Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

viernes, 17 de julio de 2009

SOBRE OTRA RETIRADA HEROICA Y UNA GRAN VERDAD.



La retirada a Franco de las distinciones de Hijo Predilecto y la Medalla de Oro de la ciudad, acordada hoy mismo por el pleno del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, lo cual no es obstáculo para que hace 73 años saliera de las islas Canarias el Excelentísimo señor Don Francisco Franco Bahamonde, camino de África y de la jefatura del que sería Ejército del Sur, primero; y de la Jefatura del Estado español, después.
Llamar a los sociatas de mierda que han propuesto la canallada hideputas, como cervantino adjetivo de su condición, no conduce mas que a la definición de la cobardía patológica que les roe. Llamarles cabrones, sólo califica sus costumbres; llamarles sinvergüenzas es una tautología.
Así es que me queda con una frase que Público -panfleto del que tomo la noticia- cita entrecomillada como textual: "Ya era hora después de tantos años le retire un más que dudoso honor al general Franco, que la ciudadanía de Santa Cruz no reconoce", dijo la concejal del PSOE, Marián Franquet.
Indudablemente la señora -o lo que sea- Franquet goza una soberbia incultura, y por gracia de su vastísimo desconocimiento de la sintaxis del español, acaba diciendo que el honor era más que dudoso.
Nada que discutir, porque tiene la más absoluta razón. Con estos cuatezones, ser Hijo Predilecto es un más que dudoso honor, que ningún biennacido puede aceptar.

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