Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

martes, 25 de septiembre de 2018

SOBRE EL BARÓMETRO.

El que hoy ha publicado el CIS, según el cual don Pedro Sánchez le saca tres cuerpos a todos los demás jefecillos políticos, y el PSOE se llevaría de calle las elecciones.

El que esto ocurra cuando es evidente la traición a España por el favoritismo sociata hacia el separatismo catalán; cuando en unos tres meses han tenido que dimitir dos ministros y un alto cargo -la prensa no se puso de acuerdo sobre si era Directora General o Secretaria de Estado-; cuando hay otra ministra en el disparadero, no por haber hablado hace años con cierto Comisario Villarejo -actualmente en el trullo-, sino por haber negado por cinco veces lo que las grabaciones demuestran; cuando se están acercando presos etarras a cárceles próximas a Vascongadas sin que haya mediado arrepentimiento ni colaboración con la Justicia; cuando el propio Presidente del Gobierno está incurso en un posible plagio de tesis doctoral, dirigida por un Tribunal de amiguetes... 

En fin, cuando todas estas cosas -y otras muchas que seguramente olvido con la prisa- están sucediendo, resulta que los democráticos ciudadanos españoles adoran a Perico el Desenterrador, y están contentísimos del Gobierno del PSOE y sus múltiples aliados.

Por otra parte, ya lo dijo el señor Errejón: «Chávez vive; la lucha sigue»

No cabe duda de que tenemos lo que nos merecemos.


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