Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

jueves, 30 de enero de 2014

SOBRE LA IGUALDAD DE TRATO.

Igualdad que promete nuestra bien amada Constitución, y que incluso exige una Directiva europea, amenazando con fieros males a quien ose tratar de manera diferente a quien sea diferente, porque es que los europeos somos así.

Ahora, vean estos dos titulares:

- El País: Detenidas seis personas por agresiones a un grupo de ultraderecha el 12 de octubre.
 Seis jóvenes han sido detenidos por agentes de los Mossos d´Esquadra por su presunta relación con una agresión a un grupo de personas que asistieron a la manifestación ultra del pasado 12 de octubre.

- La Gaceta: Seis detenidos por las agresiones a un grupo de extrema derecha el 12-O 
Al menos seis personas han sido arrestadas por los Mossos de Esquadra (...)  por su supuesta participación en las agresiones que sufrió un grupo de ultras de extrema derecha.

* * * * *

Los jóvenes o personas han sido detenidos en una casa okupada desde hace la friolera de 17 años, ahí es nada, y varios de los detenidos -según El País- tienen ya antecedentes policiales por delitos de lesiones, daños contra el orden público, contra la salud pública o denuncias por portar armas prohibidas.

O sea: unos angelitos, tanto los detenidos, como los jóvenes y vecinos que -en número de centenar y medio, lo cual no es mucho para un barrio como el se Sants- han cortado la carretera, con pancartas con lemas como "El fascismo avanza si no se le combate" o "Fuera los mossos de nuestro barrio".

Por esta parte, nada nuevo bajo el sol: ellos son jóvenes y vecinos, y por lo tanto pueden apalear, tirar piedras o apuñalar a quien quieran. Tampoco nada nuevo bajo el sol del amarillismo y la hideputez de la prensa: la agresión de los jóvenes se justifica porque los que estaban tomando un refrigerio en la terraza de un bar venían de una manifestación ultra.

Y luego, claro, se nos hincharán las narices un día, responderemos con la misma moneda -o con la escala de espléndidas matizaciones que enseñaba un carlista de pro en la anteguerra del 36: al insulto responded con el bofetón; al bofetón, con el palo; al palo, con el tiro- y seremos una banda fascista que agrede a simpáticos navajeros, drogadictos, antisistema e hideputas; eso si, profesionalmente jóvenes.

Con respecto a los titulares y comentarios de ambos periódicos citados y amarillos, sólo indicar al señor fiscal que corresponda la diferencia de trato y el radicalismo que muestran, para que tome las medidas correspondientes, empapelando a los redactores y directores de ambos panfletos.

Comprenderá, señor fiscal, señores jueces, que no vaya en persona a presentar la denuncia. Temo que sería arrestado por un incontenible ataque de risa. No merecen siquiera un modesto cabreo.

Comprenderá también, señor fiscal, que si afirmo y proclamo que los citados y amarillos panfletos son unos marranos, lo hago sin intención de dudar de su conversión, y por tanto no cabe interpretarlo en el sentido que le adjudicaba don Francisco de Quevedo y Villegas a su archienemigo don Luis de Góngora y Argote, sino que debe entenderse en su literalidad de puercos, cochinos, tocinos, cutos, chanchos si nos vamos a las Américas, guarros, gorrinos; palabras todas ellas que valen por cerdos.

miércoles, 29 de enero de 2014

DIGAN LO QUE DIGAN (SOBRE BLAS PIÑAR).

Blas Piñar fue mi primer Jefe Nacional.

Era Presidente de Fuerza Nueva, pero a los militantes nos gustaba más llamarle Jefe, y así lo hacíamos todos los que pusimos nuestras ilusiones en aquella agrupación de esperanzas de los últimos años 70. En mi caso particular, desde que un buen día de 1977 me acerqué a Núñez de Balboa 31 y sin encomendarme a nadie me afilié.

Tenía el conocimiento básico de lo que entresacaba de la revista del mismo nombre, que llevaba algunas semanas leyendo, y el rechazo visceral a la patulea canallesca que se había apoderado de la antaño tranquila y sosegada vida española.

Ayer, día de su fallecimiento, comentaba la prensa -creo que El País, pero no guardé el enlace porque el plumífero que escribía no tenía idea de nada, como es habitual- que Blas Piñar no era falangista; que había obtenido un escaño solitario en un parlamento en contra de cuya existencia estaba, lo cual no era lógico; que había terminado por admitir la Constitución; que había terminado con un pensamiento más cercano al catolicismo de derechas que al franquismo o falangismo.

No se si Blas Piñar era o no era falangista. Estoy seguro de haber visto fotos suyas con camisa azul en actos de esos años 77 a 81, y estoy seguro de haberle oído citar a José Antonio en muchísimas ocasiones. Esto -me dirán los falangistas megahiperpuros- no significa nada. Esto -diré yo, que tengo tanto derecho a hablar como los hipermegapuros- me enseñó a mí a llevar esa camisa azul, y a leer a José Antonio, cuyas Obras Completas adquirí en la librería de Fuerza Nueva.

Sin Blas Piñar y la FN de aquellos años 70 finales, mucha gente como yo no habría encontrado sitio a donde ir, ni donde usar útilmente el asco que nos producía la situación. Sin Blas Piñar y aquella FN, mucha gente como yo no habría encontrado quien le enseñara y le guiase. 

Cierto que los falangistas superpuros -esos que no conocen a nadie más tan digno como ellos- siempre le achacaron a FN su franquismo. Ellos -los que  todavía siguen dilucidando al cabo de casi cuarenta años quien es más puro y lava más blanco- eran y son antifranquistas, renegando de las mejores obras del Régimen de Franco que fueron hechas por falangistas, y renegando de las muchas generaciones que Franco quiso que pudieran acceder al pensamiento de José Antonio.

Sin la voluntad de Franco, el pensamiento falangista habría desaparecido por completo, y -al menos así lo veo- Blas Piñar y FN -y cuantos en sus filas militamos-, rendían a Franco el tributo de agradecimiento por el engrandecimiento de la España ruinosa de la monarquía alfonsina y la república criminal. Y por la transmisión del ideario joseantoniano que -lo repito- muchas generaciones pudieron conocer porque a Franco le vino en gana.

Y sin Blas Piñar y FN, todos los que no habíamos tenido ocasión de conocer a José Antonio -porque a nadie se le imponía, y solamente se facilitaba a quien quisiera- hubiéramos seguido sin conocerle. Sin Blas Piñar y su liderazgo, muchos no habríamos tenido la ocasión de conocer a tantos y tan buenos camaradas que nos enseñaron, nos guiaron y nos acompañaron y, en parte, aprendieron con nosotros. 

Quien no la viviera, nunca podrá comprender la camaradería de aquella Fuerza Nueva; el ímpetu, la voluntad de sacrificio, de esfuerzo; la alegría del servicio cumplido y de los proyectos por realizar. La disciplina y la fe en el mando -cuando el mando se lo ganaba a pulso, claro está-, y la hermandad entre todos. Aquello fue una escuela de doctrina, de pensamiento y de vida, y quien no lo entienda así es que no entiende nada.

Blas Piñar -dicen- obtuvo un escaño en un parlamento en contra de cuya existencia estaba. ¿Y qué? ¿Creían en este parlamento los batasunos, los separatistas del PNV, de CiU? ¿Creía el PSOE que acababa de abandonar el marxismo-leninismo? ¿Creía la UCD? En aquél parlamento no creía nadie. Pero Blas Piñar lo declaraba con honradez, en tanto que los demás callaban como... Bien, ya ustedes saben.

Blas Piñar obtuvo un escaño solitario. Cierto. Cierto también que Unión Nacional estuvo a pocos cientos de votos de alcanzar el segundo, que hubiese correspondido a Raimundo Fernández-Cuesta. Y cierto, igualmente, que aquél escaño solitario representaba la voluntad de algo más de 300.000 españoles, lo cual -para la población del momento- podría fácilmente corresponder a un 1,5 ó 2 por ciento del censo a nivel nacional. ¿Qué partido regional -PNV, HB, CiU- ha alcanzado nunca esa representatividad, aunque en la traducción a diputados les corresponda una decena?

Blas Piñar -dicen- había terminado por admitir la Constitución. ¿Y quién no? Cualquiera que quiera participar en la vida pública tiene que admitirla; tiene que aceptar que ese es el marco que hay, y jugar según las reglas establecidas. La diferencia es que los politicuchos al uso se derriten hablando de una Constitución que ni aplican ni respetan, y Blas Piñar siempre dijo que había que cambiarla. Lo mismo que ahora dicen todos, con tres décadas largas de retraso.

