Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

jueves, 21 de mayo de 2015

SOBRE ERRORES INFORMÁTICOS.

Error cometido por -dice El País- el Gobierno vasco, al incluir entre grupos terroristas a la Guardia Civil, así como a  "Galindo, Dorado, Bayo", y "Saenz de Ynestrillas, Duce".

El error -denuncia Covite- se encuentra en una base de datos de la Secretaría de Paz y Convivencia a la que se accede a través de la web de la Lehendakaritza. O sea -digo yo- que no es que esté en la página de un aficionado o de un hideputa sin graduación.

Sin embargo, esto de los errores informáticos lo comprendo perfectamente. Los ordenadores son máquinas tontas, y para su correcto funcionamiento necesitan personas razonablemente listas. Cuando el ordenador lo maneja un tonto, ocurren errores informáticos como el acontecido en la web del gobiernillo autónomo de Vascongadas.

Digo que lo comprendo, y aún lo sufro con frecuencia, porque también hay ordenadores que parecen tener ideas propias, y a veces hasta los periféricos -entiéndase que los periféricos informáticos (ratón, teclado), y no periféricos regionales- tienen sus propias voluntades.

Así, entiendo que a los periféricos baskos el ordenador les haya jugado la mala pasada de poner Guardia Civil donde ellos querían, sin duda, poner Gran Cabrón, evidente indicativo de Sabino Arana, padre de la plena gilipollez separatista, aldeana, cazurra, racista y criminal.

Lo entiendo, porque a mí me pasa igual, y mi teclado -en realidad, cualquiera de los tres que uso habitualmente, pero vaya en singular por facilitar la lectura- tiene su propia manera de entender las cosas, resumirlas, definirlas y clarificarlas.

Así, cada vez que escribo una "b", me ofrece entre las opciones las de basko (que no, evidentemente, vasco, porque mi teclado sabe ortografía y sabe distinguir entre las personas), basto, bestia, bergante, birria, borrico, bruto, burro... en fin, cosas que pueden comprenderse, porque a fin de cuentas es un listado alfabético de términos políticamente equivalentes.

Lo curioso llega cuando escribo una "h". Porque entonces mi teclado manda una extraña señal a la CPU, por la que esta interpreta que pretendo decir hideputa -nada descabellado, dada mi afición por el cervantino apócope-; pero a continuación ofrece otros términos -etarra, peneuvero, separatista, asesino- que ortográficamente no presentan coincidencia.

Igual trasvase de lo ortográfico a lo conceptual ocurre si, por ejemplo, intento escribir Iñigo Urkullu; que el jodío ordenador me pone Imbécil Capullo. ¿Y qué me dicen cuando me cambia Arzallus por Canalla, que ni siquiera hay coincidencia de iniciales? Pues, ¿y de la habitual sustitución de PNV por ETA?
En fin: lo dicho, señor fiscal: que los errores informáticos tienen estas cosas, y que cuando guste puede llevarse mi teclado a la cárcel, para que le haga compañía a los ordenadores del gobiernito autónomo de las provincias Vascongadas. Por mi parte, soy tan inocente como el señor -capullo (no, no es eso...), cabrón (tampoco...), canalla (que no...) asesino (no, no, no...)- Urkullu (ahora si), en estos errores informáticos.

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