Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

viernes, 18 de diciembre de 2009

SOBRE UN CURIOSO VIDEO

Curioso y clarificador vídeo que me envían, con el comentario de "... y se quedan tan anchos".
Pues si: tan anchos y tan convencidos. Porque tienen razón y lo saben. Tienen razón en que ellos -los musulmanes- tienen fe, y los teóricamente católicos o cristianos no la tenemos ya. Tienen razón en que ellos están seguros y no ceden en sus seguridades por una chorrada de pijoprogresismo tolerante y bobo. Y, por lo tanto, tienen razón en que su religión musulmana será la única dentro de unas décadas, si es que el plazo da para tanto.
Y tienen razón en que, pensándose en posesión de la verdad, no pueden permitir que otros prediquen lo que para ellos es falso. Y, o aprendemos y correspondemos en la justa medida, o ya nos podemos ir comprando la chilaba y los zaragüelles -de moda, por cierto, esta temporada, y se pensarán que es el último berrido de la modernidad las imbéciles que los usan-, o podemos irnos dando por carne de perro infiel, decapitable a la mayor gloria de Alá y en merecimiento de las huríes.

SOBRE LA POLITIZACIÓN DE LA INEFICACIA.

Cuenta 20 Minutos -edición papel de Madrid, pág 2- que la sanidad madrileña es de las más denunciadas en España. Cuenta una serie de casos de negligencia -de los que ya dieron cuenta en su día los periódicos, radios y televisiones-, y recoge las principales quejas de los pacientes, entre las que figuran en lugar destacado las pocas ambulancias y la lentitud de este servicio.
Y doña Esperanza Aguirre comunica -ante la memoria presentada por una asociación privada denominada El Defensor del Paciente- que no le sorprende porque dicha asociación está "muy próxima" a un partido político.
Esta declaración -y usted, señora Aguirre, dispense la forma de señalar- es de un cinismo atroz. Y le cuento los porqués:
 
- Paciente de 92 años; fisura en un hueso del pié; hora y media esperando la ambulancia para el hospital; atención en urgencias inmediata y correctísima en cuanto a las pruebas y el escayolado correspondiente; cinco horas esperando ambulancia para el retorno a domicilio.
- Paciente de 92 años que, a consecuencia de demencia vascular, sufre ataques epilépticos esporádicos. Comienzo del ataque a las 21 horas, y llamada a urgencias inmediata. Llegada de médico a las 23 horas, que recomienda traslado a hospital. Llegada de ambulancia a la 1 del -ya- día siguiente.
- Paciente de 93 años, con ataque de demencia vascular grave, lo que implica violencia extrema, agresiones, intentos de suicidio... Llamada a urgencias a las 15 horas. Llegada de médico a las 17 horas. Llegada de ambulancia -pedida por el médico a las 17,15- a las 19 horas.
- Paciente de 89 años, inflamación de rodilla que impide movimiento. Llamada a urgencias a las 9 horas. Llegada de médico a las 10 horas. Llegada de ambulancia a las 10,30. Ingreso en urgencias a las 11 horas. Atención médica a las 12,30 horas. Pruebas, espera de resultados y actuación correspondiente, hasta las 17 horas. Espera de ambulancia para regreso a domicilio hasta las 18,30 horas.
 
Y esto, señora Aguirre, no son manipulaciones informativas de ninguna asociación contraria a su partido, sino cosas ocurridas entre los años 2008 y 2009, en mi entorno familiar. Tampoco son cosas que me invente ahora para escribir este artículo, y si lo considera necesario hay varios testigos de que ya lo comenté, cada cosa en su día, entre amigos y camaradas.
En suma, señora Aguirre, bájese del pedestal donde su soberbia la ha colgado; deje de atrincherarse en que toda crítica es política, y entérese de lo que pasa en el mundo, fuera de la política. Es decir: en el mundo de los que pagamos su sueldo, ese que ya quisiéramos muchos, aunque a usted no le llegue a fin de mes.
 

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