Blas Piñar estuvo siempre en contra de esta democracia. ¿Y quién está a favor hoy, cuando ya no sólo los que entonces venteábamos el futuro, sino hasta los más lerdos, la han conocido en lo que es? La diferencia está en que Blas Piñar -y los que estuvimos con él- lo dijimos siempre, a cara descubierta y con argumentos y razones. Sin ocultarnos, sin engañar, sin trapichear con la fe de quienes iban a elegir en las urnas, aunque las urnas no nos gustaran por lo que tienen de mascarada y de falsedad. Blas Piñar lo dijo muy claro en la campaña del referéndum sobre la ley de Reforma Política, que fue la primera vez que lo oí hablar, y cuyos argumentos -tan distintos de los que berreaban los demás- tanto coincidían con mi sentir íntimo. En este enlace pueden descargarse aquella intervención.

Que había terminado con un pensamiento más cercano al catolicismo de derechas que al franquismo o falangismo, dicen. La Falange, sin desear un Estado confesional, reconoció siempre la importancia de la Religión Católica y declaró que la misma inspiraría las Leyes. Franco, creador de un Estado confesionalmente católico hasta que la Iglesia quiso lo contrario, también tuvo como inspiración el catolicismo. En ocasiones, lamentablemente, incluso el clericalismo, que tantas piedras tiró tras la cara del Régimen.

Pero es que lo que resulta meridianamente claro para cualquiera que conozca algo de Historia, es que España ha de ser católica o no será. Que el distanciamiento entre el catolicismo y España está trayendo la destrucción de la Patria y -ya se verá- acaso el de la Iglesia. 

Que Blas Piñar -dicen- clamaba contra la destrucción de España que se seguiría de la implantación de los partidos políticos, de las autonomías, de la Constitución del 78... Pero ¿es que no está claro hoy la razón que tenía entonces al decirlo? ¿Es que los rojos -se lo dijo él- de Zapatero no han abierto la puerta al genocidio del aborto, a la aprobación de estatutos de autonomía cada vez más rencorosos y destructores? ¿Es que los separatistas no han utilizado las autonomías para crecerse y multiplicar el proselitismo merced a la mentira, al totalitarismo bananero y al tiro en la nuca?

Digan lo que digan -que lo dirán de uno y otro lado- Blas Piñar fue la cabeza visible de la reacción nacional frente a la traición de Suárez y sus compinches, frente al travestismo de Fraga y sus cómplices. Fue la voz de la España profunda y verdadera en un tiempo en que serlo no era fácil, ni cómodo ni bien pagado, y mantuvo hasta el final la bandera con honradez. 

Se que el ritual sólo adjudica la invocación final a quien ha caído en acto de servicio, y habrá quien me lo censure. Pero pienso que toda una vida de continuo servicio bien lo vale. Blas Piñar, ¡Presente!


lunes, 27 de enero de 2014

SOBRE LA "VERDAD" Y LA "JUSTICIA" DE LOS CÓMPLICES.

Les copio textualmente de El País, y luego hablamos:

“Deberían tener los mismos derechos: verdad, justicia y reparación, igual que nosotros”, afirma Mari Carmen Hernández, viuda de Jesús María Pedrosa, concejal del PP en Durango (Vizcaya) asesinado por ETA en 2000. Para ella, tanto los fusilados por falangistas como los muertos por la banda terrorista “defendían las libertades, los mataron por sus ideas”. “El Gobierno debería comprometerse y no vulnerar los derechos de las víctimas del franquismo”.

(...)

Robert Manrique, superviviente de la mayor matanza de ETA, el atentado de Hipercor, que mató a 21 personas en 1987, considera que las víctimas del franquismo tienen un “sufrimiento añadido”: “Sufren el abandono y sufren porque no han podido enterrar a sus muertos”. Preguntado por qué cree que las víctimas del franquismo no tienen los mismos derechos, responde: “Las Administraciones han visto en las víctimas de ETA un filón de utilización partidista. Con las del franquismo, después de tantos años olvidadas, pensaron que nadie iba a pedir por ellas. No dan los réditos políticos que dan algunas víctimas del terrorismo”. Manrique recuerda que durante mucho tiempo las víctimas de ETA sufrieron un abandono e incomprensión similar. “Hasta 1999 no hubo una ley de solidaridad con las víctimas del terrorismo. Las del franquismo llevan 70 años esperando y aún no tienen la legislación que se merecen”.

(...)

