Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

miércoles, 6 de septiembre de 2017

SOBRE EL NO SE QUÉ DE LA DEMOCRACIA.

El no se qué, el no se cuantos, el vaya usted a saber y la repanocha en verso, porque de todas formas lo ha dicho la señora Sáenz de Santamaría para referirse al golpe de Estado de los separatistas catalanes.

A la referida doña Soraya ha debido impactarle profundamente el ataque a la democracia. Es lo único que ha dicho, -¡mire profe que esto no es democrático!-: que lo de los aldeanos separatistas es dictatorial, que no ha visto nunca en su vida un atentado así a la democracia

Y uno se pregunta para qué coño necesitamos a una señora Sáenz de Santamaría convertida en vicepresidenta del Gobierno de España, si el ataque a la unidad española le importa un carajo; si a España ni la nombra cuando la apuñalan por la espalda los villanos del cuento paleto, ni se le ocurre hablar de traición a España, de sedición, y de la reacción adecuada y suficiente.

Reacción sumamente pacífica, legalista y democrática que ya expuse hace meses en este mismo diario.

Así es que, mientras doña Soraya se solaza en la democracia de los cojones, yo aviso desde aquí a quien mande ahora en el glorioso Cuerpo de la Infantería de Marina de España -la primera del mundo- que sigo viviendo en el mismo sitio, y que -aunque ya no esté uno para muchas alegrías-, me pueden movilizar para lo que sea necesario. Que aunque sólo sea para hacer bulto, ya valdré.

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