Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

miércoles, 5 de enero de 2011

SOBRE LA CULPA DEL PARO.

Cuenta La Gaceta que ayer le pusieron las peras a cuarto al señor Rodríguez en un mitin de Tenerife.

No sólo le recordaron el giro radical del PSOE en torno al tema del Sahara, sino que unos malajes le hicieron ver, en sus camisetas, la cifra de parados que su Gobierno había confesado horas antes, y ahí lo tienen en la foto para que nadie diga que me lo invento.

Sin embargo, don José Luis Rodríguez, tan hábil como siempre, halló la respuesta que encandiló a su auditorio: la culpa la tiene Aznar.

¡Menos mal! Por un momento, al ver la noticia, había pensado que iba a echarle las culpas a Franco.

Y lo mejor es que hubiera tenido razón, porque la culpa de todo esto que pasa la tiene Franco. Por haberse muerto.








SOBRE DELACIONES Y NAZISMO.

El señor alcalde de Valladolid, Javier León de la Riva -ese que cada vez que ve la cara y los morritos de doña Leire Pajín piensa en lo mismo, pobre hombre, qué mal gusto-, ha comparado las recomendaciones delatoras de la ministra de Sanidad -la susodicha doña Leire- con respecto a los fumadores, con el nazismo.
Si no fuera porque no es, ni mucho menos, el único que lo ha dicho, no merecería más comentario. Tampoco el señor León de la Riva -dada su evidente cortedad estética, amén de intelectual- sería merecedor por sí mismo de ser traído a este diario.
Pero como la misma idea, muy probablemente sugerida por cualquier meapilas pepero, se ha extendido considerablemente, me veo en la obligación de decir alguna cosilla.
No soy nazi -o sea, Nacionalsocialista- por la simple razón de que no soy de raza aria. Ni soy alto, ni soy rubio, ni tengo ojos azules, ni creo que la diferencia en el tono de la piel o del cabello deba significar más diferencia que la meramente estética. Creo que no hay más raza que la humana, y que todos somos hijos de Dios. Creo -porque es evidente- que no todos somos iguales, porque cada persona es diferente al resto, única e irrepetible. Y también creo que las diferencias entre grupos humanos no vienen determinadas por sus características físicas, sino por su educación, la cultura en la que han crecido, y las oportunidades que han tenido y aprovechado o dejado pasar y perdido.
Pero no ser nazi no significa que desconozca la verdad de la Historia, ni la verdad de lo que cada ideología es y ha sido. Y sin negar el llamado Holocausto -no sea que me vea en la cárcel simplemente por tener una duda intelectual y atreverme a expresarla-, lo que si afirmo con toda la rotundidad posible, es que el tema de las delaciones -sobre todo de las delaciones anónimas que preconizó inicialmente la señora Pajín, aunque posteriormente haya recogido velas- es mucho más típico del bolchevismo -soviético, cubano o español- que del nazismo.

SOBRE CABEZAS Y PIES.

Se trata de esos ocho jugadores de la Real Sociedad de San Sebastián que -dice El Imparcial- han llamado a tomar parte en la manifestación a favor de los derechos de los presos de ETA convocada para el próximo sábado en Bilbao.
Que yo sepa, ningún periodiquito -periodiquín, periodicucho-, de ultraizquierda ha dicho esta rotativa es mía sobre el tema, muy al contrario de los repiqueteos chinchineros regurgitados cuando Sergio Ramos hizo un comentario en no se qué red social y lo finalizo con ¡Arriba España!
Está claro que querer que España esté arriba -lo mismo del ancho mundo que del podio motociclista- es una grave falta, un definitivo delito que puede acabar con la carrera futbolística de un gran jugador, en tanto que apoyar a ETA es un gesto solidario.
Bien; uno entiende que estos individuos, a fuerza de ganarse la vida con los pies, hayan acabado pensando con los mismos. Pero acaso algún fiscal podría utilizar la cabeza para algo más que -sigamos el símil futbolero- echar balones fuera, y concluir que este apoyo bien pudiera constituir delito de colaboración con banda armada.

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