Maite Pagazaurtundua, hermana de Joseba, exjefe de la Policía Municipal de Andoain (Gipuzkoa) asesinado por ETA en 2003, invita a las víctimas del franquismo a reunirse con ellas —es miembro del Colectivo de Víctimas del terrorismo en el País Vasco, Covite— y “compartir experiencias”. No obstante, cree que en algunos aspectos aquellas lo tienen mejor. “En una parte del País Vasco sigue sin verse a ETA como algo negativo, pero no hay ningún territorio de la geografía nacional en el que haya cientos de personas a las que le parece bien lo que hizo Franco”, afirma.

* * * * *

Ustedes saben de sobra mi opinión. Saben que tengo muy claro que ETA mata españoles por el hecho de serlo, con independencia de su pensamiento político. También ha matado a algunos extranjeros, cierto, pero sin intención al elegirlos. ETA mata indiscriminadamente a los maketos, y quien quiera establecer distinciones de que si un asesinado era obrero que no se metía en nada, o político que defendía su democracia, es caer en la complicidad con un acto criminal que no tiene más objeto que asesinar españoles.

También saben de sobra mi pensamiento sobre los asesinatos etarras: que prefiero que no haya muertos, pero que si los tiene que haber prefiero que los muertos sean políticos a gente de uniforme. Cosa, por cierto, que a los etarras les costó mucho aprender porque en su cerrilidad criminal no veían más allá de las banderas de España del uniforme de militares, guardias civiles y policías, y tardaron en darse cuenta de que los políticos no tenían inconveniente en pagar con la sangre de otros.

Por tanto, los asesinados por ETA lo han sido porque eran españoles, y no por -como dice la señora Hernández, viuda de concejal del PP en Durango- sus ideas ni por defender las libertades entendidas al memocrático modo. En todo caso, a su marido puede que lo mataran por ser del PP; esto es, por ser político opuesto a los políticos separatistas; pero a la inmensa mayoría de los asesinados los mataron por ser españoles. Independientemente de lo que cada uno pudiera pensar. 

A los políticos del PP y del PSOE puede que los mataran por sus ideas, caso de que alguien, alguna vez, haya podido saber qué es lo que piensa el PP y el PSOE de algo. Pero ¿qué pensaban los generales, jefes, oficiales, suboficiales y soldados -incluidos, evidentemente, los de la Guardia Civil- asesinados? ¿Qué pensaban los policías, bajo sus diversas adscripciones? 

Sabían, sí, que el hermano de doña Maite Pagazaurtundua -sin acento en el periódico- era socialista. ¿Cuántos socialistas de uniforme, aunque fuera municipal, asesinó ETA? ¿Cuantos peperos? Y, ¿cuántos cuyo único pensamiento conocido era que habían jurado derramar hasta la última gota de su sangre en la defensa de España?

La cuentas, salvo para cretinos, están claras.

Pero esto casi es lo de menos. Porque lo más es la comparación entre los asesinados por ETA y las -dicen- víctimas del franquismo; comparación que sólo puede venir a un intento de congraciarse con los asesinos y sus cómplices habituales -los políticos del maten a quien maten mientras los muertos eran de uniforme-, y que le convierte a su vez en cómplices.

Puede que en la guerra y la inmediata postguerra se diera rienda suelta a venganzas, rencillas o envidias. Pero las víctimas del franquismo -ya es hora de decirlo bien claro, coño- fueron sometidas a  proceso y, en su caso, condenadas. Con muchas más garantías procesales de las que esas víctimas habían dado a sus propias víctimas.

En la España de Franco a nadie se juzgaba por sus ideas, sino por sus hechos. En la desgraciada España de la Segunda República y de ésta Monarquía memocrática, se juzga por las ideas. Se persiguen las ideas, no los hechos.

Yo soy Nacionalsindicalista. Para los poco versados, se lo aclararé en falangista. Y a mucha honra, porque falangista es una de las pocas cosas serias -otra es requeté- que se pueden ser en España, así como español es una de las pocas cosas serias que se pueden ser en el mundo.

Y a mi -a mí y a los míos, pero hablo exclusivamente desde mi opinión y no quiero mezclar a nadie- se me condena, por falangista, a compararme con los etarras, en las palabras de la señora viuda de concejal del PP en Durango. No sólo de ahora, porque los papanatas y los canallas ya hace tiempo que se aprendieron el latiguillo del fascismo de ETA, cuando cualquiera que no sea imbécil sabe que ETA es marxista. Por propia confesión.

