos. Seguimos luego caminos distintos, aunque paralelos y con igual meta, porque en lontananza siempre estaba la misma España Grande y Libre, y al final nos hemos conocido y reconocido en este mundo virtual.
No creo que Álvaro Romero necesite de mi comentario para que le quiten, como churros según se suele decir, su libro de las manos. Pero a mí me apetece, y me gusta, y me da la gana, recomendarlo. Por ejemplo, como regalo en estas ya cercanas Navidades, y para ello pueden informarse en su página.
Y no sólo lo recomiendo porque me cite en varias ocasiones, lo que estimula mi vanidad, sino porque lo merece.

Publicidad: