Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

viernes, 20 de mayo de 2011

SOBRE LA ORIENTACIÓN EPISCOPAL DEL VOTO.

Según informa La Gaceta, los obispos de Madrid han sugerido a los ciudadanos que voten por aquellos programas políticos "compatibles con la fe."

"Ningún supuesto o bien social o personal puede justificar la eliminación de un ser humano inocente por el aborto, incluida la llamada píldora del día siguiente, o la eutanasia", han puntualizado.

Nada que objetar; es lo normal que la Iglesia defienda la vida del ser humano y pida a los católicos que voten en conciencia.

Por mi parte, y dado que los Obispos no indican qué partidos son los que no cumplen esas condiciones que impedirían que un católico con "conciencia bien formada en los principios de la recta razón", les votara, haré unas indicaciones.

Por supuesto, ni comunistas ni socialistas pueden ser votados por un católico, puesto que defienden ferozmente como "derecho" el de asesinar nonatos y pasaportar enfermos, amén de otras muchas cosas.

Pero tampoco un católico puede -en conciencia recta- votar al PP.

Porque el PP dice que pretende derogar la vigente ley de aborto, sí; pero para volver a la anterior, la de Felipe González. Esto es: es igualmente abortista, y en Madrid -me circunscribo al ámbito de los Obispos firmantes- lo subvenciona generosamente doña Esperanza Aguirre.

Porque, también en Madrid don Alberto Ruíz-Gallardón fue pionero en distribuir libremente píldoras abortivas del día siguiente.

Porque en Madrid, el PP no ve mal la unión de personas del mismo sexo, y que esa unión genere derechos familiares; lo que no le gusta es que se llame matrimonio. Pura cuestión semántica para admitir hipócritamente el hecho.

Porque en Madrid, Ruíz-Gallardón subvenciona las carnavaladas homosexuales del gaycismo, en las que se insulta y ofende, grave y gratuitamente, a los católicos.

Esto es así, y acaso los Obispos no lo han expresado claramente porque consideran que la conciencia de los católicos ya lo conoce de sobra. Pero como yo soy muy cabezón, y bastante menos confiado en la conciencia rectamente formada que los señores Obispos, sí lo digo con toda la claridad necesaria.

Otra cosa es que los católicos lo sean de boquilla y en Misa de 12 los domingos, pura fachada, sepulcros blanqueados.

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