Claro, que no es eso todo. La señora Pagazaurtundua me condena igualmente como a bicho raro, delincuente peligroso, cuando dice que no hay ningún territorio de la geografía nacional en el que haya cientos de personas a las que le parece bien lo que hizo Franco.

Pues, señora Pagazaurtundua, lo que no hay es ningún lugar en el territorio nacional donde no se cuenten por miles los que bendicen la época de Franco. Lo que ocurre es que ustedes los condenan por sus ideas, los condenan al ostracismo en los medios de manipulación de los que tan bien se valen para seguir en sus mamandurrias de viuda de pepero o hermana de socialista asesinado. 

Y por si algo faltara, llega el superviviente de Hipercor y dice que hasta 1999 no hubo una ley de solidaridad con las víctimas del terrorismo. Las del franquismo llevan 70 años esperando y aún no tienen la legislación que se merecen.

Esto es verdad. Lo es desde que un Gobierno de Franco concedió la amnistía total por los delitos cometidos en la guerra a todos los rojos que aún no habían respondido de sus crímenes, cuando la legislación que se merecían era la de Nuremberg.

Me he manifestado, por escrito, en innumerables ocasiones, y quien guste comprobarlo puede hacerlo con sólo descargarse todos mis artículos en los enlaces que hay en la página de Ediciones anteriores. Me he manifestado, físicamente, en unas cuantas, comenzando por la manifestación contra el terrorismo convocada por Fuerza Nueva allá por el año 1979, y terminando por la convocada por Juntas Españolas en -no recuerdo exactamente- 1988 ó 1989, de la que mi camarada Eloy hacía referencia hace poco en su Trinchera. Después de esa fecha, las circunstancias me obligaron a retirarme de la militancia activa, y tampoco he querido acudir al llamamiento de asociaciones que bendecían al PP y exigían ocultar sus símbolos a otros grupos, y que -ahora se ve- acabarían comparándome con los asesinos de sus familiares.

Así es que -una vez más, pero con más razón cada día- sigo en mis trece. Las mujeres y hombres de los Ejércitos, de la Guardia Civil, de los grupos nacionales, asesinados por ETA -o por el GRAPO, o por cualquier hideputa sin graduación- son mis muertos. Los demás, Dios me perdone, que se apañen con sus parientes lameculos y canallas.

martes, 14 de enero de 2014

SOBRE EL POLVO MORDIDO.

Decía ayer La Gaceta que un tal Pernando Barrena -filoterrorista etarra- afirmaba que la manifa separatista y proterrorista del sábado anterior había sido "un ejercicio de judo" con el que los vascos hicieron "morder el polvo a Madrid".
 
Dejando a un lado que lo que este fulano y La Gaceta llaman vascos ya serían baskos -o sea, para aclarar, los aldeanos cazurros del separatismo- cosa que no suelen saber distinguir y que tiene su importancia, lo cierto es que el comentario del Barrena acierta en lo principal.
 
Gracias, sobre todo, a los sucesivos gobiernos españoles -desde el tahur Suárez al pasmao Rajoy- los vascos han ido haciéndose mas baskos; esto es, más separatistas, más terroristas y más criminales. Véase el resultado de las últimas elecciones de la autonomía vascongada como mejor prueba.
 
Y lo cierto es que todo lo que hacen los baskos es un pulso a Madrid -esto es, a España- que van ganando por goleada. Sobre todo, porque en Madrid -o sea, en España- no hay lo que tiene que haber para hacer lo que hay que hacer.
 
Y que es, ni más ni menos, que -ellos son los que emplean este lenguaje, conste- hacerles morder el polvo a los separatistas. Ni que decir tiene que con la Constitución en una mano, y el Código Penal en la otra. Y explicándoles las cosas muy bien y, si hace falta, en su mismo idioma.
 
El 9 mm Parabellum, digo.
 

lunes, 6 de enero de 2014

SOBRE LA ENÉSIMA.


Sé que me repito, pero en justicia habrá que reconocer que no soy el único. Ya llevo algunos años repitiendo la viñeta que publicamos en su día en Cruz de los Caídos, revista de los Distritos de Ciudad Lineal y San Blas de Fuerza Nueva de Madrid.

Ahora bien: ¿quién es más pesado? ¿Yo, publicándolo año tras año; o ellos, emperrados en no irse?

Por si acaso, ahí va, también, otra viñeta de mi camarada JF, que aproxima el futuro.




Publicidad: