Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

viernes, 8 de junio de 2012

SOBRE LA PROPUESTA FASCISTA DEL PSOE.

Antonio Miguel Carmona es un minidiputado socialista; esto es: un diputadito de la asambleílla de Madrid. Antonio Miguel Carmona también es contertulio habitual de Intereconomía -o lo era hasta hace unos meses- con la habilidad de interrumpir y no dejar hablar a nadie, y encima hacerse la víctima.

Antonio Miguel Carmona es un elemento capaz de seguir la línea recta que le ha trazado el partido, como las gallinas hipnotizadas siguen la raya de tiza sobre la mesa. Tiene la capacidad de ponerse las anteojeras de burro y no salirse del surco, por más que le estén demostrando que está errado. Y herrado.

Y Antonio Miguel Carmona acusó ayer -véase La Gaceta- a Esperanza Aguirre de hacer una propuesta -la de reducir el número de diputados autonómicos- igual a una que Mussolini realizó el 14 de marzo de 1928. Buena memoria la de este socialista al que todo el mundo conoce, precisamente, por hablar en una emisora que su partido tilda de ultraderechista. Lástima que la misma memoria no le alcance para recordar que -como también ayer mismo afirmó su compinche de partido José Quintana- los socialistas "ya propusieron que la Cámara no subiera de 109 parlamentarios".

O sea, señor Carmona: que los primeros en hacer propuestas fascistas son ustedes. Nada extraño, teniendo en cuenta que Mussolini fue socialista hasta que los socialistas le echaron y vió la luz.

Por otra parte, el señor diputadín Carmona considera que la reducción del número de diputaditos autonómicos representará un ahorro ridículo, cifrado en unos 15 millones de euros.

Será ridículo, señor Carmona; pero es igual al gasto que la Comunidad de Madrid va a reducir en base a, por ejemplo, hacer que los ancianos que utilizan los Centros de Día se dejen en ellos un tercio de sus rentas.

Para usted y sus compinches sociatas, señor Carmona, es mejor tener políticos -como usted mismo- mamando del presupuesto que atender a los ancianos, claro está. De igual manera que doña Esperanza Aguirre, presidentita madrileña, prefiere que paguen los ancianos mientras -véase QUE- sigue sufragando operaciones de cambio de sexo con tal de que el solicitante de tijeretazo lleve dos años residiendo en Madrid.

Que asco dan ustedes, señor Carmona, señora Aguirre. ¡Qué asquito dan todos!

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