Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

sábado, 24 de marzo de 2012

LA MUERTE SIN CONDICIONES. (por Arturo Robsy)

Unos versos en honor de la decimosexta compañía de la Cuarta Bandera, que atravesó la muralla de Badajoz como un viento de gloria. Para esos héroes -y el héroe nunca se equivoca- la vida, la suya, no era un derecho sino un deber. Y así se explican las historias valientes.


LA MUERTE SIN CONDICIONES.

EN HONOR A LA DECIOMOSEXTA COMPAÑÍA DE LA CUARTA BANDERA.
COMO SE VERÁ.

Por el medio de la tarde,
por el centro de la guerra,
hasta la muralla, metros,
sol ardiente, polvo y tierra,
almas con fuego encendido
y brillo de bayonetas.
Sudor hasta la muralla;
limpio acero hasta la brecha.

Legionarios que vencían
a la metralla y la espera.
Badajoz, oh Badajoz,
te cercan fieras banderas,
te cercan enseñas fieras.
Hombres son que han decidido
tomarte a la bayoneta.

Sólo son metros y fuego,
sólo son balas inciertas,
y balas que no se sienten
cuando vibra la corneta.

Hombres son los españoles
que van a saltar la brecha,
que apuestan toda la vida,
que juegan la vida entera
a una racha de suerte,
fiados en sus banderas.

Vidas son que apuestan hombres
para ganar las estrellas;
distancia para los sueños
de aquellos que no se arredran.

Sólo son metros escasos,
sólo son hombres alerta;
solo son bombas de mano,
sólo son miradas recias
que no apagará la muerte.

Suena ya, corneta suena,
que es la hora de la hazaña
de morir por nuestra tierra,
porque morir es más fácil
que esperar en la trinchera.

Pocos metros, pocos metros
cuando suena la corneta,
cuando los hombres, a gritos,
alzan las armas y cantan.
Carga la decimosexta
y es una furia de fuego
de aquella Cuarta Bandera.
Es una furia de acero
que vence porque libera
el alma muerta de España.

Y al cabo juntos ondean,
en la muralla tomada,
los vientos y las banderas
y las sangres de esta España.
¡Dadme cornetas que rindan
honores a nuestra raza!

Arturo Robsy

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