Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

jueves, 20 de noviembre de 2014

SOBRE HOY.


Hoy, que es 20 de Noviembre.

20 de Noviembre de un año -una etapa- profundamente marcada por el desmoronamiento de la política chapucera, del mal menor, del y tu mas; la política corrupta, ladrona, gobierno y oposición de los mediocres, de los tahúres, de los tramposos. De la política con minúscula, de trampear, de salir del paso, sin un sólo pensamiento elevado, sin más aspiración que perpetuarse en la iniquidad y sobrevivir al complejo y en el tópico. Política de mercachifles, negociantes sin pudor de lo más sagrado.

Y ante este panorama -que nos acerca aceleradamente a 1931- en esa fecha volveremos a clamar -un día al año y sin solución de continuidad- por la unidad de todos aquellos que, de una u otra manera, tenemos a España como norte. Y mañana volveremos a discutir por míseras pequeñeces, y volveremos a ser -cada uno de nosotros- los más puros, los más íntegros, los más sabios.

No se si repetir la llamada de todos los años. ¿Para qué, si quizá lo único que podemos esperar es que la Historia avance y, finalmente, todos nos encontremos en el punto donde cada cual se define sin remedio y ya no caben pequeñeces ni alharacas? 

Hoy es 20 de Noviembre. No es que seamos muy dignos de recordar a los dos mejores hombres que ha dado España en los últimos siglos, pero -al menos- que no falte el mínimo homenaje en una fecha en la que -desde mi punto de vista- se unen, en dos nombres, los de todos los que dieron su vida por una España mejor.

José Antonio Primo de Rivera, ¡Presente!
Francisco Franco, ¡Presente!
Caídos por Dios y por España, ¡Presentes!

¡Arriba España!

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